POLICIA
juicio por el crimen de la estudiante de arquitectura

El femicida de Catalina no declaró y su abuela lo defendió: “No lo quiso hacer”

Néstor Soto está siendo juzgado por por el homicidio agravado por alevosía y violencia de género de su compañera de estudio Catalina Gutiérrez. El femicidio ocurrió el 17 de julio del año pasado, y el juicio por jurados comenzó este jueves. En la segunda audiencia, la abuela del acusado aseguró que su nieto estaba atravesando una situación de estrés: “Teníamos que pagar el alquiler, los materiales de la UNC, comer, vestirse, viajar”, intentó justificar la mujer que lo crió. El femicida siguió en silencio su versión y escuchó también a tres examigas que contaron detalles de la relación y la obsesión con la víctima.

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Cabizbajo. Néstor Soto se mantuvo en silencio durante las testimoniales. Un rato antes de la reanudación del juicio se mostró sonriente junto a su abogada defensora. | eldoce.tv/cedoc

El juicio contra el estudiante de arquitectura que el año pasado asesinó a su compañera de estudio en Córdoba se reanudó ayer con mucha expectativa: estaba prevista la declaración del femicida Néstor Soto (22), pero eso finalmente no ocurrió. Sí hablaron su abuela y tres examigas, quienes recordaron los días previos al crimen y dieron indicios sobre la personalidad del asesino.

Soto comenzó a ser juzgado este jueves 6 de marzo por la Cámara en lo Criminal y Correccional de 11° Nominación, integrada por Horacio Augusto Carranza, Susana Frascaroli y María Gabriela Rojas Moresi. Se le imputa el homicidio calificado por alevosía y mediando violencia de género de Catalina Gutiérrez (22), ocurrido el 17 de julio del año pasado.

El femicida estuvo presente en la sala con una actitud y semblante diferente a la que mostró durante la primera audiencia. Antes de reanudarse el juicio, el acusado se mostró tranquilo y relajado. Hasta le sonrió a su abogada defensora, Ángela Burgos Niño. Un fotógrafo del sitio eldoce.tv logró retratar ese momento.

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Minutos después, cuando su abuela Herta Jeannette Vargas se sentó frente a los jueces y el jurado popular, su rostro cambió. Se mostró cabizbajo durante su alocución.

La mujer brindó un testimonio tan duro como estremecedor. Dijo que jamás imaginó que su nieto podía convertirse en un asesino e intentó esbozar una teoría sobre lo que sucedió la noche del crimen. “Hay personas que en dos segundos se les va la mente. Yo estoy segurísima de que estaba con ese problema psicológico y de estrés. Teníamos que pagar el alquiler, los materiales de la UNC, comer, vestirse, viajar”, intentó justificar.

Herta no pudo evitar llorar. Tiene un vínculo muy fuerte con su nieto: lo crió cuando era pequeño. “Mi nieto no lo quiso hacer”, dijo en su defensa y con esa frase consiguió que Néstor la mirara.

Sobre Catalina aseguró que prácticamente no la conocía. “La vi una sola vez”, dijo, y amplió ante el requerimiento del tribunal: “Me he enterado que eran buenos amigos. Él la cuidaba mucho. Una persona que te compra preservativos para que se cuide la amiga”.

En otro tramo de su declaración, la abuela se refirió a los supuestos problemas psicológicos de Néstor. Y dijo: “Yo conozco a mi nieto y jamás en mi vida hubiera pasado por la cabeza algo así. Sé que Néstor no estaba totalmente en sus cabales, tenía problemas psicológicos, estaba en estrés. El cabello no se te cae porque querés que se te caiga”.

Las examigas. El juicio contra el femicida finalizó ayer con tres testigos más: las examigas del único acusado, Ornella Beltramo, Luna del Castillo y Celina Giolitto.

La primera de ellas no recordó episodios de violencia previos. “Jamás me ha levantado ni un dedo ni la voz”, remarcó.

Ornella se quebró en medio de su relato cuando dijo lo que sentía por él. “Tristeza, enojo, bronca y decepción. Hoy lo veo como lo que es: un asesino”, respondió.

Más adelante, se refirió a la inclinación sexual del acusado que su defensa intenta instalar para evitar el agravamiento por violencia de género. “Hablaba de mujeres y nunca de varones”, dijo.

Tras su versión fue convocada Luna. A diferencia de la testigo anterior, ella sí recordó un episodio de violencia de parte del acusado. Fue en la casa de Soto. “Tenía el lavarropas roto, lo vi y me dijo que fue un ataque de que algo le salió mal y le pegó al lavarropas”, reveló.

Consultada por el vínculo entre la víctima y el victimario, reconoció que el acusado siempre hablaba de Catalina, como si estuviese obsesionado con ella.

“Al principio él la veía como re superior. Me acuerdo que la primera vez que habló con ella me dijo: ‘Mirá la cantidad de seguidores que tiene y yo le estoy mandando plata de un gasto’ que habían tenido. Después de eso empezaron a ser amigos y todo normal. Empezaron a hacerse más cercanos y ahí sí ya empezó a ser más raro porque se repetía esto de la intensidad que tuvo conmigo y después con Orne”, señaló.

“Soto quería juntarse todo el tiempo” y cuando Catalina “no respondía la empezó a llamar”.

Celina, el último testimonio que escucharon los jueces en la segunda audiencia, también habló de la supuesta homosexualidad del acusado. “Nunca tuvo una relación con un hombre y hasta recuerdo algún comentario homofóbico”, dijo para sorpresa del femicida.

Otro crimen despertó una fuerte conmoción

R.P.

Un nuevo femicidio despertó bronca e indignación en Córdoba. En medio del juicio por el crimen de Catalina Gutiérrez, con amplia cobertura en los medios locales, una mujer de 61 años fue asesinada de un escopetazo por su pareja.

El asesinato, el segundo por violencia de género en lo que va del año, ocurrió en la localidad de Vicuña Mackenna, departamento de Río Cuarto.

El jueves 6 de marzo a las 23 vecinos alertaron a la Policía al escuchar un disparo en el interior de una casa ubicada en la calle Roca al 1100.

Los voceros policiales indicaron que apenas ingresaron descubrieron el cuerpo sin vida de una mujer identificada como Ivana Mónica Guardia. Estaba en el piso de la cocina, detalló el diario La Nueva Mañana de Córdoba.

El hijo de la víctima les dijo a los policías que su padre y expareja de la mujer llegó con una escopeta calibre 28 y le disparó en el cuello.

El femicida, identificado como Oscar Alberto Díaz, tiene 64 años y escapó de la escena a bordo de su camioneta Renault Kangoo. Poco después fue arrestado cerca de un cañaveral que está a la vera de la Ruta Nacional N° 7, donde abandonó su rodado.