POLICIA
vive en un barrio de lujo y maneja un mercedes-benz

Lucki, el empresario ladrón del country que asaltó a su vecino y llegó a culpar al jardinero

Esta semana fue condenado a la pena de tres años de prisión condicional por haberle robado a su vecino 20 millones de pesos, 15 mil dólares y distintos objetos de valor. Entraba a la casa con una ganzúa cuando su víctima no estaba. Tendrá que devolver el dinero que se llevó, mudarse a una distancia mínima de 200 metros del barrio privado en el que cometió el hecho e iniciar un tratamiento médico en la provincia de Entre Ríos. En la audiencia del juicio le pidió disculpas a su víctima: “Ojalá algún día volvamos a ser buenos vecinos”.

18_08_2024_lucki_empresario_ladron_country_cedoc_g
| cedoc

No era el jardinero ni el plomero. Tampoco la empleada doméstica o el guardia de seguridad. Por lo general, los privilegiados que residen en countries o barrios cerrados suelen apuntar a los que menos recursos económicos tienen cuando ocurre un delito dentro de la burbuja que habitan.

Lucas Nasim, un acaudalado empresario santafesino de 45 años y dueño de un centro de estética, fue detenido por ladrón gracias a una cámara de seguridad. Lo arrestaron el 31 de julio pasado y dos semanas después fue condenado por ladrón a la pena de tres años de prisión condicional. Le había robado a su vecino unos 20 millones de pesos, 15 mil dólares y distintos objetos de valor que fue sustrayendo en los últimos meses, en una modalidad conocida como “robo hormiga”.

El adinerado ladrón, conocido también como “Lucki”, vive en el exclusivo country Altos de la Ribera, en la localidad de Santo Tomé y maneja un Mercedes-Benz GLC 300 cupé modelo 2018, un coche de lujo que vale casi como un departamento (75 mil dólares), aunque curiosamente tiene una deuda de patente de 826.441 pesos. 

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

Hace unos cuatro meses, aproximadamente, llegó al barrio Oscar Gómez, un comerciante de 76 años, dueño de una distribuidora, que hacía poco había enviudado y, por consejo de sus hijos, alquiló una casa para no tener que preocuparse por la inseguridad. Era su nuevo vecino. 

Nasim entabló rápidamente una relación de confianza con el jubilado, pero tenía otros fines. Un día Gómez advirtió que le faltaba su teléfono celular, luego el café y hasta un reloj de oro, entre otros objetos, pero nunca llegó a dudar de su vecino millonario.  

La propiedad que el jubilado  alquilaba no tenía cámaras de seguridad y hablando con sus hijos y vecinos –entre los que curiosamente también se encontraba Nasim– comenzaron a sospechar del jardinero. Como primera medida, y sin más pruebas que las dudas planteadas por la propia víctima, la Policía demoró al empleado pese a que este había sugerido que investiguen al empresario Nasim. “Decía que era inocente y que había visto a este propietario entrar a la casa de otro vecino amigo. Pero no le creyeron y terminó preso”, reconocería tiempo después un familiar de la víctima.

El misterio finalmente se develó cuando la familia del hombre decidió instalar dos cámaras de seguridad: una apuntaba a la cocina y otra estaba oculta en un depósito. Así lograron desenmascarar al vecino ladrón. 

“Era el hombre que vivía atrás. Lo reconocí de inmediato. Una cerca bajita divide nuestros patios. Lo había visto porque un domingo se asomó para pedirnos una pelota que supuestamente había caído de nuestro lado. Lo invitamos a pasar, pero ni nosotros ni él encontramos nada”, contó Luciano, uno de los hijos de Gómez.

Condena. Nasim fue detenido, imputado y sometido a  un juicio abreviado en el que esta semana terminó condenado a la pena de tres años de prisión condicional como autor de robo y amenazas calificadas. Tendrá que devolver el dinero que se llevó, mudarse a una distancia mínima de 200 metros del barrio privado en el que cometió el hecho e iniciar un tratamiento médico en la provincia de Entre Ríos. 

El fallo fue dictado por el juez Octavio Silva en los tribunales de la ciudad de Santa Fe. La fiscal Rosana Marcolín destacó que “a menos de dos semanas se llegó a una solución justa, que las víctimas valoraron”.

Según la Justicia pudo acreditar, el miércoles 31 de julio a las 19.30, que Nasim “forzó la cerradura de la puerta trasera de la casa de su vecino e ingresó al domicilio”. 

“Una vez dentro –recordó Marcolín–, se apoderó ilegítimamente de bolsas que estaban en diferentes partes de la casa y contenían el dinero en pesos y en dólares que debe devolver. El accionar delictivo fue registrado por cámaras de seguridad instaladas en la vivienda de la víctima”. 

La fiscal explicó que “se analizaron esos videos, se recabaron testimonios y se constató el daño en la cerradura que Nasim rompió”. El empresario, además, fue condenado por otro delito ocurrido en junio de 2023 cuando amenazó a otro vecino con un arma y le dijo que mataría a su perro, rompería su auto y provocaría daños en su casa.

En la audiencia, el empresario se mostró arrepentido. Le dijo que quería mirarlo a los ojos para pedirle perdón, que asumía su error y que esperaba que en un futuro pudieran “volver a ser buenos vecinos”.

 

“Cometí un error y voy a pagar”

El empresario aceptó su culpabilidad para evitar la cárcel y recibir una pena menor. Y no solo reconoció que entró a robar a la casa de su vecino con una ganzúa, sino que para atenuar las críticas se declaró cleptómano. 

Según alegó padece un trastorno obsesivo compulsivo con cleptomanía y se comprometió a realizar un tratamiento en una clínica de rehabilitación en la provincia de Entre Ríos.

La cleptomanía es un trastorno grave que genera la necesidad irresistible de robar artículos innecesarios y de valor, pero no sería el caso de Lucki Nasim, que empezó apoderándose de objetos de poco valor, y terminó llevándose un botín millonario que de no haber sido descubierto por las cámaras de seguridad y detenido probablemente nunca lo hubiese reconocido.

En el juicio el empresario se mostró arrepentido y hasta pidió perdón: “Yo no me olvido que usted me dejó entrar a su casa con mi hija. El problema es mío, cometí un error y voy a pagar. No se ponga mal, le pido perdón de corazón, yo me aproveché de su bondad”, le dijo a la víctima.