POLITICA
Tras la denuncia de Fabiola Yañez

La secuela Alberto F en el peronismo: catarsis sin salida, el ‘no va más’ y el pedido de cortar la sangría

“Hay que cortar la sangría”, fue la frase que Cristina Kirchner dejó esta semana a los propios en el Instituto Patria. “Alberto Fernández no va a terminar con el peronismo”, repite cada uno de los dirigentes del PJ, pero por más que lo digan como una declaración de certeza, parece más una expresión de deseo y aspiración de futuro.

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En público. La exvicepresidenta en el Instituto Patria esta semana. | ig.

El miércoles, Lucía Corpacci convocó a unas veinte mujeres del peronismo. La senadora por Catamarca y una de los cinco vicepresidentes interinos a cargo hoy de un PJ nacional sin liderazgo, abrió la discusión sobre el rumbo de un partido que a la crisis posderrota electoral le sumó la denuncia por violencia de género contra Alberto Fernández. La charla se convirtió en una catarsis grupal de la que no se pudo avanzar demasiado, ni siquiera en la propuesta de Juliana Di Tullio sobre rechazar la renuncia del expresidente al partido para inmediatamente ser echado por sus miembros.  

Mientras Corpacci busca la reactivación para renovarse, el gobernador de Catamarca, Raúl Jalil, dice que “el peronismo no va más” en charlas privadas con jefes provinciales de otros espacios. Cuando algunos dirigentes de Unión por la Patria a los que les llegan estos dichos lo consultan sobre estas palabras, niega todo. También niega que esté detrás de una posible ruptura del bloque de senadores con un Guillermo Andrada coqueteando con armar un espacio nuevo dentro del Congreso que responda al gobernador de Chubut, Ignacio Torres. Andrada también buscó desmentirlo en la última reunión del bloque.

“¿Irte del peronismo para qué? Porque algunos dicen que el PJ ya fue pero ojo que pocos se terminan yendo”, advierte un histórico. “Alberto Fernández no va a terminar con el peronismo”, repite cada uno de los dirigentes del peronismo que, por más que lo digan como una declaración de certeza, parece más lanzada como expresión de autoconvencimiento, deseo y aspiración de futuro. “Si el menemismo no lo consiguió, va a ser difícil que Alberto lo logre”, dice uno de los más convencidos de que el escándalo que involucra al exjefe de Estado no terminará arrastrándolos.

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Cristina Kirchner en tribunales
Cristina Kirchner. Foto: Agencia NA

“Hay que cortar la sangría”, fue la frase que Cristina Kirchner dejó esta semana a los propios en el Instituto Patria, al que llegó después de declarar en Comodoro Py por el intento de asesinato que sufrió. La exvicepresidenta admite que la causa contra Alberto Fernández se propagó rápidamente más allá de la figura del exmandatario, pero arengó a su tropa a reconstruir el espacio. Y, como en cada conversación que mantiene, detalló algunos números económicos. Finalmente, cree que en las próximas elecciones se juzgará al gobierno de Javier Milei por una economía que está lejos de darles respuesta incluso a los propios votantes libertarios.

Pero en las últimas semanas, sus dirigentes estuvieron lejos de empatizar con una ciudadanía cada vez más empobrecida. Las apariciones públicas tuvieron que ver con reclamar a la Justicia que avance con los autores intelectuales y el financiamiento detrás del intento de asesinato a CFK por el que solo se llegó a los autores materiales. No se trata de un mensaje hacia sus votantes ni a los de otros sectores que pueden comenzar a estar desencantados. Son declaraciones apuntadas a los tribunales en un contexto en el que el kirchnerismo espera una nueva decisión que puede confirmar, agravar o revocar la condena a seis años de su líder en la causa Vialidad. Cristina y los propios aún deben mostrar poder de fuego. “Más, menos, pero Cristina sigue siendo la única escuchada”, dicen a su alrededor ante la falta de liderazgos.

Mientras tanto, Alberto Fernández arma una lista de testigos a su favor en la causa que inició Fabiola Yañez, en la que ya anotó a dos de los participantes de la conocida fiesta de Olivos. “Vos tenés que contar que yo no le pegaba, tenés que contar las barbaridades que ella hacía incluso estando embarazada”, le dijo a uno de los pocos exfuncionarios que lo visitaron en el departamento de Puerto Madero en estos días. Este dirigente respiró aliviado al ver que su nombre no estaba en la primera lista de testigos aunque asegura no haber visto nada: ni a favor de Alberto Fernández ni en contra.

El gobierno libertario está dispuesto a que el tema siga protagonizando la agenda pública con el propio Javier Milei opinando sobre el escándalo. Quedaron muy lejos las charlas en las que el actual presidente le hablaba a su antecesor de su vínculo con Fátima Florez. No faltan los absurdos: fue Alberto Fernández el que cuatro meses atrás le dijo al jefe de Estado que no lo llamara más para contarle sobre su vínculo con mujeres. “Nosotros no somos amigos”, llegó a decirle. No volvieron a hablar.