OPINIóN
En qué quedamos

Woke, ¿liberales o de izquierda?

Tanto se habla de la ideología woke que ya no se sabe si es conservadora o progresista. Aun así, todos sus seguidores coinciden en compartir la misma visión individualista. Lo único cierto es que nació en 2013 junto a Black Live Matters. Cómo siguió esta discusión que llegó incluso a Joseph Ratzinger.

Cultura woke 20241121
Cultura woke. | wikipedia

Donald Trump ha restablecido una orden de su primer mandato para promover la “educación patriótica” en las escuelas. El presidente Biden había revocado esa orden que restaba importancia al papel de los Estados Unidos en la esclavitud. Esta medida reaviva el debate: progresismo woke vs conservadurismo. Las definiciones ideológicas no están claras ¿Qué es woke? ¿Es izquierda? ¿Es liberal?

Woke, participio pasado del verbo wake (despertar), es una expresión surgida en el seno de los movimientos afroamericanos, referida a tomar conciencia del racismo presente en los Estados Unidos desde sus inicios. Inicia en 2013, cuando nació el movimiento Black Live Matters (BLM), tras la absolución del vigilador voluntario George Zimmerman por la muerte del adolescente afro Trayvon Martin. El movimiento fue rechazado violentamente por los supremacistas blancos y por los conservadores republicanos: Ron De Santis, Donald Trump, Tucker Carlson, entre otros.

La deriva de BLM a woke incluyó al feminismo radical, la acción afirmativa de género y los cupos laborales para las minorías sexuales LGTB. Lo interesante del caso es que tanto los wokes como sus antagonistas comparten la misma filosofía de base. Conservadores y progresistas aparecen como acérrimos enemigos, pero lo que realizan son meras escaramuzas vinculadas a la intervención o no del Estado en determinados aspectos de la vida social.

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Todos comparten la misma visión individualista, la diferencia radica en que para unos los proyectos de vida deben desplegarse privadamente y para los otros con la ayuda estatal.

En 2018 la organización More in Common publicó una encuesta titulada tribus ocultas (hiddentribes) que muestra a dos grupos políticos en disputa: los progresistas activistas y los conservadores devotos. El periodista David Brooks ha señalado que, aunque son extremos opuestos del espectro ideológico, tienen mucho en común.

Son los más ricos de la población y se educaron en las prestigiosas universidades de la Ivy League. Un grupo de burgueses bohemios activistas ha logrado, desde hace 60 años, establecer una hegemonía sobre las instituciones culturales (universidades, fundaciones, editoriales).

Todos comparten la misma visión individualista, la diferencia radica en que para unos los proyectos de vida deben desplegarse privadamente y para los otros con la ayuda estatal"

Como les disgusta la diversidad y se consideran la autoridad moral por excelencia (ya sean el problema medioambiental o en la ética sexual) han configurado un ambiente asfixiante. Y la reacción ha ido en aumento. Pero no se trata de una reacción pro conservadora, según Brooks, sino anti progresista, contra todo lo construido por los burgueses bohemios. Es una “guerra civil entre los blancos ricos”.

La deriva de los reclamos afroamericanos hacia el movimiento woke llevó a diversas aclaraciones de algunos intelectuales. Susan Neiman, filósofa estadounidense, considera que la actual derecha confunde izquierda con ideología woke.

Esta confusión proviene de Michel Foucault y su crítica a la modernidad. El autor francés, devenido en el padrino de los wokes, redujo todas las relaciones sociales a luchas por el poder y volvió sospechosa la idea de justicia. Neiman reivindica a la izquierda y califica de “tribalismo” al núcleo del movimiento woke. El cual, según ella, rechaza los derechos humanos universales y supone que el universalismo ilustrado es una "farsa, inventado para disfrazar las visiones eurocéntricas que apoyan el colonialismo".

Por el contrario, Neiman considera que los problemas coloniales ocurrieron porque fueron ignorados los valores modernos de la Ilustración (Left is not Woke, 2023).

Michael Walzer, también crítico de Foucault, diferencia liberalismo de liberal. Sostiene que el liberalismo no es una doctrina muy fuerte, ya que muchos “se convirtieron en neoliberales con excesiva facilidad”.

Liberal es alguien tolerante, “que puede sumar argumentos que no le son propios, que puede convivir con gente con la que no está de acuerdo, que tiene religiones o ideologías diferentes”.

Esas cualidades morales no implican ninguna doctrina social o económica (Nueva Sociedad, 2025). Coincidencia con Joseph Ratzinger, para quien hay valores permanentes, que brotan de la naturaleza humana y son compartidos por todos los que participan de la misma. La libertad humana es concurrencia de muchas libertades.

En el debate Jürgen Habermas-Joseph Ratzinger (Baviera,2004) sostuvieron que la doctrina de los derechos humanos –fruto de la Escolástica de Salamanca y la Ilustración– necesita complementarse con una doctrina de los derechos y deberes humanos. Una correlación polifónica entre razón y fe.

*Miembro de la Academia Nacional de la Historia
**Historiador, Universidad de Buenos Aires