Al frente del Ministerio de Salud, el eyectado Mario Russo logró aplicar un ajuste intenso, a toda velocidad y en distintas áreas. En solo 9 meses, consiguió recortar el presupuesto de su cartera en sintonía con los pedidos del jefe de Estado y no se salvaron hospitales, áreas ni programas claves para prevenir enfermedades.
Según datos oficiales, al 31 de agosto la cartera gastó 772.983 millones de pesos, un 23,2% menos en relación con el mismo período del año pasado y en línea con el ajuste que encaró la administración pública nacional, un 30%. De esa cifra global, se desprende que los hospitales nacionales sufrieron una caída presupuestaria en promedio del 20%.
Después, en el menú de podas de fondos, terminaron notablemente perjudicados varios programas para prevenir y tratar una gama de enfermedades. Se destacan el Programa de Respuesta al VIH, Infecciones de Transmisión Sexual, Hepatitis Virales, Tuberculosis y Lepra con un 75%; levemente inferior al recorte en la ejecución del Programa Abordaje de Curso de Vida, 83%.
A su vez, tres programas de prevención de diversas enfermedades no transmisibles, endémicas y patologías específicas tienen descensos de su ejecución de entre el 71% y el 81%. Hay más: el ítem Acceso a Medicamentos, Insumos y Tecnología muestra un descenso en el gasto del 40%, mientras que Atención Sanitaria en el Territorio cuenta con una baja del 96% y el Fortalecimiento del Sistema Público de Salud tiene una caída del 86%. Con estas cifras, tal como denuncian desde ATE, los mencionados programas se encuentran paralizados desde comienzos de año por falta de fondos.
Las distintas áreas que tuvo a su cargo el hombre que lideró Salud también continuaron en la línea de los ajustes generales: la Superintendencia de Servicios de Salud de Gabriel Oriolo tuvo una baja del 45% y la Agencia Nacional de Discapacidad a cargo del abogado de Javier Milei, Diego Spagnuolo, un 23%. A estos números se suman el Instituto Malbrán y la Anmat, la agencia reguladora de los medicamentos, con el 15% y el 18% respectivamente de recortes.
Un panorama casi idéntico tuvo la Secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas de la Nación, la Sedronar, que depende de Salud. Además de la falta de ejecución de dinero disponible, con programas que tuvieron ajustes del 46%, recortó personal: comenzó el año con 655 personas y ahora tiene 522, es decir un ajuste del 20%, en tan solo ocho meses, de acuerdo a información oficial. También se redujo la estructura de cargos de la secretaría en un 26%.
Los últimos pasos de Russo por la gestión libertaria estuvieron marcados por las fricciones con el asesor Santiago Caputo y con el ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger. Con el extitular del Banco Central chocó ante la posibilidad de importar medicamentos desde la India, una idea que al saliente ministro no lo convencía porque iba a entrar en disputa con los laboratorios.
Y además trató de instrumentar el plan de vacunación contra el dengue. Fue un tema de prioridad luego de la explosión de casos de este año y la escasez de respuestas oficiales, con problemas de suministros de repelente incluidos. Bajo ese marco, el exintegrante de la administración libertaria consiguió armar una mesa de trabajo con los ministros de Salud de todo el país, con el propósito de implementar un sistema de vacunación focalizado. Incluso, había acordado una hoja con los dirigentes provinciales para poner en marcha el Plan de Abordaje Integral del Dengue, con inicio en las provincias del norte a partir de agosto.
