POLITICA
Interna libertaria

Escala la guerra entre Javier Milei y Victoria Villarruel

Desde el pasado fin de semana volvieron a exponerse públicamente las disputas entre el presidente Javier Milei y la vice Victoria Villarruel.

Milei y Villarruel
Milei y Villarruel | NA

Pese a los ingentes esfuerzos del vocero Manuel Adorni por convencernos de que la relación entre el Presidente y la Vicepresidenta es “fantástica”, los protagonistas y hasta sus entornos multiplican las señales en contrario. La pregunta ya no es por qué sucede, sino cómo puede terminar.

La sucesión de conflictos arrancó ya en el final de la campaña electoral, con Karina Milei en un rol clave para alejar a Victoria Villarruel de cualquier influencia en la futura gestión. La distancia sólo se fue ampliando con el correr de los meses, con pases de factura mutuos de traiciones y promesas sin cumplir. Recordar cada uno de ellos nos llevaría horas.

Desde el pasado fin de semana volvieron a exponerse públicamente las disputas. Cual témpano, lo que se ve es mínimo al lado de lo que está sumergido. Villarruel asegura que no fue invitada a la cena de camaradería de las Fuerzas Armadas, donde estuvo Javier Milei. Tampoco a un acto al que asistió el Presidente en homenaje a José de San Martín. Ella iba a viajar a Mendoza pero lo canceló a último momento.

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El lunes se divulga el nuevo aumento en las dietas del Senado, que preside Villarruel, y Milei estalla. “Traidores del pueblo trabajador” fue lo más suave.

Pero con un plus: exigía saber quiénes eran responsables de ese nuevo incremento que obscenamente permitiría que cada ocupante de las 72 bancas cobre $9 millones. Todas las miradas apuntaron a la vice.

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Vale una aclaración. Es cierto lo que dice Villarruel de que el enganche de las dietas senatoriales con la paritaria del personal legislativo fue “impuesto” por todos los bloques del Senado en la patética sesión de abril último, cuando se auto triplicaron los ingresos. Y cuando nos referimos a todos los bloques, son todos los bloques, el libertario incluido. Lo que evita admitir la vice es que ella estaba al tanto de ese acuerdo antes de que se proclamara.

Algún efecto surtió la furia presidencial. Este jueves, en una sesión especial, el Senado va a desvincular sus dietas de la paritaria legislativa y seguirán cobrando lo mismo que antes del reciente aumento: $7,5 millones de bolsillo, más pasajes y contratos para asesorías. Nada mal.

Los intercambios de fuego amigo se ampliaron a otro campo sensible, la propuesta del Poder Ejecutivo para que el controvertido juez federal Ariel Lijo ascienda a la Corte Suprema. Justo cuando empieza a definirse si la cámara Alta le dará su aval, el senador libertario Francisco Paoltroni brama su oposición, sostiene que eso es traicionar las ideas renovadoras de LLA y la emprende contra Santiago Caputo, el asesor premium de Milei. Quien critica a Caputo “es gente que no entiende nada”, replicó el Presidente.

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Paoltroni está lejos de ser un alma libertaria descarriada, pese a que también cargó contra Adorni y Agustín Romo, el jefe del bloque LLA en la legislatura bonaerense y uno de los que le exigieron obedecer las directivas presidenciales.

Villarruel decidió apuntalar a Paoltroni. El martes, en el Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires, la vice se despachó contra la candidatura de Lijo a la Corte, horas antes de que el magistrado defendiera su postulación ante la Comisión de Asuntos Constitucionales del Senado. En esa postura, y no sólo en esa, Villarruel coincide con Mauricio Macri.

Paga poco y nada la apuesta de a quién va a culpar el Gobierno si el pliego de Lijo es rechazado por la Cámara de Senadores. La pregunta inquietante es en qué puede derivar.