POLITICA
Senado

La avanzada de “Los villarruelines”: la verdad sobre la renuncia de Claudia Rucci y la salida de otra funcionaria clave del Senado

El 24 de febrero será el último día en funciones de la secretaria Administrativa, María Laura Izzo. La salida de dos mujeres fuertes del equipo de la vice y el rol de Juan Martín Donato, el joven al que apuntan todas las miradas.

Victoria Villarruel y villarruelines
Victoria Villarruel y villarruelines | Agencia Na y Cedoc Perfil

El 24 de enero, Claudia Rucci anunció en X su renuncia a la dirección del Observatorio de Derechos Humanos del Senado. Y ahora, según confirmó PERFIL, el 24 de febrero será el último día en funciones de la secretaria Administrativa de la Cámara alta, María Laura Izzo. En tan solo un mes, Victoria Villarruel pierde a dos de las mujeres fuertes de su equipo. Aunque se mantienen en silencio, las dos decidieron irse por el mismo motivo: la avanzada de “Los Villarruelines”, el grupo de colaboradores de la vice que encabeza el joven Juan Martín Donato.

Los "heridos de Villarruel" se multiplican y buena parte de las personas que trabajaron con la vice en el primer año de gestión cuestionan el poder y la influencia que acumula Donato. “Es la única persona a la que Victoria escucha”, contó una persona que camina los pasillos del Senado.

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Rucci sostuvo en redes que su renuncia tenía que ver con “motivos personales”. Su salida generó sorpresa, aunque en su entorno cuentan que la dirigente llevaba meses masticando la decisión. Izzo, que tiene un perfil bajísimo, comenzó a evaluar su salida en agosto de 2023 y se convenció cuando Villarruel le revocó la delegación de facultades, a principios de enero.

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Las dos salidas son un cimbronazo por razones diferentes. Rucci, que tiene años en política, se acercó con el objetivo de aportar volumen al armado de la vice. Su renuncia significa la pérdida de un apellido histórico en su equipo de trabajo.

Izzo, en cambio, tiene un perfil técnico y el 24 de febrero regresará a su cargo en el Ministerio de Seguridad. La vacante abre un nuevo frente de conflicto para Villarruel: se trata de un cargo votado por los senadores, al igual que la presidencia provisional del Senado, y ya se especula con quién se lo quedará. Hay quienes se animan a pensar que puede ser el hueco que encuentre la Casa Rosada para meter un pie en la Cámara alta y que hasta el peronismo pretende proponer a alguien propio.

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Desde el entorno de Villarruel respondieron a PERFIL que, sobre la salida de Rucci, no hay nada nuevo para decir. Acerca de la vacante que dejará Izzo, contestaron: “Es un cargo que se elige por consenso. Veremos qué sucede”. El nombre que se repite como una de las opciones de la vice es el de su colaborador Emilio Viramonte, pero “por el momento no hay nada oficial”, aclararon.

La construcción política fallida de Rucci

“Los villarruelines” es el grupo de jóvenes que acompaña a Villarruel a sol y a sombra. El director de Atención Ciudadana del Senado, Juan Martín Donato, es el más influyente del grupo. Se trata del referente de la agrupación juvenil La Derecha Argentina y que llegó al riñón de la vice de la mano del diputado nacional Guillermo Montenegro, con quien trabajó en su estudio jurídico.

El jefe de Despacho, Enrique Bergalli; la directora General de Asuntos Jurídicos, Grisela García Ortíz; y el director de Relaciones Institucionales del Senado, David Cohen, son los otros nombres que se mencionan como miembros de “Los villarruelines”.

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La confianza de Villarruel en Donato fue creciendo a medida que el joven se ganaba cada vez más enemigos. Entre los heridos de Villarruel, todos apuntan contra el joven dirigente, quien no responde las consultas de la prensa. Con maldad, hay quienes lo llaman “el cafetero” y dicen que su única actividad conocida antes de ser la persona de máxima confianza de la vice era llevarle el café a Montenegro. En los medios, el apodo con el que trascendió es “El Cocinero”.

Quienes fueron testigos del crecimiento de Donato repiten que Villarruel lo idolatra y lo deja tomar decisiones clave. Él la acompaña en todas sus actividades y, fuera del horario laboral, se suelen encontrar a jugar al paddle.

En el entorno de Rucci dicen que Donato es la gran razón del deterioro de su vínculo con Villarruel. En los últimos meses, la situación era tan tensa que la dirigente, que tenía su oficina en el Anexo del Senado, decidió no volver a cruzar al Palacio salvo que la llamaran.

Rucci terminó de definir su renuncia durante las vacaciones de enero. El día que se lo comunicó a Villarruel, decidió ser clara. Según cuentan en su entorno, la le dijo sin vueltas que se había rodeado de personas que no le merecían respeto y que estaba en desacuerdo con su manera de hacer política.

