Tras una acertada jugada de Cancillería, el secretario de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico), Mathias Cormann, visitó la ciudad de Buenos Aires bajo una premisa: encauzar el proceso de adhesión de Argentina al selecto foro de países que concentran el 75% de la inversión y el 60% del comercio global.
“Argentina tiene un potencial extraordinario. Hay espacio para que se integre más a la economía global”, señaló el secretario de OCDE, con optimismo, en el salón de conferencias del hotel Alvear.
Cormann, un veterano de la política australiana, asumió en 2021 la dirección de la organización conocida como “el club de los países ricos”, que nuclea a 38 estados que cumplen con rígidos estándares en materia económica, fiscal y de transparencia. Su olfato político lo llevó a levantar el teléfono cuando Javier Milei ganó las elecciones en Argentina, una acción que derivó en la presentación de la carta para adherirse al foro, siendo una de las primeras medidas que tomó, casi al mismo tiempo en que le bajó el pulgar a los BRICS.
Nueve meses después, y con la experiencia de haber jugado en la arena política australiana, el secretario de la OCDE fue categórico con el diagnóstico argentino en función de las reformas necesarias para avanzar hacia la OCDE, una ventana que se espera que rompa con la historia reciente que ubica al país entre aquellos que menos inversión extranjera directa recibe a nivel regional.
Si bien Cormann destacó los “avances significativos” de algunas políticas económicas del gobierno de Milei, como la baja de inflacion o aquellas que apuntan a unificar el tipo de cambio, también advirtió la necesidad de que el gobierno logre los consensos políticos para aprobar las reformas necesarias, consciente del contexto polarizante local. Todo esto si es que la intención es ingresar al foro en los próximos 6 a 8 años, tal como ocurrió con otros casos recientes.
“Al empezar el proceso, si como país quieres tener un éxito genuino, debes tener el apoyo de todos los partidos que puedas. Necesitas encontrar la razón para que los representantes de todos los partidos vean el valor de este proceso en ayudar a desarrollar un mejor futuro para la Argentina. A fin de cuentas, estas reformas serán implementadas por las autoridades argentinas a través de procesos democráticos”, dijo Cormann durante el encuentro “Argentina en la OCDE: desafíos y oportunidades del proceso de accesión”, organizado por el CARI (Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales).
Asimismo, Cormann destacó que el ingreso a OCDE “no es un proceso fácil”, sino que requiere de una revisión técnica a gran escala, que en el caso argentino serán 26 comités para revisar que el país cumpla con los 270 estándares de los países asociados que incluyen potencias occidentales y economías intermedias, incluidas Chile y Colombia. Por este motivo, resaltó, un país que quiera encararlo “tiene que realmente querer hacerlo”.
Mondino: "Los países que lograron entrar a OCDE tardaron de 5 a 8 años"
Por su parte, Diana Mondino se expresó en la misma línea. En diálogo con PERFIL, la canciller de Milei coincidió en que ingresar a la OCDE se trata de un proceso “prolongado”. “En general los países que lo lograron tardaron de 5 a 8 años porque son múltiples facetas las que hay que tener en cuenta”, aclaró.
Además, la ministra de Relaciones Exteriores (et al) destacó el nivel de disciplina que tiene que tener el país para lograrlo, además de un “proceso armónico” entre áreas. “En nuestro caso son 26 comités que tenemos para superar los temas más variados. en cada uno hay que hacer una autoevaluación para marcar un objetivo y las herramientas. Esto te va poniendo en un orden lógico en un proceso armónico donde distintas áreas se van acompañando entre sí. Por ejemplo, si no tienes una mejora notable en educación de los chicos difícilmente puedas tener un desarrollo tecnológico. Si esperas un desarrollo en leyes anticorrupción tiene que tener un sistema de gobierno transparente”, señaló Mondino.
Si bien el camino es largo, ninguno de los dos funcionarios mencionó que la membresía del selecto club requerirá de un aporte monetario calculado en función del tamaño de la economía de cada país (por ejemplo, Estados Unidos aporta el 22%), un detalle no menor considerando que Argentina es el octavo país en extensión del mundo.
El “optimismo” del secretario de OCDE
Más allá de los desafíos que presenta la carta argentina, Cormann se mostró optimista, más que la última experiencia que tuvo en 2018, cuando se reunió con el entonces presidente Mauricio Macri. "Soy optimista porque he visto lo que este proceso ha logrado en el pasado", aseguró. Especialmente después de haber pasado la mañana del jueves reuniéndose con todo el gabinete que conforma la "Comisión de Coordinación Interministerial", y con legisladores nacionales del oficialismo y la oposición.
“Fueron muy placenteras estas reuniones con miembros del gobierno y la oposición. He sido político, entiendo la política, pero si uno quiere tener éxito, es necesario que lo hagan dejando de lado las diferencias partidarias y centrarse en un proceso que busca mejoras para la Argentina”, resaltó Cormann.
Previamente, el presidente del CARI, Francisco de Santibañes, había afirmado que “para que la Argentina alcance todo su potencial” y pueda además “convertirse en el hipermercado” de un mundo cargado de desafíos globales, necesita inversiones. “Y para poder invertir la confianza constituye el activo clave. Es en este marco que la relación con la OCDE se vuelve crucial”, aseguró, destacando asimismo que el proceso “requiere del compromiso de todos”. “La Ocde juega un rol central en la gobernanza global, es clave en la promoción de políticas públicas”, indicó.
En el evento estaba previsto que disertaran tanto Diana Mondino como Luis Caputo, ministro de Economía, ambos jefes del proceso interministerial de ingreso a OCDE. Sin embargo, a último momento el ministro se dio de baja por problemas de salud. En su lugar habló Pablo Quirno, secretario de Finanzas, quien destacó que avanzar en la línea de OCDE es clave para el desarrollo de la competitividad argentina”. “El desarrollo solo se logra a través de reglas claras y una estrategia global que contemple el interés público y privado antes que las ideologías”, cerró.
CD
