Si bien no se llegó a los desmanes registrados en la noche de ayer, los comerciantes, transeuntes y las personas que se acercaron para festejar, otra vez tuvieron que ser testigos pasivos de la invasión de la desidia y la desprotección.
Pasadas las 14,00 horas ya había trascendido que, "por decisión de las autoridades", los jugadores no irían hacia el Obelisco, donde se encontraba montado un escenario para que la gente pudiera saludar al plantel que jugó la final del Mundial de Brasil. El grueso de la gente empezó a retirarse con caras largas por la noticia, pero un grupo de personas vestidas mayoritariamente con camisetas de equipos de fútbol y bebidas alcohólicas en las manos.
Luego de algunas horas, empezaron a volar las primeras botellas y los comercios que sobrevivieron al desastre de la jornada previa, bajaron sus persianas preventivamente. A través de las cámaras de seguridad y de distintos medios pudo verse a sujetos trepándose a los semáforos, corridas y lanza morteros ante la impasividad policial.
Finalmente, con el día laboral casi agotado, se retiraron de la zona y pudo empezar a trabajar el personal de limpieza urbana.