Pensó que sería un día normal, en medio de la conmoción que sacude a Cayastá, pero el empleado de la arrocera, Franco Martín, se encontró cara a cara con los prófugos. Lo tomaron como rehén, buscando refugio y comida.
Pasó por la comisaría para pedir custodia como medida preventiva. Luego se dirigió al molino arrocero y allí se topó con los prófugos, quienes a punta de pistola le pidieron “colaboración” para entrar al silo. “Me apuntan con una 9 mm y me dicen que colabore con ellos”, dijo en diálogo con C5N.
El empleado aseguró que se dio cuenta de que se trataba de los prófugos, pero se hizo “el tonto”. “Me dijeron que necesitaban agua y comida”, recordó.
“Me trataron bien a pesar de todo”, describió y afirmó que le indicaron que se tranquilice que “no iba a pasar nada”.
Tras algunos minutos, la policía advirtió la ausencia del empleado y resolvió rastrillar la zona. Allí se terminó todo. Christian Lanatta y Víctor Schillaci no ofrecieron resistencia. La fuga había terminado.