POLITICA
ENTREVISTA

Horacio Rodríguez Larreta: “Si Milei me hinchó las pelotas, lo voy a decir; y si la Ciudad tiene olor a pis, también”

Lanzado como candidato a legislador porteño, el dirigente se refirió al cambio en su carácter y aseguró que las agresiones del Presidente lo impulsaron a declarar “sin especular”. “Sí, siento que Milei me hinchó las pelotas por agredirme”. Sobre su frase sobre la gestión en CABA, dijo: “Hay olor a pis, no hay otra manera de decirlo”. El diálogo con “Modo Fontevecchia”, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio JAI (FM 96.3).

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A la cancha. Horacio Rodríguez Larreta decidió competir este 2025 como legislador porteño. | cedoc

—Parte de mi tarea, como la de todas las personas que dirigen algún medio de comunicación, tiene que ver con recibir a los embajadores. Siempre me pasó lo mismo: todos los embajadores, cuando se van, lloran, y las mujeres de los embajadores, ni qué hablar. ¿Es mejor trabajo ser jefe de Gobierno de Buenos Aires o presidente?

­—Yo extraño a mi ciudad, a la ciudad que teníamos no hace tanto. Era una ciudad pujante, una ciudad con proyectos, con obras de transformación. Yo extraño a mi ciudad, que además la adoro. A mí se me confunde mi vida y la de la Ciudad, que es casi lo mismo después de tantos años de trabajar y trabajar acá. Yo extraño a mi ciudad, por eso vuelvo a participar. La responsabilidad de la Ciudad es apasionante, diversa, y además siento que pusimos a Buenos Aires entre las principales capitales y las ciudades más atractivas del mundo. No solo lo decimos nosotros, sino que los rankings oficiales en el mundo ponen a Buenos Aires bien arriba siempre. Y yo extraño esa Buenos Aires que teníamos, que hoy siento que está caída, triste, y acompaño esa tristeza de ver a Buenos Aires así, sin grandes cambios, sin sueños, sin proyectos.

—­¿Cómo explicás que eso lo esté produciendo quien fue tu ministro de Gobierno y a quien le hiciste el puente para que llegue a ocupar la Jefatura de Gobierno?

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­—Me es difícil entenderlo y es difícil explicarlo. Nosotros teníamos un método de gestión muy riguroso. Todo lo que decíamos en la Ciudad se proyectaba. Cuando decía que íbamos a levantar el tren y lo íbamos a inaugurar dentro de dos años, cuatro meses y tres días, se cumplía. Teníamos un método, un cronograma paso por paso. Yo iba contando los pilotes que iban poniendo en la obra para ver que se siguiera el ritmo. Había un método de gestión muy riguroso donde se contaba cuántos días tardaba en darte un turno para sacar el registro, hasta cuántos pasos hacía cada policía en su recorrida del día. Todo se medía, todo se contaba, y eso se fue deteriorando. Hoy eso se ve en la calle, por eso extraño a mi ciudad.

—¿No temés que, así como a Cristina Kirchner se le factura haber elegido a Alberto Fernández, tus críticas a la actual situación de la Ciudad sean como un búmeran también para vos?

­—La gente evalúa el trabajo de cada uno más que las críticas o las posiciones políticas. Yo siento que la gente valora el trabajo que hicimos con todo el equipo durante muchos años en la Ciudad, que además era trabajo y trabajo. La gente valora eso más que si uno apoya a uno o al otro, o si se hace alianza política con el tercero. Yo me llené de alianzas políticas durante la campaña presidencial y hoy estoy en mi casa, no estoy en la Rosada. Ahora, lo que la gente en la Ciudad siente es que hicimos una enorme transformación, que la Ciudad estaba mejor y que además la escuchábamos, algo que sigo haciendo. Al final del día, lo que valoran es eso, es el trabajo de cada uno. Todo este tema de las posiciones políticas es relativo.

