POLITICA
LA LECTURA DE CAPUTO Y AMERIO

La Casa Rosada le suelta la mano al futuro de Ariel Lijo en el Senado

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Otra etapa. En el Gobierno no se sorprendieron por el voto de García-Mansilla a favor de negarle la licencia al juez federal. | Pablo Cuarterolo

Las aguas se aquietaron en el gobierno de Javier Milei desde que circuló la noticia de que el ahora cortesano Manuel García-Mansilla había votado en contra de la licencia de Ariel Lijo al juzgado federal N°4.

La votación fue contundente: tres votos negativos, uno afirmativo. Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz y García-Mansilla de un lado. Ricardo Lorenzetti del otro. Ello ocurrió el jueves pasado en la última reunión de acuerdos de la Corte. Técnicamente Lorenzetti no votó, pero en la práctica el mensaje fue claro: se diferenció de sus otros tres compañeros.

El nuevo miembro del Máximo Tribunal había votado en contra del Gobierno. Con todo, y pese a lo que circuló como un “desconcierto” en una primera instancia, en la Casa Rosada ya tenían señales que indicaban que García-Mansilla se inclinaría por rechazar la licencia. Lo marcaba su historial como académico, su trayectoria y sus antecedentes.

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Según pudo reconstruir este diario, el dúo integrado por Santiago Caputo, el influyente asesor y su brazo en la Justicia, Sebastián Amerio, valoraron que en la resolución emitida el jueves no hubo objeciones sobre el decreto de designación. Eso fue leído casi como un triunfo.

Por lo pronto, quedó en discusión la licencia de Lijo, quien si quisiera asumir de forma inmediata, debería presentar su renuncia al juzgado. Sin embargo, el decreto de designación firmado por el Presidente antes del 1° de marzo no sufrió cuestionamientos.

Caputo y Amerio tienen desde el inicio de la gestión libertaria la tarea de negociar el nuevo diseño de la Corte Suprema. Una tarea que hasta aquí ha resultado sinuosa para la Casa Rosada.

Al mismo tiempo, la dupla ponderó positivamente que García-Mansilla no haya votado en sentido contrario al que lo hizo. Entienden que Horacio Rosatti, habría estado en condiciones de solicitar votar para ejercer un desempate como titular de la Corte Suprema. Claro está, Rosatti está enfrentado a la Casa Rosada y juega en contra del arribo de Lijo al 4° piso del Palacio de Tribunales. En el Gobierno ven a Rosatti como un actor ligado al mundillo judicial macrista. Sin embargo, fuentes judiciales señalan que Rosatti nunca podría haber ejercido desempate, ni en este, ni otros casos. Se lo impide el funciomiento del Máximo Tribunal.

Pese a ello, la posición de Caputo y Amerio no dejó de desestimar lo que circuló el jueves: que el desempate debería haber sido a través de un conjuez.

En ese marco, la Casa Rosada se desentiende de la obtención de votos de Lijo, quien deberá obtener dos tercios de los presentes para que su pliego sea aprobado.

El juez federal ya había hecho saber que prefería llegar al Máximo Tribunal con el aval de la Cámara alta antes que por la vía del decreto.

Los movimientos de la Casa Rosada son en si mismo un mensaje para el santafesino Ricardo Lorenzetti. El hombre de Rafaela fue en efecto quien acercó el nombre de Lijo al Gobierno para proponerlo como integrante del Máximo Tribunal.

En el Gobierno recuerdan que Lorenzetti siempre sostuvo que los votos para aprobar a Lijo estaban. Es por ello que entienden que más allá de que Lijo no asuma en esta instancia, el hoja de ruta original no ha sufrido mayores altercaciones. Queda claro para todos que el escándalo por la criptoestafa $Libra minó el camino que Lijo había pavimentado para obtener la aprobación del Senado.

Pese al optimismo en la Casa Rosada, ahora hay nubarrones que asoman en la negociación en el Senado. El peronismo amenaza con convocar a sesión para rechazar los dos pliegos, tanto el de Lijo como el de García-Mansilla, quien nombrado en comisión, quedará vigente hasta el 30 de noviembre.

En el oficialismo, desde luego, aseguran que los seis senadores de LLA votarán a favor de ambos magistrados si es que los dictámenes llegan a ser debatidos en el recinto.

Sorprendentemente, los movimientos de la Casa Rosada abren una breve tregua con Mauricio Macri. El Gobierno entiende que el líder amarillo debería sentir “alivio”. Es que con la actual composición, tanto Rosatti como Rosenkrantz juegan para él. Dos integrantes sobre cuatro. El 50% de la integración. Una porción de poder para nada desestimable en un contexto de influencia y poder político declinante.

Al mismo tiempo aseguran que Macri debería ser el principal interesado en articular el rechazo al pliego de Lijo. Algo que en las filas del PRO aseguran que el expresidente está haciendo desde el primer día.