POLITICA
ministerio de seguridad

Patricia Bullrich le pidió la renuncia a su número dos y lo denunció por corrupción

Se trata de Vicente “Tito” Ventura Barreiro, quien estaba al frente de la Secretaría de Seguridad. Es uno de los hombres más cercanos a Cristian Ritondo, enfrentado a Bullrich en el marco de la interna del PRO. La maniobra de la ministra fue interpretada como una “escalada” a nivel interno y dinamita los puentes con el expresidente Mauricio Macri, flamante titular del partido a nivel nacional. Todavía no hay nombre para reemplazar a Ventura Barreiro.

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Afuera. La ministra con el ahora exfuncionario de la cartera de Seguridad, aliado a Ritondo. | NA

La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, sigue sumando puntos en la consideración del presidente Javier Milei, y ayer se despachó con un tuit en el que le pidió la renuncia a su secretario de Seguridad, Vicente Ventura Barreiro, “por haber intentado interferir en un proceso licitatorio de servicios de comida para el Servicio Penitenciario Federal”.

La jugada tiene un doble mensaje: por el lado formal, el de la transparencia, pero por el otro, y más importante, un golpe en la interna del PRO.

Ventura Barreiro es en la práctica la mano derecha de Cristian Ritondo, diputado nacional y figura del PRO bonaerense.

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“Tito”, como lo denominan en confianza, llegó al cargo como parte de un acuerdo interno luego de que Bullrich dejara a Ritondo afuera de la carrera por la gobernación bonaerense y eligiera a Néstor Grindetti para darle su respaldo. Cuando sucedió eso, Bullrich le prometió compensación a Ritondo y eso se cumplió en diciembre pasado cuando nombró a Ventura Barreiro como secretario de Seguridad.

Según supo PERFIL, Ventura Barreiro venía trabajando muy alineado con Bullrich, pero cuando explotó la interna del partido en la provincia de Buenos Aires, que derivó entre otros puntos en la ruptura de los bloques en la Legislatura de la Provincia, la ministra tomó la decisión de correrlo del cargo.

Pero lo que sorprendió a nivel interno fue la iniciativa de presentar una denuncia ante la Oficina Anticorrupción, una “escalada” que no suele tener lugar en el PRO que intenta resolver sus problemas de manera interna.

Más allá de todas las interpretaciones sobre los hechos puntuales, el pedido de renuncia representa la ruptura definitiva entre Bullrich y el expresidente Mauricio Macri, apenas unos días antes de la elección de las autoridades del PRO bonaerense previsto para el próximo martes.

Macri quedó al frente de la  conducción del partido a nivel nacional, pero en en el marco de la disputa no quiere cederle la titularidad de la asamblea a Bullrich.

Por el momento, no hay reemplazante para “Tito” Ventura Barreiro quien ya fue viceministro de Seguridad en la Provincia y estuvo a cargo de Asuntos Penitenciarios en la Ciudad de Buenos Aires.

 En la práctica, el funcionario era el responsable operativo en la coordinación con las fuerzas federales, por lo que Bullrich deberá ahora salir a buscar rápidamente una figura que cubra dichas funciones.

Con vuelo propio. El anuncio de Bullrich se suma a los movimientos que dan cuenta que el ministra continúa con agenda propia y moviéndose como una experta política, rasgo que marca una diferenciación respecto del resto del Gabinete. Pero Bullrich no juega sola, sino con la banca del presidente Javier Milei, quien el sábado incluso la respaldó al recibir el premio Juan de Mariana, ante público especializado en temas económicos.   

En medio del malestar que provocaron las detenciones arbitrarias durante la manifestación frente al Congreso por el tratamiento de la ley Bases, y los señalamientos para con el operativo, Bullrich se subió a un avión y emprendió viaje hacia El Salvador días atrás junto a un equipo de trabajo del ministerio, en el que buscó interiorizarse del sistema de seguridad implementado por Nayib Bukele, con la idea de replicarlo en el país.

La “afinidad política” entre el gobierno libertario y el salvadoreño no se oculta.

En el entorno de la ministra explican que El Salvador tenía extrema violencia que no es equiparable a la de Argentina, es por ello que aclaran que hay cosas que se pueden aplicar y otras no.

En el equipo de Seguridad insisten en que las verdaderas reformas tienen que ver con modificaciones en el Código Penal y la aprobación de una ley antimafia, entre otros puntos. La ley antimafia que fue remitida al Congreso (y que se espera que se avance con la agenda de seguridad una vez que quede atrás la ley Bases), pretende que haya igual sanción para todo aquel que integre una banda criminal, sea cuál fuere su rol en la cadena de responsabilidad.    

A eso se suman las cárceles de máxima seguridad, el punto sin dudas más afamado del modelo salvadoreño.