Javier Milei mira los números y celebra. “Está feliz”, dice un funcionario que el martes participó de la reunión de gabinete. El encuentro que quedó sellado con una imagen del gabinete y una motosierra no fue solo para repasar los datos económicos, sino también los números de las encuestas. El Presidente festeja que por segundo mes consecutivo su imagen y la de su gestión no sólo dejó de caer, sino que volvió a tocar sus niveles máximos positivos con los que asumió. Tiene dos sondeos en las manos. Pero hay más, días atrás el consultor Juan Mayol llevó su última encuesta de Opinaia a la Casa Rosada y le mostró a distintos funcionarios algo aún más novedoso: los libertarios logran torcer los debates públicos.
Un tema sensible como la privatización de Aerolíneas Argentinas que generaba un rechazo mayoritario, ahora está en discusión. En junio el 53% de los encuestados respondía que la empresa debería seguir siendo estatal. En noviembre, según los números que presentó Opinaia en Balcarce 50, apenas el 34% creía esto. Aunque el porcentaje que contestó que debía privatizarse no se movió (33%) sí hubo un desplazamiento de la opción que sostenía que tenía que seguir siendo controlada por el Estado a la posibilidad de darle la empresa a sus empleados para que la autogestionen (pasó del 0% al 19%). Se trata de una propuesta del Gobierno que impuso el debate sobre el futuro de la compañía recurriendo a los privilegios de los sindicalistas.
Esa misma encuesta muestra que, tras la caída de la imagen positiva de la gestión en septiembre (47%), en noviembre logró recuperarse para llegar al 53%. Este sondeo tiene un dato que Milei quiere revisar el próximo mes: la dirigente con mejor imagen es Victoria Villarruel (54%), frente al 50% que le da al jefe de Estado. Sin embargo, esta investigación fue realizada entre el 8 y el 13 de noviembre. “Vamos a ver ahora cómo le dan los números el próximo mes. Una cosa es pelearse con Karina y otra que el Presidente te apunte”, dicen en su entorno.
Esta frase también vale por estas horas para la disputa que están dando con el PRO. Con estos números, el triángulo de hierro no lo duda: no hay nada que negociar con sus hasta ahora aliados. Y si continúan así, mucho menos. Karina Milei y Santiago Caputo le demuestran día a día al Presidente que una alianza electoral es innecesaria. Pero aún falta demasiado.
La encuesta que más entusiasmó esta semana a los libertarios fue la de Aresco. Según este sondeo de noviembre, la evaluación de la gestión llegó a su pico más alto con el 57,1% y dejó muy atrás la caída que en septiembre marcaba sólo el 49,6% de aprobación. “Promete y cumple”, “honesto, sincero, con coraje y decisión”, son algunas de las virtudes que marcan estos encuestados. Con estos números, Milei recibió a su gabinete y prometió un 2025 aún mejor.
Pero no todas las encuestas marcan tanto optimismo. Un estudio al que accedió PERFIL de doce focus group en el territorio bonaerense muestra “arrepentidos” del voto a Milei y “desilusionados light”. Los primeros marcan el impacto negativo del ajuste en la vida cotidiana, se muestran desesperados por su situación económica y dicen que lo acompañaron, pensando que iba a ir contra la casta y no contra ellos. Ya aseguran no votarlo hacia adelante.
En cambio, los segundos reconocen que la situación es crítica, pero admiten que “el ajuste era necesario porque el despilfarro económico era desmedido” y aún el tiempo que lleva gobernando Milei “es muy corto como para ver resultados positivos de la gestión” y están dispuestos a seguir apoyándolo con su voto. Aún no los perdió, pero si no hay señales de mejora, los terminará perdiendo.