Un médico cirujano pediátrico, que trabajaba en el Hospital de Niños de San Justo, fue detenido en el barrio porteño de Caballito acusado por grooming a una niña de 11 años.
Luego de la denuncia hecha por la familia, empezó a investigar el caso la Ayudantía Fiscal de Delitos Conexos a la Trata de Personas, Pornografía Infantil y Grooming del Departamento Judicial de La Matanza, a cargo de la fiscal Lorena Natalia Pecorelli.
El profesional estaba siendo seguido desde el mes de abril, cuando a través de la red social Instagram le habría pedido fotos a la menor e invitado a su casa. Según fuentes del caso, se estableció que durante el ejercicio de su profesión, el imputado había conocido a la menor, ya que tiempo atrás le había practicado una intervención quirúrgica de uno de sus miembros inferiores. Por ese motivo, se valía de ese antecedente para solicitarle fotografías en ropa interior con la excusa de observar el avance de la operación.
Por otra parte, producto del análisis de las diferentes redes sociales utilizadas, distintas bases de datos y números de IP, sumados a tareas de vigilancia y seguimientos encubiertos, los investigadores determinaron que este hombre vivía en una propiedad del barrio porteño de Caballito.
Allanamiento. Con orden del juez Agustín Eduardo Reggi, un grupo policial allanó su domicilio. Allí secuestraron dos notebooks, un disco rígido externo, un pendrive, cuatro celulares y demás elementos de interés para la causa. El médico fue detenido.
No se descarta que una vez analizado el material secuestrado surjan más menores damnificadas por el mismo delito.
De acuerdo a los voceros, el cirujano, de nacionalidad boliviana, quedó a disposición del juez Agustín Eduardo Reggi acusado por el delito de “captación por medios tecnológicos de menor de edad con fines sexuales” (Grooming).
El grooming es la acción deliberada de un adulto, varón o mujer, de acosar sexualmente a una niña, niño o adolescente a través de internet.
La forma de acción de quienes cometen este delito es establecer un vínculo de confianza, complicidad y cercanía con la víctima a través de redes sociales, juegos online o plataformas de mensajería instantánea. Una vez logrado, suelen pedir información, fotos o videos íntimos a los chicos y chicas para luego, en algunos casos, amenazarlos con hacer público ese material o enviarlo a sus familiares si no acceden a cumplir con nuevos pedidos.
