El Día Internacional de la Mujer surge en 1975 a partir de los reclamos de las mujeres por mejores condiciones de trabajo y tras el reconocimiento de las Naciones Unidas. Desde entonces, siempre es un momento para valorar los derechos adquiridos pero también para reflexionar sobre las deudas pendientes.
Todos los años se elige un tema para hacer énfasis y este año es “Para todas las mujeres y niñas: derechos, igualdad, empoderamiento”. Es un llamamiento a empoderar a la próxima generación (las mujeres jóvenes y las adolescentes) como catalizadores de un cambio duradero.
Pero este 8M nos encuentra en otra posición: en un escenario regresivo en relación con los derechos de las mujeres y el colectivo Lgbtiq+ en Argentina y en varios países del mundo. En Argentina puntualmente se trata de un gobierno que se coloca en confrontación directa con la agenda de género, poniendo en discusión aspectos básicos como el femicidio, la discriminación a las mujeres en el mercado de trabajo y el derecho a la interrupción legal del embarazo, entre otros.
Pero Argentina no es el único país con liderazgos que están reconsiderando los derechos y la libertad de las mujeres. Si nos concentramos exclusivamente en el mundo occidental y con distintos bemoles, vemos que EE.UU., Italia, El Salvador y Alemania, con su reciente resultado electoral, han tenido un giro a la derecha. Este giro político, en un escenario de crisis, guerra y estancamiento mundial, suele tener una variable de ajuste frecuente: la inversión en la agenda de género y en políticas feministas, y la puesta en duda de los derechos de las mujeres y el colectivo Lgbtiq+.
Pero más allá del respeto por el resultado de todo proceso electoral democrático, quiero profundizar en la relación que hay entre el respeto por los derechos de las mujeres y la solidez institucional de los países. ¿Cuál es la relación entre la cultura patriarcal y la estabilidad política?
Un reciente estudio de la Texas A&M University difundido por The Economist analiza la relación entre el respeto por los derechos de las mujeres y la fragilidad de los Estados. Definen el sexismo como la falta de derechos de las mujeres: la incapacidad de heredar, de elegir con quién casarse, la legalidad del matrimonio infantil, el aborto selectivo de niñas (recordemos que se estima que a partir del aborto selectivo y la preferencia del hijo varón, en el mundo faltan 130 millones de nenas) y la violencia contra las mujeres.
Bajo estos criterios, países occidentales como Australia, Suecia y Suiza, que casi no tienen prácticas sexistas, tienen una alta solidez institucional. En el otro extremo se encuentran Irak, Nigeria, Yemen, Pakistán y Sudán del Sur, con altísimos índices de sexismo, rankeando como Estados extremadamente frágiles.
Pero los malos resultados no se limitan a los países pobres (Arabia Saudita y Qatar tienen un terrible desempeño) ni a los musulmanes (India y la mayor parte del África subsahariana también rankean muy bajo).
Los países funcionan mejor cuando las mujeres tienen control sobre sus decisiones y sus recursos. Para ello, deben vivir en libertad, una vida libre de violencias, y tener acceso a recursos, oportunidades y dinero. El respeto por los derechos de las mujeres es un mejor predictor de estabilidad del nivel de ingresos, del nivel de urbanización o la estructura de gobernanza de un país. Si bien esto parece una obviedad, son tiempos de repetir conceptos básicos. La democracia y el desarrollo económico dependen de los derechos y de la participación de la mitad del planeta.
América Latina es una región con bastante igualdad ante la ley. Sin embargo, hay grandes deudas en lo que respecta al control de los recursos. La mitad de las mujeres en edad productiva no trabaja ni busca trabajo, y en consecuencia no tiene ingresos propios. Las mujeres promedian una tasa de participación del 52%, mientras que los varones se ubican en el 72%. La proporción de mujeres propietarias de tierras en la región oscila del 7,8% al 30,8% (FAO, 2017). Las cifras de violencia contra las mujeres son escalofriantes. Durante 2023 y 2024, en América Latina y el Caribe se registraron 7.893 feminicidios (MundoSur, 2024).
Hay que utilizar este día para reflexionar sobre el mundo que queremos construir y sobre si es un mundo con más o menos mujeres.
*Cofundadora y directora de GROW-género y trabajo.