En la imagen, posada y con varios de los participantes relajados y sonrientes, se puede ver en primera fila a la diputada libertaria Lourdes Arrieta (con un abrigo naranja) junto a sus pares de bloque Beltrán Benedit, María Fernanda Araujo, Guillermo Montenegro y Alida Ferreyra.
Entre los represores, el último a la derecha es Antonio Pernías ("Trueno" o "Rata"), que cumple una condena a perpetua por delitos de lesa humanidad cometidos en la ESMA. El hombre con chaleco azul a la izquierda es Miguel Britos, ex miembro de la Superintendencia de Seguridad Federal, condenado por delitos en el circuito represivo ABO (los centro de detención clandestina Atlético-Banco-Olimpo).
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En la segunda línea -de izquierda a derecha- está Mario "El Cura" Marcote, miembro del Servicio de Informaciones y condenado a 17 años de prisión en Rosario; en el fondo, semitapado, se distingue a Alfredo Astiz, condenado por infiltrarse en Madres de Plaza de Mayo, y por desapariciones y torturas en la ESMA, entre ellas las de la monjas francesas Alice Dumon y Léonie Duquet.
A su derecha está Honorio Carlos Martínez Ruiz, condenado a perpetua por crímenes cometidos en el centro clandestino Automotores Orletti; el ex agente de inteligencia Raúl Guglielminetti, también condenado por sus delitos en Automotores Orletti; Marcelo Cinto Courtaux, miembro del Destacamento 201 de Inteligencia que actuó en Campo de Mayo; Julio César Arguello, condenado a perpetua por su accionar en el "Circuito Camps"; Juan Manuel Cordero, condenado a 25 años por crímenes cometidos en el contexto del Plan Cóndor, y Carlos Guillermo Suárez Mason (hijo), condenado por delitos de lesa humanidad en la ESMA.
En la foto también posan Gerardo Arraez, condenado a 25 años de prisión por delitos en el circuito represivo ABO y Adolfo Donda, condenado por sus delitos cometidos en la ESMA y por el secuestro de la ex diputada Victoria Donda.
El polémico encuentro entre los legisladores y los represores fue un golpe duro a la bancada oficialista. Como consecuencia, varios diputados tomaron distancia e incluso el presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, remarcó que no se trató de una actividad oficial, sino que fue una "actividad particular" de un "grupo minoritario".
En este sentido, en una reunión de la semana pasada en el bloque intentaron unificar el discurso para evitar una escalada mediática. No obstante, la estrategia no tuvo éxito dado que dos de las legisladoras, Rocío Bonacci y Lourdes Arrieta, continuaron haciendo sus propias declaraciones.
Bonacci, por su parte, insistió en que fue engañada por Beltrán Bénedit y Guillermo Montenegro, los diputados que organizaron la actividad, y señaló que el encuentro "tenía aparentemente el OK de Martín Menem y de Casa Rosada".
En paralelo, Arrieta también aseguró que fue "engañada" y manifestó que, aunque reconoció que estuvo y habló con Astiz, "no tenía idea" de quiénes eran los detenidos que fueron a visitar. "No viví en esa época, nací en 1993 y no tengo ni idea de quiénes eran los personajes de esa época, la verdad es que vi internos de 80 años", expresó
"Fue una reunión que fuimos engañados un grupo de diputados.No puedo decir si todos lo sabían o no, pero en el caso de la diputada Bonacci y como yo, empezamos a hablar de este tema porque en un momento teníamos angustia y entramos en un estado de shock", concluyó.
