Desde que regresó de Italia, tras dar clases con el expremier italiano Romano Prodi, la principal preocupación de Mauricio Macri es intentar generar una campaña que le permita pelear el primer puesto al PRO. Se trata de un desafío mayúsculo: la peor elección en la historia del partido, a nivel local (no nacional), fue de 31 puntos en 2009, cuando Gabriela Michetti encabezó la lista de diputados nacionales. Y, desde el balotaje de 2003 contra Aníbal Ibarra, el PRO jamás perdió una elección en la Ciudad.
Por ello el escenario hoy es el más complejo de su historia. La chance de quedar segundo o incluso tercero es nítida. Aun, como marca, en las encuestas de Casa Tres (de la consultora macrista Mora Jozami), Isonomía y Aresco, esa posibilidad es clara en la Ciudad.
En este marco, Macri tomó el tema: fue clave en el cierre de listas, vetando y eligiendo candidatos, y se reservó este mes y medio de campaña para acompañar toda la boleta por la Ciudad. No habrá ningún viaje a dar clases, ni por placer, ni mucho menos por su rol como titular de la Fundación FIFA. Su mente estará abocada a que su figura se asocie a la boleta. Incluso más: la máxima que impuso el gurú catalán Antoni Gutiérrez Rubí es que la identidad amarilla sea el candidato. El equipo. De hecho, ese equipo iba a ser de cinco pero, dado que Waldo Wolff quedó sexto en la boleta, se amplió para que pudiera ser una de las figuras de la campaña tanto en vocería como en presencia en las calles.
Además, la presencia, séptima, de Victoria Morales Gorleri, una de las dirigentes más cercanas al papa Francisco y al arzobispo de Buenos Aires, José García Cuerva, fue un claro contrapeso al verde furioso que le imprime la diputada bonaerense, nacida en la Ciudad, Silvia Lospennato.
En este sentido, está previsto que haya mucha presencia de Hernán Lombardi, el multifacético dirigente y flamante ministro de Desarrollo Económico porteño, y de Laura Alonso, la vocera porteña. Ambos son quienes le siguen, en ese orden, en la boleta a Lospennato.
Curioso mensaje de la diputada al sacarse una foto con Macri: dijo que había sido su “voz” en el Congreso casi diez años. En rigor, en 2015 obtuvo la banca por obra de Emilio Monzó (de quien se alejó en 2019 tras obtener su reelección como diputada) y en 2023 por Horacio Rodríguez Larreta, a quien le juró lealtad en noviembre de 2023 y tres meses después no le chateó más.
Consideraciones particulares aparte, el PRO pone en juego también la chance de futuro. Esto supone, hacia afuera, la negociación que se puede venir con La Libertad Avanza en la Provincia y a nivel nacional. En la Ciudad se eligen, en octubre, diputados y senadores. La desesperación de Fernando Iglesias por renovar se puede observar en Twitter. Y hacia dentro, la gobernabilidad de Jorge Macri se pondrá en juego. Con la dispersión del voto va a resultar más complejo de lo que fue este año y medio en la Legislatura porteña. LLA ya le mostró que, endurecida, no quiere votarle nada. Y los aliados naturales en esta elección van por afuera. Quizá como estrategia para no teñir el amarillo histórico del PRO y para sacarle algunos votos a Larreta. El expresidente intentó convencerlos días antes del cierre de listas en una reunión a solas. Pero la decisión del exjefe de Gobierno estaba tomada.
