POLITICA
COP 30 en Brasil

Lula da Silva pidió derrotar a los negacionistas climáticos en la apertura de la cumbre en Belém

En la COP 30, el presidente de Brasil cuestionó con dureza a quienes niegan la crisis ambiental. También lo hizo el gobernador de California, Gavin Newsom, quien criticó la ausencia del gobierno estadounidense y la “estupidez” de la postura negacionista de su país.

Cumbre de Líderes COP30 20251110
Cumbre de Líderes COP30. | X @Presidencia_cl

“Es hora de que derrotemos a los negacionistas”. Con esta frase contundente, el presidente Lula da Silva inauguró hoy las deliberaciones de la COP 30 en Belém, capital del estado de Pará.

Sin embargo, distó de ser el único líder internacional que cuestionó con frases fuertes a aquellos que afirman la “no existencia” de los cambios climáticos. Notablemente, el gobernador de California, el demócrata Gavin Newsom, sorprendió por su dureza al señalar que está en Brasil “por la ausencia de miembros del gobierno de Estados Unidos”.

El político norteamericano, de paso por San Pablo rumbo a la capital amazónica, advirtió que está en juego “una guerra ideológica a nivel federal, cuyos intereses son seguir al dinero”. Y concluyó: “Estamos doblando la apuesta a la estupidez de EE.UU.” por su postura negacionista.

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Entre las autoridades de los 170 países que asisten a la Conferencia de las Partes de las Naciones Unidas sobre los cambios climáticos, quien se destacó por su ausencia fue el presidente estadounidense Donald Trump.

Promotor de la explotación de hidrocarburos, Trump no quiere oír hablar de nada que se relacione con el reemplazo de los combustibles fósiles. Su ejemplo es seguido por gobiernos sudamericanos consustanciados con su posición, entre ellos la Argentina de Javier Milei.

La primera COP se realizó en 1995 en Berlín, pero tres años antes, en Río de Janeiro, se había llevado a cabo la ECO-92, donde se establecieron las bases para las conferencias posteriores de la Convención sobre Cambios Climáticos de la ONU.

“De allí surgieron los grandes principios que han guiado a la humanidad en el transcurso de estas tres décadas”, señaló Lula.

La preocupación por el tema procede de las catástrofes sufridas por Brasil a lo largo de 2025. Primero, las consecuencias de la brutal inundación en Río Grande do Sul, y luego el tornado que golpeó Paraná, con vientos de 330 kilómetros por hora, que dejó víctimas mortales y un rastro de destrucción.

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Pero no fue la única nación afectada: sequías e incendios en Europa y fuertes inundaciones en el sudeste asiático “han propagado dolor y sufrimiento, sobre todo en las comunidades más vulnerables”.

Human Rights Watch advirtió que “el ciclo de los combustibles fósiles (petróleo, carbón mineral y gas natural) amenaza la vida, la naturaleza y los derechos humanos, particularmente de aquellos que viven cerca de la infraestructura de explotación de esos recursos”.

En esas poblaciones aumentan los riesgos de cáncer, enfermedades cardiovasculares y problemas reproductivos, entre otros factores negativos para la salud.

“A pesar del compromiso histórico de la Conferencia de Partes de abandonarlos, no se lograron avances significativos. Mientras tanto, varios gobiernos planean aumentar la producción con el apoyo de subsidios continuos. Los combustibles fósiles siguen siendo el principal impulsor de la crisis climática, responsables de más del 80% de las emisiones globales de dióxido de carbono”, concluyó la ONG.

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En la misma línea, Amnistía Internacional recordó que en 2024 el mundo superó el nivel de temperatura previsto recién para 2030: 1,5 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales.

“Un día después de otro fuimos testigos de los impactos cada vez más devastadores causados por los cambios climáticos”, señaló la organización. Por eso reclama “eliminar los combustibles fósiles de forma justa y urgente” y considera “esencial apoyar a los países de bajos ingresos en sus esfuerzos de adaptación”.

Sin embargo, la ministra de Medio Ambiente de Brasil, Marina Silva, histórica referente ambientalista, advirtió que “no es posible abandonar por decreto” el gas y el petróleo.

De hacerlo, “habría un colapso energético global”. Por eso, el gobierno brasileño sostiene la necesidad de utilizar las ganancias de las petroleras para financiar la transición energética, buscando un equilibrio entre desarrollo y sustentabilidad.

Por Eleonora Gosman