OPINIóN
Análisis regional

Venezuela, entre izquierdas y derechas

En América Latina suele hablarse de “la izquierda” como una categoría que busca la igualdad y de “la derecha” como una tendencia que apunta a la libertad. Sin embargo, “ni la izquierda actual aborrece tanto la propiedad privada, ni la derecha quiere erradicar la acción del Estado”

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¿Cómo se comportan las ideologías latinoamericanas ante Venezuela?

La derecha latinoamericana denuncia el fraude electoral en Venezuela, mientras que la izquierda opta por la cautela y aboga por la sinceridad del régimen. Anotaciones para observar la situación política e ideológica en la región.

La perspectiva histórica es una herramienta que nos permite tomar distancia temporal sobre un proceso; vemos la escena de una película y no una foto. La falta de ésta es un gran problema para cuando uno observa sucesos muy cercanos en el tiempo. Lo anteriormente mencionado puede resultar una obviedad, pero nunca está de más aclararlo, sobre todo cuando estamos ante un hecho como la cuestión venezolana -la cual ha acaparado la atención internacional en los últimos años-. 

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Este artículo intenta poner sobre la mesa la situación política en clave de “izquierdas” y “derechas” en Latinoamérica desde inicios de siglo. Por ello, es necesario definir qué significa ser de izquierda y de derecha, y cómo esas categorías se configuran hoy en la región. Para hacerlo esquemático me baso en el lema de la Revolución Francesa: defino por izquierda aquellas ideologías que pregonan por la igualdad de las personas en distintos planos, mientras que las tendencias de derecha son aquellas que apuntan a la libertad.

En resumidas cuentas, la izquierda actual busca la igualdad socioeconómica y la derecha la libertad de “mercado”, materializada como una menor injerencia del Estado. Claramente aquí hay una oposición entre una y otra, ya que la izquierda presume que esa igualdad sería garantizada por la acción del Estado y la derecha busca liberarse de dicho actor. 

Según el lema de la Revolución Francesa, izquierda son aquellas ideologías que pregonan por la igualdad de las personas en distintos planos, mientras que las tendencias de derecha son aquellas que apuntan a la libertad"

Sin embargo, ni la izquierda actual aborrece tanto de la propiedad privada, ni la derecha quiere erradicar la acción del Estado. Existen radicalizaciones de estas dos tendencias ideológicas y es el temor recurrente de lo que vamos de este siglo.

En el siglo XXI, Latinoamérica comenzó con una presencia cada vez mayor de tendencias izquierdistas, que con el tiempo en algunos países se fue radicalizando. Nótese que casi siempre estos procesos se proyectaron bajo el paraguas del “populismo”, característica regional la cual en este artículo no me detendré. Hoy podemos decir que al menos existen dos naciones donde sobrevive una izquierda radical y autoritaria: Venezuela y Nicaragua. ¿Y Bolivia? 

Pero no todas esas radicalizaciones fueron autoritarias, en Chile (2022) emergió una izquierda radical que no pone en tela de juicio la democracia liberal. En países como México y Colombia, la oleada izquierdista llegó más tarde (2018 y 2022, respectivamente); en otros, como en Uruguay, fue un proceso más moderado. En el caso de las derechas, exceptuando Argentina, sólo dos países optaron por una radicalización: Brasil y El Salvador (ambos en 2019).

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En la mayoría de los casos, estos procesos (tanto de derecha, como de izquierda) intentaron institucionalizarse a escala regional: los diferentes gobiernos diseñaron sus relaciones diplomáticas en clave amigo-enemigo. Así fueron organizándose bajo distintos foros o convenciones regionales, por ejemplo, el Foro de San Pablo y la Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC). 

Este último si bien reúne a conservadores estadounidenses, desde el 2023 invita figuras como Kast, Bukele, Bolsonaro y Milei, y en 2024 la reunión anual fue en Balneario Camboriú (Brasil).

Si bien cada proceso tiene grandes diferencias con sus “pares”, es decir, no fue igual el gobierno de Hugo Chávez que el de Néstor Kirchner, ni el de Santiago Piñera con el de Jair Bolsonaro, todos se presentan como expresión común de un fenómeno regional o internacional. 

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Por ello figuras como Cristina Fernández, Evo Morales y Rafael Correa se perciben como parte de una manifestación regional, y lo mismo ocurre con figuras de derecha. Sin embargo, algo cambió luego de las elecciones en Venezuela: la “izquierda latinoamericana” le impuso límites a Nicolás Maduro. Pero no sucede lo mismo en el caso de las derechas: ni Milei, Bolsonaro o Kast alguna vez criticaron el régimen de Bukele. 

¿A qué se debe esto? ¿Es porque la izquierda latinoamericana es más democrática que la derecha? Dudoso; quitando las figuras de centroizquierda, sólo Gabriel Boric se atreve a criticar tajantemente el régimen de Maduro. Por lo tanto, las causas deben ser otras. 

Una de ellas puede ser por la poca experiencia regional que tiene la derecha radical en este cuarto de siglo, lo que la coloca en una aparente situación de legitimidad. Como consecuencia se observa una dualidad a la hora de juzgar la situación democrática de los países de la región. Dualidad que seguramente despertará la curiosidad de algún historiador del 2080.

Pero dicha hipótesis no responde el accionar de la izquierda latinoamericana, por lo que se me ocurren preguntas. ¿Es una actitud orgánica de la izquierda o una estrategia de Lula da Silva que contagia al resto? ¿Brasil no está apuntando al ser el garante de la estabilidad y la paz latinoamericana?