POLICIA
CRIMEN A SANGRE FRÍA

"Celos, odio y resentimiento profesional": el móvil detrás del crimen del peluquero en Recoleta

Para el juez Javier Sánchez Sarmiento, Abel Guzmán "tenía pleno conocimiento y voluntad de la acción homicida" que llevó a cabo contra Germán Medina. El acusado fue procesado con prisión preventiva por homicidio.

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Preso. “Abelo” se instaló en el partido boanerense de Moreno y se hacía llamar Gustavo. | policía de la ciudad

El detenido por el crimen del peluquero Germán Medina en Recoleta, Abel Guzmán, fue procesado por el delito de homicidio agravado por alevosía. En esa línea, el juez a cargo de la causa indicó que el móvil del crimen fueron los "celos, odio y resentimiento profesional" que el detenido sentía hacia la víctima.

Este martes se dio a conocer que Guzmán fue procesado por el delito que prevé una pena de prisión perpetua para todo aquel que "matase con ensañamiento, alevosía, veneno u otro procedimiento insidioso". Asimismo, se informó que el acusado fue embargado por una suma de $40 millones y continuará detenido, pese a que su exabogado quería presentar un pedido de prisión domiciliaria porque "tiene problemas de salud preexistentes al hecho".

Detuvieron a Abel Guzmán, el colorista que mató a su colega en la peluquería Verdini de Recoleta

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“Ningún conflicto de relación amerita el despliegue de un atentado contra la vida de un ser humano. Considero que el móvil del homicidio de Germán Gabriel Medina se trataría de una cuestión de celos, odio y resentimiento profesional”, remarcó el juez en lo criminal y correccional porteño juez Javier Sánchez Sarmiento sobre los motivos del homicidio.

Sumado a esto, consideró que el imputado "tenía pleno conocimiento y voluntad de la acción homicida" que tuvo lugar durante la noche del pasado 20 de marzo en la peluquería Verdini. "El día del hecho, Guzmán llevó un arma de fuego entre sus pertenencias a su lugar de trabajo, la guardó en un lugar donde dejaba sus cosas personales, esperó a que no hubiera clientes, encerró a sus compañeros sin que, inicialmente, ellos se dieran cuenta y luego mató de un disparo en la cabeza a su víctima, que estaba sentada y totalmente indefensa”, continuó el magistrado.

El acusado premeditó todos y cada uno de los movimientos necesarios para llevar adelante su plan criminal, obtuvo un arma de fuego, escogió el día en que sabía que sus compañeros iban a quedarse en reunión en el local, los encerró a todos los presentes en la peluquería y, sobre seguro, mató a su indefenso compañero Medina, con quien tenía particular recelo. Luego, huyó saltando por la ventana del local y permaneció prófugo 70 días prófugo”, afirmó Sánchez Sarmiento a la hora de procesar a Guzmán.

El desempeño laboral de Guzmán y la relación con sus compañeros

En el expediente judicial también consta que, el día del crimen, Guzmán y Medina discutieron por el uso indiscriminado que el acusado hacía del formol, siendo que incluso no era la primera vez que tenían un altercado por esa temática. Asimismo, a partir de la reconstrucción del hecho que realizaron los investigadores, el hombre tenía un “particular encono” con la víctima porque lo había expuesto ante el propietario de la peluquería, Facundo Verdini.

Según declaró Verdini, el acusado “se peleaba con los empleados porque hacía los alisados con mucho formol en horario de trabajo, lo hacía a propósito y les tiraba todo el humo a sus compañeros. También se peleaban por si prendían o no el aire acondicionado y por la apertura de las ventanas”.

En esa línea, explicó que “el formol genera una especie de humo nauseabundo que hace picar los ojos, toser y molesta”. Además, remarcó que el hombre "se llevaba mal con todos sus compañeros de trabajo, a quienes no les hablaba, y que el problema radicaba en que desde hacía tiempo había empezado a usar formol para los alisados, y cada vez le ponía más de ese producto a los preparados”.

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Facundo Verdini (izq.), dueño de la peluquería, junto a la víctima, Germán Medina (der.).