—Existen analogías políticas, como la maldición de Rosas, que dice que, si a uno le toca ser gobernador de la provincia de Buenos Aires, dadas las dificultades que tiene gobernar una provincia con las complicaciones de Buenos Aires, difícilmente su carrera política continúe con éxito. Existe, por otro lado, la demostración fáctica de que nadie sale bien como presidente y de que ser expresidente es una imagen pública fea, mientras que ser jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires es el mejor de todos los puestos políticos. Primero, tenés autonomía financiera, y se ha demostrado varias veces que la Ciudad de Buenos Aires, desde que tiene elecciones con la Constitución de los 90, era el gobierno opositor al gobierno nacional. ¿Exagero si digo que ser jefe de Gobierno de Buenos Aires es el mejor puesto de todos los del servicio público?

—No, no exagerás. Es una responsabilidad fantástica si te gusta. Si te gusta trabajar y trabajar de las 7 de la mañana a las 10 de la noche. Requiere una dedicación y un compromiso enorme, pero yo amo la Ciudad, me encanta. Y sí, es una responsabilidad enorme, pero se pueden hacer muchas cosas. Hicimos el plan de obra más grande en la historia de la Ciudad. Lo hicimos, y los trenes están levantados, el Paseo del Bajo está funcionando, y la Ciudad no se inunda, que fue un proyecto más largo que empezó en el gobierno de Mauricio Macri. Es una transformación que todo el mundo ve. Se puede.

—Yendo a 2027, ¿puedo interpretar que el hecho de que vos seas candidato a legislador, que parece el comienzo de una carrera política, en realidad tiene como objetivo volver a ser jefe de Gobierno de la Ciudad y que te interesa más eso incluso que competir en cualquier puesto del Ejecutivo nacional?

—Sí, podés interpretar que es el recomienzo de mi carrera. Vuelvo a arrancar de abajo, con una responsabilidad menor que la que yo tenía. Muchos me dicen este famoso dicho de que quien fue papa después no quiere ser cardenal.

—No quiere ser cura…

—Perdón, “cura”, más todavía. Yo no creo en eso. Tengo vocación pública, vocación de ayudar y hoy me toca ayudar de este lado. Las elecciones que hay son legislativas. Te podría dar la típica respuesta de “para el 27 falta mucho”, esa típica respuesta que yo hubiera hecho en otro momento más político, pero la respuesta es no sé. Sinceramente no sé. Yo tengo vocación de ayudar, y si puedo ayudar siendo jefe de Gobierno, fantástico, porque es una responsabilidad enorme.

—A todos les sorprende tu nuevo léxico. A Milei algo le dijiste sobre que sus agresiones te hincharon las pelotas...

—Sí, me hinchó las pelotas.

­—También iba con agresiones antes del tema de “olor a pis”. ¿Tu casamiento te rejuveneció el lenguaje? ¿Qué te hace sacar otra faceta?

—Sí, te diría que es ser lo que soy y decir lo que siento y lo que pienso, sin especular sobre dar un título que no me conviene. Si yo siento que Milei me hinchó las pelotas por agredirme, obviamente injustificadamente, me hinchó las pelotas, no hay otra manera de decirlo. En otro momento hubiera dicho que “me hartó”, pero me hinchó las pelotas. Y si la Ciudad tiene olor pis, tiene olor a pis, no a orina. Digo las cosas que siento. En ese sentido, puede ser que Milagros me ayude mucho a ser más genuino y a decir lo que siento sin estar midiendo las palabras para que el periodista interprete. Si Milei me hinchó las pelotas lo voy a decir; y si la Ciudad tiene olor a pis, también. Soy más yo. Quizás sea parte del proceso de aprendizaje después de haber perdido la elección. Tuve un proceso difícil y duro, pero que me ayudó y estoy seguro de que aprendí. Milagros también me ayudó mucho.

* Equipo de Modo Fontevecchia.