El gobierno de Javier Milei se expuso en la semana que culmina a una serie de derrotas en el Congreso, lo que volvió a exhibir las debilidades estructurales del oficialismo, no solo por la minoría legislativa, sino también por su incapacidad para sostener alianzas luego de la aprobación de la ley Bases y del paquete fiscal.
El primer traspié legislativo del Gobierno fue enero de este año, cuando el oficialismo debió enviar nuevamente a comisión el proyecto de ley Bases, el cual llegó al recinto con una gran poda respecto del texto original. Sin embargo, durante la votación, cuando el dictamen comenzó a sufrir rechazos en varios de los incisos de sus primeros artículos, el entonces titular del bloque, Oscar Zago, pidió el retiro de la iniciativa luego de una reunión en el despacho de Martín Menem de la que participó Javier Milei de manera virtual.
La jugada mostró un alto grado de desconocimiento del reglamento y la discusión volvió a foja cero.
En ese momento la estrategia del oficialismo se vio forzada a recalcular y a mejorar los mecanismos de negociación, fundamentalmente con los bloques dialoguistas.
Pero los problemas del oficialismo no se limitan a Diputados. También en Senado en donde el bloque mayoritario con 33 legisladores es de UP, también ha sufrido traspiés. En marzo de este año el peronismo y diversos bloques (muchos de ellos provinciales) con 42 votos negativos, 25 positivos y 4 abstenciones.
El ambicioso decreto cuyo autor intelectual es Federico Sturzenegger chocó con la voluntad de los representantes de las provincias a pocos meses de gestión, y asomaron los chisporroteos con Victoria Villarruel por el manejo en la Cámara alta.
El 15 de agosto la Cámara de Diputados dio media sanción a un proyecto de la UCR que actualiza los fondos para universidades, estableciendo que la actualización será bimestral. Además, los fondos para el pago del salario docente tendrán una actualización mensual. Martín Menem no logró postergar el debate de las iniciativas que contaban con el apoyo del radicalismo, pero también el bloque de Pichetto, los lilitos y el peronismo.
El martes pasado una alianza entre Martín Lousteau y el kirchnerismo hizo que el radical se quede con la presidencia de la comisión Bicameral de monitoreo de los organismos de inteligencia.
Fue la primera derrota de una semana para el olvido que tuvo el oficialismo. Santiago Caputo jugó para que sea el entrerriano Edgardo Kueider quien la presidiera, pero la descoordinación le permitió a la oposición conformar una mayoría. Por su parte, Patricia Bullrich impulsa al misionero Martín Goerling.
Las autoridades de la comisión quedaron para la UCR y el kirchnerismo.
Al día siguiente una amplia mayoría que incluyó al PRO dando quórum e incluso votando a favor del rechazo, le bajó el pulgar al DNU 656/24 que destina fondos para la SIDE. Implicó un punto de inflexión con el bloque aliado del PRO. El decreto sigue vigente y deberá ser rechazado en el Senado para que quede sin efecto.
En tanto, el jueves el Senado asestó un durísimo golpe a Milei, al aprobar por una amplísima mayoría el proyecto que establece una nueva fórmula jubilatoria y que según el Presidente tendrá un costo de US$ 370 mil millones a lo largo de los años. Fue aprobada con 61 votos afirmativos y 8 negativos. n
