El 2025 será recordado como el año de estreno de la boleta única de papel (BUP). Será en una elección legislativa que renovará la mitad de la Cámara de Diputados y un tercio del Senado. A diferencia de las experiencias que ya se implementaron en distintas provincias, la versión nacional no tendrá la tilde para elegir la lista completa de candidatos. Queda poco tiempo y un largo camino de interrogantes para conocer cómo será su implementación, pero es posible que el calendario tenga otro cambio determinante. Hasta ahora el cronograma establece el 3 de agosto como la fecha de realización de las PASO. La semana que viene comenzará a definirse si serán suspendidas este año. La primera contienda se jugará en Diputados, entre la necesidad del Gobierno y la desconfianza de las principales fuerzas políticas que integran el Congreso.
La posible suspensión de las PASO tiene a la política en tiempo de descuento y es uno de los espejos incómodos que se cristalizarán a partir de esta semana, tanto para el peronismo como para los aliados esquivos del Gobierno. Una de las razones que postergaron, más de una vez, el debate de la BUP fue la norma no escrita de promover cambios a las reglas de juego electoral en un año de elecciones. El objetivo inicial era su eliminación. No solo no hay acuerdo para un cambio tan trascendente. El cronómetro no le deja margen a la Casa Rosada para sumar aliados porque un cambio solo podría resultar aceptable antes del 1° de marzo, cuando comience el período de sesiones ordinarias del Congreso. La idea en Balcarce 50 es que cuando Javier Milei inaugure el ciclo número 143, vuelva a subirse al atril de la Cámara baja, ofrezca un discurso en cadena nacional y celebre la suspensión de las primarias.
No es solo una preocupación del Gobierno para el calendario electoral, sino también en la hoja de ruta económica. El domingo 3 de agosto asoma enclavado en el horizonte como un punto de inflexión para un interrogante que late dentro del establishment económico. Las PASO son consideradas como un límite que baraja Milei para mantener el actual programa económico con la paridad del dólar planchado. Aunque el resultado que imaginan en el Gobierno los entusiasma, igual prefieren sacar del medio a las PASO por partida doble: los preserva electoralmente de un termómetro que puede ser determinante ante la irrupción de un escenario imprevisto y, por otro lado, les permite domesticar las aspiraciones del PRO, sin recurrir a una interna y en un momento en que los principales dirigentes del partido amarillo estiman un horizonte gris si no se pliegan al oficialismo. Sacar las primarias en un año electoral en el que el Gobierno tiene buenas estimaciones en las encuestas confirma que la campaña del oficialismo estará aferrada a la disminución de la inflación, pero que quizá no alcance ante el impacto progresivo del drástico ajuste fiscal que el Presidente reivindica. Milei sigue convencido de contar con el apoyo de aquellos que continúan siendo perjudicados por sus medidas. Está seguro de que no le han quitado el voto de confianza. La pregunta es cómo será esa foto a principios de agosto y de qué manera se configurará el escenario electoral si no hay PASO nacionales y todo se mide en el último domingo de octubre y con BUP.
La convocatoria a extraordinarias que firmó Milei ya se consumió diez días sin resultados. Este breve período durante el receso de verano termina el 21 de febrero. El titular de la Cámara baja, Martín Menem, cuenta con el apoyo seguro del PRO. El bloque que preside Cristian Ritondo también espera que se trate el nuevo proyecto de Ficha Limpia, aunque ya saben que no prosperará en el Senado, porque el peronismo tiene los votos para frenarlo junto a aliados provinciales. Distinto es el escenario para la suspensión de las PASO. Además del PRO, la UCR que preside Rodrigo De Loredo también jugará su respaldo y en el bloque Democracia para Siempre, liderado por Pablo Juliano, están dispuestos a analizar el acompañamiento de la suspensión. Aunque no es la única, es la posición mayoritaria de Encuentro Federal, que conduce Miguel Pichetto.
Las predisposiciones podrían chocarse con la urgencia. Este martes comenzará el tratamiento en un plenario de tres comisiones conducidas por el oficialismo. Asuntos Constitucionales, Justicia y Presupuesto y Hacienda tendrán el primer round de un proyecto presentado por el Gobierno para eliminar las PASO, dentro de una reforma electoral más ambiciosa que busca quitarles los límites legales a los aportes privados de campaña. La idea de Menem es arrancar el martes, llegar a un dictamen el miércoles y sesionar el jueves próximo. En esa agenda tan apretada se cocina el malestar de un sector de la oposición que podría negarse a dar quórum y a vaciar el debate. En la presidencia de Diputados no le dan entidad a esa advertencia, aun cuando el peronismo podría ser una pieza desequilibrante y tensar aún más la cuerda.
EL PRO torció en un mes la negativa que tuvo durante años de eliminar o suspender las primarias. Fue después de que el alcalde Jorge Macri desdobló los comicios porteños de los nacionales y mandó un proyecto a la Legislatura para suspender las PASO locales.
Al peronismo le costará más tiempo. Este lunes el bloque de Unión por la Patria, que conduce Germán Martínez, definirá su posición, pero el PJ todavía no lo ha hecho. El cristinismo está ante un dilema: si respalda la suspensión, le libera el camino al gobernador Axel Kicillof para que desdoble los comicios provinciales de los nacionales. En el Instituto Patria siguen destilando malestar ante esa posibilidad pero tampoco definen qué hacer frente a una decisión que asoma inminente en la Cámara baja.
Si la suspensión prospera este jueves, será girada al Senado, donde la última palabra la tendrá UxP, conducido por José Mayans. Pero el panperonismo ya registra varios interesados en sacar las PASO del mapa: desde Sergio Massa, cuando condujo Diputados, hasta los gobernadores del Norte Grande.
De esa latitud hay mandatarios, como el tucumano Osvaldo Jaldo y el catamarqueño Raúl Jalil, que podrían acompañar la movida del Gobierno. Si Cristina desautoriza la suspensión, deberá lidiar con una parte del partido que busca lo contrario desde hace años.