Cristina Fernández de Kirchner cerró un 2024 marcado por la necesidad de redefinir el rumbo del peronismo desde un rol opositor. El objetivo de la histórica líder del Partido Justicialista (PJ) es presentar un proyecto que recupere la confianza de un electorado desencantado pero que sea competitivo con el gobierno de Javier Milei en las elecciones legislativas de 2025.
Sin embargo, la expresidenta enfrenta un escenario complejo en línea con las tensiones internas que amenazan con fragmentar al espacio opositor. Especialmente en la provincia de Buenos Aires, dado que la relación entre Fernández de Kirchner y Axel Kicillof, gobernador bonaerense y una figura clave dentro del peronismo, atraviesa uno de sus momentos más críticos.
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El desafío de dirimir la interna con Kicillof
El desgaste entre Cristina Kirchner y Kicillof -y los espacios que lideran- pone en jaque la unidad del partido en la provincia más poblada del país y que representa un bastión del poder político del PJ.
"El liderazgo de Cristina genera efectos positivos porque ordena y es un punto de referencia ineludible", aseguró Agustín Rossi, a Noticias Argentinas exfuncionario de Cristina Kirchner y de Alberto Fernández, en un intento por restar gravedad a la disputa.
Sin embargo, el peso gravitacional de la exmandataria en el escenario del PJ bonaerense enfrenta cuestionamientos por parte de intendentes y funcionarios del distrito, como Andrés "Cuervo" Larroque y Jorge Ferraresi.
El conflicto, que incluye diferencias ideológicas y estratégicas, quedó expuesto tras la fallida interna entre CFK y el gobernador riojano Ricardo Quintela por la conducción del PJ nacional. La tensión llegó a tal punto que incluso los dirigentes más cercanos a la líder del kirchnerismo optaron por mantener un perfil bajo ante consultas sobre el futuro del espacio.
Por su parte, Quintela se mostró a favor de Kicillof en la disputa por el liderazgo peronista nacional, pensando en el armado para las elecciones presidenciales de 2027. "Kicillof tiene que ser candidato”, afirmó en una entrevista con Clarín, marcando la necesidad de renovar el liderazgo del espacio.
La postura de Kicillof provocó fuertes críticas dentro del kirchnerismo duro. "Si no entiende que Cristina conduce, deberá irse del partido y armar uno propio", sentenció el diputado Enrique "Paco" Manrique, reflejando la fractura que atraviesa el PJ bonaerense.
En este contexto, el peronismo parece dividido entre dos caminos: una renovación liderada por Kicillof, que busca construir un frente opositor a Javier Milei, y los sectores que insisten en que es Cristina Kirchner quien debe diseñar la estrategia política.
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Repercusiones de la interna del PJ bonaerense
Pero las tensiones no se limitan a Buenos Aires. El bloque de Unión por la Patria en el Congreso también muestra fisuras, con referentes del interior del país tomando distancia del liderazgo de la exmandataria.
Con las elecciones legislativas en el horizonte, Cristina Kirchner enfrenta el desafío de reconciliar a las diferentes facciones del peronismo y movilizar a un electorado que exige respuestas a los problemas económicos y sociales.
“La Argentina vive una disputa cultural que Milei busca redefinir, desde los valores sociales hasta los derechos laborales”, advirtió Rossi, quien destacó la importancia de dar esta batalla desde la presidencia del PJ. Para lograrlo, el peronismo deberá ofrecer una alternativa capaz de competir con un gobierno que no solo propone un cambio de modelo económico, sino que desafía las bases históricas del Estado nacional.
En este contexto complejo, el peronismo bonaerense se encuentra ante un dilema crucial de cara a los próximos comicios: por un lado, una facción "renovadora" encabezada por Axel Kicillof que propone construir un frente propio para enfrentar a Milei; por el otro, sectores que insisten en que Cristina Kirchner debe ser quien defina la estrategia político-electoral para confrontar al gobierno libertario.
Sin embargo, las tensiones con el gobernador bonaerense no son el único obstáculo para la ex presidenta en su intento de unificar al partido. Los conflictos internos en el bloque de Unión por la Patria en el Congreso reflejan los límites de la influencia del kirchnerismo, especialmente en el peronismo del interior del país.
“Estoy esquivando hablar sobre la interna en este momento”, admitió un destacado referente del justicialismo en el Congreso, escenario donde las divisiones comenzaron a profundizarse tras la abrupta salida del diputado santafesino Roberto Mirabella.
Con la mirada puesta en las legislativas, Cristina Kirchner enfrenta el desafío de resolver las disputas internas y recuperar un liderazgo cuestionado por diversos sectores políticos y sindicales que ven en Kicillof una alternativa para revitalizar la oposición.
Además, deberá articular una propuesta que logre reconectar con un electorado desencantado por las fracturas internas y el desgaste del oficialismo, que carga con los números de la gestión de Fernández. De no alcanzar esta síntesis, el peronismo corre el riesgo de desintegrarse y ceder terreno a un gobierno libertario decidido a consolidarse en las elecciones de medio término.
CD / Gi