El lunes por la tarde, mientras estaba en Bahía Blanca colaborando con las personas afectadas por la tormenta y coordinando la ayuda, Patricia Bullrich comenzó a recibir reportes sobre quiénes podrían participar de la movilización del miércoles pasado: barras de distintos clubes, dirigentes sindicales, peronistas, partidos de izquierda y autoconvocados se entremezclarían en la clásica marcha de un grupo pequeño de jubilados. En ese momento decidió que dejaría la ciudad el día de la marcha para ponerse al frente del operativo en el Congreso y sus alrededores con las fuerzas federales que ella conduce.
En ese marco, la ministra de Seguridad decidió encarar con Gendarmería, la Policía Federal y la PSA (Policía Aeroportuaria) el operativo que terminó con más de cien detenidos y heridos como el fotógrafo Pablo Grillo.
Pero, a diferencia de otros casos, no hubo coordinación ni comando de operaciones conjunto con la Policía de la Ciudad: la fuerza porteña se ubicó en los denominados segundo y tercer anillo, mientras que la zona del Congreso era potestad exclusiva de Bullrich con las fuerzas federales.
Hace dos semanas en una charla telefónica el jefe de Gobierno, Jorge Macri, le pidió a la ministra que se reúna y se saque una foto con el flamante ministro de Seguridad porteño, Horacio Giménez. Bullrich se negó.
De hecho la ministra también había cortado el diálogo con su par bonaerense, Javier Alonso, a quien le dijo que continuaran hablando los funcionarios de ambos, pero que no podrían volver a mostrarse juntos. Retomaron el contacto por el temporal en Bahía Blanca. Pero tampoco hubo foto conjunta.
Ya con las consecuencias del operativo bajo la lupa, ayer en una reunión reservada Bullrich estuvo con los funcionarios del Ministerio de Seguridad porteño para, esta vez, armar un comando unificado ante las próximas marchas, en especial una convocada para el miércoles que viene y otra el 24 de marzo por un nuevo aniversario de la llegada al poder de la última dictadura militar.
Esta vez habrá mayor coordinación entre fuerzas, tal como ocurrió todo 2024 mientras Waldo Wolff era ministro de Seguridad de la Ciudad y Diego Kravetz el secretario del área. Incluso esta política de coordinación siguió cuando Ezequiel Daglio, quien se crió políticamente con “La Piba”, reemplazó a Kravetz, quien hoy es el número 2 de la SIDE.
De hecho, en cada intento de piquetes se pudieron ver imágenes en el centro de Comando de la Ciudad en Chacarita donde confluían Bullrich y Wolff, a pesar de que en 2022 se alejaron políticamente.
La bronca entre Bullrich y los Macri se pudo ver este mes: la ministra de Seguridad llegó a tuitear que la Ciudad era “un botín”. Y los dirigentes del PRO salieron a retrucarle duramente también. El motivo del cruce fue otro: los presos que están alojados en comisarías y alcaidías de Capital Federal en lugar de ser recibidos por el Servicio Penitenciario Federal.
El cruce exasperó los ánimos en el partido amarillo donde las frases más suaves sobre la excandidata presidencial hablan de “traición”. Sin embargo, por lo bajo, se viene cosechando un futuro acuerdo para descomprimir el tema de una vez. Quizá se anuncie antes de fin de mes.
Mientras tanto, la salida de Wolff del ministerio no solucionó los problemas que subyacen en el área. Giménez no logró que Daglio se quede como jefe de Gabinete aunque el flamante secretario de Seguridad, Maximiliano Piñeiro, intentará sostener las políticas del área.
Giménez viene de ser asesor del ministerio, pero desde 2016 no se ocupa de la fuerza, tras dejar la jefatura de la Metropolitana.