OPINIóN
Buena atención

Una apuesta en salud

El Programa Médico Obligatorio (P.M.O.) sigue en veremos, mientras el sistema de salud del país se maneja con criterios de los ’80, cuando había otros costos y no existían las 5.000 nuevas enfermedades que se fueron sumando. Qué debe tenerse en cuenta.

MÉDICOS
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Si usted va a invertir sus ahorros, se fija (o debería fijarse) en la solidez de la institución financiera a la que va a confiar su futuro. Obviamente, hay quienes se dejan llevar por el canto de las sirenas y, seducidos por tasas extraordinarias, caen en estructuras ficticias, engañosas y estafas piramidales.

En salud, a lo largo de una vida (haga el cálculo por 30/40 años con interés compuesto), usted deposita sumas millonarias en empresas para que, en caso de enfermedad o accidente, pueda recibir la atención médica adecuada en tiempo y forma. Para eso, deposita religiosamente todos los meses una suma que “garantiza” esa atención.

Veamos por un momento cómo elige esa empresa.

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Buena parte de esa elección se relaciona con el trabajo que realiza o el gremio al que está afiliado. En el caso de una prepaga, usted la elige. ¿Con qué criterio? Estas empresas gastan mucho dinero en promover sus productos en televisión, internet y partidos de fútbol u otros deportes. Mire usted un partido de la selección, de Los Pumas o un partido de polo, y verá que varias prepagas hacen publicidad.

Ahora bien, preste atención a una promoción de la prepaga: el publicista mostrará caras felices, familias unidas corriendo por prados en flor o individuos trabajando en el gimnasio, musculosos, fuertes y sanos... Pero estamos hablando de salud y enfermedad, sobre todo, de enfermedad.

Más de la mitad de los gastos de salud que se abonan a una prepaga, se van en los últimos meses de existencia. A US$ 2.000 diarios (como mínimo) la cama de terapia intensiva, haga la cuenta..."

Mucha gente se queja porque, en los 30 o 40 años que lleva como afiliada, ha hecho escaso uso de los servicios. Entonces se preguntan: ¿Por qué pagar tanto si no la uso?

En el caso de la salud, la publicidad suele ser engañosa. Nada tiene que ver el fútbol o los prados en flor. Es una estadística bien conocida que, por lo menos, más de la mitad de los gastos de salud que usted ha pagado a lo largo de su vida se van en los últimos meses de existencia. A US$ 2.000 diarios (como mínimo) la cama de terapia intensiva, haga usted la cuenta…

La salud es una inversión a largo plazo. Un niño nacido hoy en Argentina tiene una expectativa de vida de cien años. De allí el álgido tema de las jubilaciones. ¿Vamos a seguir jubilando a los trabajadores a los 65 años? Hace 40 años, la expectativa de vida en Argentina era de 72 años; ahora no es raro que sobrepasen los 90. And going up.

En un sistema previsional como el argentino, jubilar a una persona es lanzarla a un vacío existencial, psicológico, económico y, sobre todo, sanitario.

La medicina (no solo en Argentina, sino en el mundo) necesita sincerar sus gastos y definir qué cubre y qué no. La mayor parte de los cálculos de gastos están hechos sobre estadísticas de hace décadas. De cuarenta años a la fecha, hay más de cinco mil nuevas enfermedades, y muchas patologías consideradas intratables ahora lo son (y a costos siderales).

¿Qué prácticas deben ser obligatorias y cuáles son una sofisticación? El proyecto de un nuevo Programa Médico Obligatorio (P.M.O.) sigue en discusión; mientras tanto, seguimos manejándonos con criterios de la década del 80 sin considerar los costos reales de una nueva medicina, sobre la que, además, el Estado cobra impuestos distorsivos. ¿Debemos seguir pagando ingresos brutos?

Sin embargo, el gasto en salud, bien planificado, es la mejor inversión que puede hacer un país… y también una persona.

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Volviendo al tema original: ¿Cómo se puede ayudar a que un individuo haga una inversión razonable en salud y no elija una prepaga solo porque su nombre aparece en la camiseta del club de sus amores? (Pues ya ha ocurrido, una prepaga de corta vida colocó su emblema en un equipo de primera división y resultó una estafa colosal).

Pues sería “saludable” que las gerenciadoras de salud hagan públicos sus balances (como se hace en la bolsa), que muestren en qué invierten sus fondos, en qué gastos incurren y cuál es su patrimonio. Y no solo eso, sino también cuánto pagan a sus prestadores.

Usted, ¿qué preferiría? ¿Afiliarse a un sistema que paga a sus prestadores en tiempo y forma o a uno que abona 5 dólares por consulta (no se asombre, porque hay muchas prepagas que pagan esa suma) pero que gasta fortunas en la promoción de una estrella de fútbol? ¿Quién cree que lo atenderá mejor?

¿No debería existir algún tipo de clasificación o puntaje, como el ranking de empresas o el de aquellas que cotizan en la bolsa, para elegir una gerenciadora médica?

Es momento de tener datos objetivos antes de embarcarse en una inversión de por vida que se basa en imágenes idílicas, pero que nada tienen que ver con lo que es realmente importante en el campo de la salud.

*Miembro de CAMEOF