Asimismo, recordó que Guzmán trabajaba en el establecimiento desde hacía ocho o nueve años y que “era una persona excesivamente trabajadora, que estaba todo el día en la peluquería, era el primero en ingresar y el último en retirarse y además hacía la limpieza". A raíz de su desempeño, "percibía un 40 por ciento de comisión por los trabajos que realizaba, mientras que el resto cobraba entre un 27 y un 30 por ciento”.

Sumado a esto, Verdini reveló que tenía programada una reunión con el imputado y sus abogados para el día siguiente del crimen, aunque el acusado “no sabía eso, porque no llegó a hablar con él, y la idea era suspenderlo, no echarlo”. Sin embargo, según los testimonios incorporados a la causa, Guzmán iba a ser despedido en forma inminente, “circunstancia conocida por el acusado, que quería resolver el ‘problema’ ese mismo día”.

El crimen de Germán Medina

El día de los hechos, luego de atender a la última clienta, Guzmán se fue a la cocina de la peluquería sin hablar con ninguno de sus compañeros, “con quienes tenía conflicto, principalmente, por sus trabajos de alisado con formol, sustancia prohibida por sus efectos tóxicos, que el nombrado no dejaba de utilizar, pese a las advertencias de sus pares, ocasionando malestar en el ambiente laboral”.

Cerca de las 17, el acusado invitó a tomar un café a Carlos Alberto Azorín, el encargado del local. “Estoy cansado, necesito paz mental, ya me da todo lo mismo, necesito terminar el tema hoy, voy a hablar con el dueño”, expresó el peluquero durante el encuentro, que duró hasta las 18.

Cuando regresaron al local, “Guzmán se sentó en una de las sillas que da a la calle y le pidió a Azorín que le cortara el cabello. Si bien inicialmente le cortó el pelo a los costados, el imputado le pidió que lo rapara; ‘así quedo más loquito’, dijo”, según la reconstrucción plasmada en el expediente judicial.

Dos horas más tarde, a las 20, el detenido tomó las llaves del local, bajó la persiana y cerró la puerta de ingreso. Mientras tanto, sus compañeros de trabajo, entre los que estaban Medina, Azorín, Verdini y Noelia Palazzo, charlaban y tomaban cerveza. Después de encerrar a los trabajadores, Guzmán se acercó al dueño de la peluquería y le preguntó si tenía algo para decirle, ante lo que su jefe le respondió que al día siguiente hablarían.

En ese momento, el imputado sacó el arma que tenía oculta en la cintura, debajo de la ropa, y ordenó: “Quédense quietos porque les vuelo la cabeza a los cuatro”. Acto seguido, le apuntó a Medina en la cabeza y le disparó. “La víctima quedó tendida sobre uno de los apoyabrazos del sillón, moribunda”, describió el juez.

A raíz del hecho, Verdini se encerró en el baño y Palazzo se levantó para irse, ante lo que Guzmán le dijo: "No tengas miedo que a vos no te va a pasar nada”. En tanto, Azorín subió la persiana de una de las ventanas y el homicida se dio a la fuga. De esa manera, estuvo prófugo por 70 días, hasta que un testigo de identidad reservada llamó a línea de denuncias 134 del Ministerio de Seguridad de la Nación y aportó información precisa de su paradero.

Las polémicas declaraciones por las que Abel Guzmán se quedó sin abogado

En la audiencia en la que el detenido se negó a declarar frente al juez Javier Sánchez Sarmiento, el defensor Héctor Costa dio insólitas y polémicas declaraciones.

Todo ocurrió en la puerta del edificio judicial en la calle Lavalle cuando el letrado fue contundente con sus palabras ante la prensa, hasta tal punto de sostener que a Guzmán "se le escapó el tiro". "El crimen no fue premeditado y él está arrepentido", comenzó Costa respecto a la situación judicial de su defendido.

Entre otro de los puntos a los que hizo hincapié es que horas después de la audiencia lo iba a ir visitar a la comisaría para "encaminar la defensa" y "explicarle mejor la estrategia".

 

MB / Gi