La autopsia del cuerpo de Aralí Vivas, la nena asesinada y quemada en Brinkmann (Córdoba), confirmó que fue abusada por su padrastro y un amigo, Matías Ezequiel Simeone (33) y Cristian Hernán Varela (40) respectivamente, quienes luego la habrían asesinado y habrían incendiado el domicilio para ocultar el crimen.
El resultado preliminar de la necropsia había arrojado la presencia de material genético masculino en el cuerpo de la menor de edad y en las últimas horas se confirmó que este corresponde a Simeone y Varela, motivo por el que el fiscal Francisco Gieco agravó sus imputaciones y ambos fueron acusados de delito de homicidio criminis causae.
Ocho días atrás el fiscal, quien luego decidió apartarse de la causa, había realizado la imputación sobre ambos por homicidio calificado por el vínculo, no obstante, los datos arrojados por la autopsia al cuerpo de la niña modificaron la situación procesal de los acusados.
Los investigadores sugieren que Simeone y Varela abusaron de Aralí Vivas y luego la asesinaron y prendieron fuego la casa donde la niña vivía junto a sus hermanos para ocultar su delito. Por su parte, vecinos y allegados de la víctima denunciaron que en el lugar se hacían "fiestas negras" y se cometían delitos similares reiteradamente.
Por su parte, la madre de la nena, Rocío Milagros Rauch (28), también fue detenida y se encuentra acusada de partícipe necesario de homicidio calificado por el vínculo, por comisión por omisión, considerando su relación con la menor y su posible implicancia en los hechos.
El fiscal sostuvo que la mujer presuntamente no estuvo al momento del asesinato de la su hija. Sin embargo, la consideró responsable debido a la falta de intervención ante el abuso y la muerte de la menor de edad.
Para agravar aún más la situación, la investigación sugiere que los hermanos de Aralí se encontraban en la casa en el momento del homicidio. Los menores, presentes durante el crimen, no eran conscientes de que Aralí había fallecido.
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La indignación se apoderó de la localidad cordobesa de Brinkmann el lunes 4 de noviembre luego de que se conociera la muerte de Aralí Vivas, la niña de ocho años que fue asesinada en su casa y cuyo cuerpo se encontró dentro de una habitación incendiada.
En diálogo con Buenos Días Región, Mario Vignolo, el médico forense que realizó la autopsia, señaló que es "imposible ver la causa de muerte a simple vista" teniendo en cuenta el estado deteriorado del cadáver como consecuencia del incendio, el cual, según los peritajes, habría sido provocado para despistar a los investigadores.
"Cuando la casa se quemó, ya estaba muerta", aseveró el profesional. Aclaró que se requieren estudios complementarios, y detalló que la víctima estaba "carbonizada y en parte calcinada".
Sobre la posibilidad de que la nena haya sido asesinada a golpes, el médico profundizó: "Cuando un cuerpo se quema también hay estallidos, por eso es complicado aseverar si una fractura es por un estallido o por un elemento contundente. Está muy deteriorado el cadáver, pero estamos analizando algunas cuestiones que pueden arrojar algún dato. Si bien el entorno que se describe es muy sospechoso, no se puede confirmar nada hasta no tener resultados".
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Según trascendió, la niña se encontraba sola en el domicilio cuando ocurrió el incendio, dado que la pareja de su madre se había ido a llevar a sus tres hijos a otro lugar. Los bomberos llegaron al lugar alrededor de las 14 del sábado tras ser alertados por los vecinos. No obstante, la menor ya había fallecido.
Los investigadores también observaron que la habitación de la menor era el único lugar incendiado en la casa y que no había señales de que hubiera intentado escapar, a pesar de que las puertas no estaban cerradas con llave. Por otra parte, testimonios e imágenes de cámaras de seguridad mostraron a Simeone en la zona al momento del incendio.
AS/LT