POLICIA
agentes encubiertos y escuchas telefónicas

La trama oculta detrás de la detención de un alto jefe de Gendarmería acusado por narco

Miguel Ángel Torres es un excomandante mayor de la fuerza federal que trabajó en Inteligencia y fue jefe del Escuadrón N° 32 de Aluminé, en la provincia de Neuquén. Pasó a retiro con más de treinta años de servicio y el lunes 13 de enero pasado fue detenido junto a su hijo. Lo arrestaron en un operativo antinarco cuando presuntamente coordinaba el traslado de un cargamento de 34 kilos de cocaína y casi un kilo de éxtasis. Los investigadores del caso sospechan que “por su amplia experiencia tenía una función de liderazgo” en la organización criminal.

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Familia. El comandante mayor retirado Miguel Ángel Torres, con su mujer, su suegra y sus dos hijos. Uno de ellos, Emanuel (der.), también fue detenido por el secuestro de los 34 kilos de cocaína. | cedoc

La ciudad de Orán es el principal punto de ingreso terrestre de la cocaína que llega a todo el país y muchas veces termina en Europa. El camino que lleva a esta localidad salteña que limita con Bolivia es conocida como la “ruta blanca”, una vía histórica que atraviesa también otros destinos con mucha actividad narco como Metán o Tartagal.

Desde allí partieron en tres autos el exjefe de Gendarmería Nacional, Miguel Ángel Torres, su hijo Emanuel Torres Ibba, el exagente penitenciario Daniel Olivera Serrano y su pareja Sandra Areco Florentín. El grupo lo completan otros tres hombres: Antonio Gutiérrez, Francisco Salinas Campos, Paul César Heredia Comandiri y Diego Bahamonde.

En Orán, donde actualmente vivía el jefe de Gendarmería, su mujer y sus dos hijos varones, se sospecha que acopiaba la droga que llevaban hasta la ciudad de Guaymallén, provincia de Mendoza, donde los ocho sospechosos fueron detenidos este lunes 13 de enero pasado con más de 34 kilos de cocaína y casi uno de éxtasis.

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El auxiliar fiscal de la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar), Jorge Viltes Monier, explicó que la causa que motorizó estas detenciones se inició el 7 de mayo de 2024 cuando secuestraron 99 kilos de marihuana en un operativo realizado en el puesto de control rutero El Naranjo, en el sur de la provincia de Salta. En base a escuchas telefónicas, entrecruzamientos de llamadas y trabajos de inteligencia los detectives pudieron armar el rompecabezas de la organización.

Para los investigadores los acusados –entre ellos el comandante retirado Torres– formaban “parte de una organización criminal, con distribución de roles y de orden trasnacional”. Según indicó el auxiliar fiscal, “adquirían la droga en Bolivia para luego acopiarla en Orán y, desde allí, transportarlo a Mendoza”.

Los traslados de la droga se hacían en tres autos: uno iba siempre adelante marcando los operativos en la ruta. Curiosamente esa función la realizaba el jefe retirado de Gendarmería.

El funcionario judicial, de hecho, resaltó en la audiencia la tarea de Torres: “Por su amplia experiencia creemos que tenía una función de liderazgo. Era el que coordinaba las operaciones de tráfico, y siempre viajaba solo, en este caso, en un automóvil Fiat Argo, mientras que el resto de los integrantes de la organización, incluido su hijo Torres Ibba, de 25 años, lo hacían de a dos o tres”.

De acuerdo con la investigación, la Unidad Fiscal de Narcocriminalidad (Ufinar) del Ministerio Público Fiscal de Salta también tenía en la mira a Torres y su hijo por su presunta vinculación con una banda narco que opera en Orán. Según reportaron, habrían tenido inconvenientes con una deuda, lo que derivó en que el comandante retirado tuviera que vender un inmueble para saldar ese pasivo y evitar represalias.

En base a las pruebas reunidas, la fiscalía pidió la prisión preventiva de todos los imputados. La fundamentó en la gravedad del hecho, la logística empleada para el tráfico, los riesgos de fuga y entorpecimiento, como así también la imposibilidad de que los acusados, atento a la alta escala penal de los delitos imputados, puedan tener una pena de ejecución condicional, según publicó el sitio fiscales.gob.ar.

Pase a retiro. Torres se retiró de la fuerza con el grado de comandante mayor. Durante treinta años ocupó cargos importantes en distintas unidades. Fue oficial de Inteligencia del Escuadrón 20 de Gendarmería de Orán y jefe del Escuadrón N° 32 de Aluminé, en la provincia de Neuquén.

En 2017, cuando cumplió 25 años de servicio, su mujer celebró su “vocación” de servicio con un emotivo mensaje en su cuenta de Facebook. “Sos un ejemplo de gendarme comprometido totalmente a tu responsabilidad”, escribió.

Torres también era muy activo en las redes sociales. Allí se mostraba como un odiador de manual: despotricaba contra Cristina Kirchner, el colectivo feminista, la diputada Natalia Zaracho, la CGT y hasta Juan Román Riquelme. Hablaba muy suelto de mafiosos y chorros. De vez en cuando largaba algún que otro elogio para la vicepresidenta Victoria Villarruel. Hoy la historia es otra. Esta semana fue procesado por el juez federal de Garantías N°1 de Salta, Julio Bavio, por el delito de transporte de estupefacientes agravado.

Tres autos y estadía en un hotel

L.N.

El último viaje realizado por los ocho sospechosos fue monitoreado por los investigadores con la geolocalización de los teléfonos celulares que previamente habían sido intervenidos por la Justicia. Así pudieron ubicar a Antonio Gutiérrez y Emanuel Torres Ibba –hijo del alto jefe de Gendarmería– en la provincia de Catamarca. Iban a bordo de un Fiat Cronos en dirección a Mendoza secundados por una camioneta Fiat Toro, en la que viajaban el expenitenciario Olivera Serrano, su pareja Areco Florentín y Diego Bahamonde.

Los agentes encubiertos iniciaron un seguimiento terrestre en la provincia de La Rioja, pero no intervinieron hasta que el grupo llegó a la ciudad de Guaymallén, en la provincia de Mendoza. Areco Florentín se alojó en un hotel, mientras que el jefe de Gendarmería paró en una casa de la calle Adolfo Calle al 911. Torres fue el primero en llegar.

La Policía recién entró en acción cuando arribaron los ocupantes del Cronos: Gutiérrez y Torres Ibba. Sabían que ellos podrían trasladar la droga y no podían perder tiempo. Y así fue. En el interior del coche hallaron 14 ladrillos de cocaína. Otros 18 paquetes, cerca de un kilo de éxtasis, dos armas de fuego, más de 300 mil pesos y varios teléfonos celulares estaban en el interior de la casa, donde además de Torres estaban Comadiri y Salinas Campos.