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En 2024, la dirigente acumuló decepciones. En el inicio de la gestión, Villarruel la convocó a una mesa política. Ese día, según cuentan testigos del encuentro, “Los villarruelines” alentaban a la vice a pelearse con Javier Milei y decían que el presidente tenía los días contados. Rucci cuestionó ese punto de vista y cruzó a Donato. La mesa nunca más se reunió.

Rucci esperaba que Villarruel “hiciera política”. Cuestionaba que viajara al interior “en modo turista” y que solo diera los debates en redes sociales, el terreno en el que la vice decidió dar su pelea con el presidente. Además, advertía que iba perdiendo su lugar. “Claudia veía que Victoria le decía una barbaridad a Milei en X, pero que después se echaba para atrás. Los senadores la empezaron a pasar por arriba y hablaban directamente con Casa Rosada. Y todo se resume en que estaba mal asesorada por estos chicos”, cuentan cerca de la dirigente.

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Para Rucci era inadmisible que Donato y “Los villarruelines” no tuvieran formación política. De hecho, alguna vez se la escuchó contar sorprendida que en una reunión uno de ellos preguntó si era verdad que juan Domingo Perón había echado a los Montoneros de la Plaza. Tampoco demostraban saber demasiado sobre el padre de la funcionaria, el líder sindical José Rucci.

Cerca de la dirigente, además, se encargan de aclarar que Rucci no tuvo nada que ver con la colocación del busto de Isabel Perón en el Senado ni con el viaje en el que la vice se encontró con la expresidenta en España. "Claudia se enteró cunado Victoria volvió", dicen.

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En algún momento se especuló con que Rucci iba a ser la persona del entorno de Villarruel encargada de organizar “bajadas” a la provincia de Buenos Aires. Lo cierto es que sucedió una sola vez. Un martes, Victoria le pidió a Claudia visitar alguna localidad. La dirigente se puso en contacto con referentes de Pilar y organizó una actividad. Sin embargo, el viernes por la noche la vice la llamó y le dijo que se bajaba.

Villarruel le explicó a Rucci que sus colaboradores le habían advertido que la actividad se iba a hacer en un terreno tomado y que ella, hacía muchos años, había publicado un tuit en contra de las tomas. Por eso, le habían aconsejado no ir. La dirigente puso el grito en el cielo, le dijo que muchas personas ya estaban comprometidas y que una cosa no tenía que ver con la otra. Finalmente, la vice aceptó. Pero nunca más se concretó otra “bajada”.

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En el entorno de Rucci dicen que, por ahora, la dirigente se corrió de la política, pero que no descarta volver. Eso sí: con “Los villarruelines” nunca más.

La vacante de Izzo en el Senado

Al igual que Rucci, Izzo fue manifestando su malestar a lo largo de los últimos meses. La primera vez que le manifestó a Villarruel que se quería ir fue en agosto, pero la vice le pidió que se quedara un tiempo más. Su malestar también tuvo que ver con “Los villarruelines”. Con treinta años en la administración pública, la funcionaria tuvo varios choques con el grupo sobre el trabajo cotidiano, según cuentan en el Senado. “A Victoria le hacen meter la pata en cuestiones básicas por no conocer el funcionamiento del Estado”, agregan.

El último ejemplo de estas “metidas de pata” fue la revocación de delegación de facultades a la secretaria Administrativa. Hay distintas versiones sobre por qué Villarruel tomó esta decisión, que implica que ella personalmente deba firmar cada ínfimo trámite. Hay quienes dicen que fue la demostración de la pérdida de confianza en Izzo y quienes sostienen que se trató de una maniobra para anticiparse porque ya evalúa que no podrá poner a alguien propio. “El error estuvo en publicar el decreto con 45 días de anticipación pudiendo publicarlo el mismo 24 de febrero. Mostró todas las cartas. No saben. Cero estrategia”, dicen molestos en los pasillos de la Cámara alta.

Las salidas marcan una etapa para dirigentes leales y de bajo perfil

Para que Villarruel pueda poner a un secretario propio necesita el voto de 37 senadores. En la Cámara alta se rumorea que el peronismo también tiene su candidato y que hasta en Casa Rosada miran con interés ese lugar. Si se mantiene la revocación de facultades, quien sea designado no tendrá demasiado para hacer por lo que el puesto se convierte en un espacio más que atractivo para la rosca.

Hubo un tiempo que Izzo fue uno de los bastiones de Villarruel en cuestiones administrativas. Sin embargo, los problemas comenzaron a medida que Donato comenzó a tener cada vez más lugar al lado de la vice. La funcionaria fue acumulando cansancio hasta que tomó la decisión de regresar a su puesto en el Ministerio de Seguridad, donde se había tomado una licencia por cargo de mayor jerarquía.

Con pérdidas importantes en su equipo y completamente aislada de las decisiones del Ejecutivo nacional, en el entorno de la vice los únicos que avanzan son "Los villarruelines".

cp