OPINIóN
crisis de la izquierda

Una reflexión desde el realismo capitalista

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Mark Fisher. Pensador que se refiere al “realismo capitalista”. | NA

En la actualidad, el panorama político global se encuentra marcado por la irrupción de movimientos ultraderechistas, los cuales representan tanto un malestar dentro del capitalismo realmente existente como una crisis profunda en las filas de las izquierdas. Este fenómeno, que ha venido gestándose durante años, puede comprenderse a través de los aportes del pensador Mark Fisher.

Históricamente, la izquierda ha sido un espacio de debate académico, discusión de ideas y creación de teorías, en constante búsqueda de alternativas al status quo. Mientras que la derecha tiende a reforzar la lógica existente, el progresismo, por naturaleza, se ve compelido a ofrecer alternativas concretas. Sin embargo, en las últimas décadas, las izquierdas han abandonado en gran medida sus posturas revolucionarias en economía para centrarse en la política identitaria, dejando de lado la urgencia de transformaciones estructurales.

La izquierda, frecuentemente acusada de distanciarse de los sentimientos populares en aras de sutilezas intelectuales, ha perdido su discurso claro y efectivo. Como señalaba Fredric Jameson, “es más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo”. En este sentido, Fisher introdujo el concepto de “realismo capitalista”, describiendo la lógica en la cual la izquierda abandonó sus postulados históricos para abrazar el libre mercado.

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El pragmatismo socialdemócrata europeo, al dejar de proponer alternativas al sistema realmente existente, ha contribuido al debilitamiento del progresismo. Políticas centradas en la ampliación de derechos a minorías, si bien necesarias, no son suficientes para construir identidad ni arraigo en los perdedores de la globalización.

Es evidente que existe una crisis del progresismo y la socialdemocracia, la cual requiere una reinvención urgente para sobrevivir. La izquierda debe recuperar su esencia de ofrecer un futuro diferente al propuesto por el capitalismo y la globalización económica uniformadora y totalizante. En la actualidad, un número creciente de personas se siente enojado y resentido con el sistema, conscientes de que han perdido y necesitan hacer escuchar su bronca. Sin embargo, la izquierda, en lugar de representar estos sentimientos, se ha convertido en un espacio para lo políticamente correcto.

Es fundamental que la izquierda aborde la creciente desigualdad económica y enfrente los intereses concentrados del capital de manera seria y sostenible. Para ello, debe comprender y adaptarse a los cambios tecnológicos y laborales, abogando por políticas como el ingreso básico universal y una mayor redistribución de la riqueza. Si bien es importante dar voz a colectivos como Lgbtq, antirracistas y feministas, la izquierda no puede perder de vista al sujeto histórico de los movimientos progresistas: los trabajadores. Muchos de ellos hoy demandan un Estado que proteja sus derechos, y es vital que la izquierda vuelva a representar sus intereses.

Cuando la izquierda se volvió liberal, abandonó su razón de ser y dejó de cuestionar al capitalismo realmente existente. Esta paradoja ha permitido que la ultraderecha y los movimientos “neopatriotas” ocupen ese espacio, aunque desde una perspectiva no revolucionaria. La izquierda debe volver a ofrecer utopías y representar a los enojados que claman por un cambio. La crisis actual es una oportunidad para reconstruir un progresismo verdaderamente transformador, capaz de enfrentar los desafíos del siglo XXI con audacia y esperanza.

* Magíster en relaciones internacionales.