En un contexto en el que a un año del gobierno de Milei los salarios y las jubilaciones mínimas se ubican por debajo de noviembre de 2023, y el desempleo y la pobreza aumentaron, todos los días se pone en agenda algún tema polémico que destila crueldad hacia algún grupo discriminado o vulnerabilizado. Así ha ocurrido con las embestidas contra los jubilados, las mujeres, los indígenas, los migrantes, las personas con discapacidad, los estudiantes, las personas viviendo con VIH, el colectivo LGTTTIBQ+, entre otros. Hoy le volvió a tocar a los jóvenes más humildes.
Según datos del Índice de Salarios del INDEC (septiembre de 2024), los ingresos de los trabajadores se encuentran aún por debajo de los valores de noviembre de 2023 (previo a la asunción de Milei). Esto se debe a una baja del 16,1% de los trabajadores del sector público y del 1,5% de los privados. Los salarios están aún por debajo del final de la gestión anterior.
El Salario Mínimo Vital y Móvil se ubica actualmente un 31% real por debajo de los valores de noviembre de 2023. La jubilación mínima perdió poder adquisitivo a partir de la modificación que el Gobierno Nacional hizo en abril, a través de un Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) estableciendo incrementos según la inflación. Así, los jubilados que cobran la mínima tuvieron una caída del 6,6%, debido al congelamiento desde marzo del bono extraordinario que reciben.
En el primer trimestre de 2024, el desempleo aumentó 1,2 puntos porcentuales con respecto a igual período de 2023, ubicándose en el 7,7%. En el segundo trimestre,en tanto, la desocupación fue del 7,6%.
Del universo de asalariados registrados (que informa la Secretaría de Empleo de la Nación), entre noviembre de 2023 y agosto de 2024 se perdieron 85.500 empleos de ese tipo. Si solo se tiene en cuenta al empleo asalariado privado (trabajadores en blanco),la caída fue de 138.800 puestos de trabajo (-2,2%) en el mismo período.El número total de asalariados registrados cayó menos por la incorporación de monotributistas.
En los primeros 6 meses de la gestión de Javier Milei, la pobreza aumentó al 52,9% (casi 25 millones de personas), un incremento de 12,8 puntos porcentuales con respecto a los datos de igual período de 2023 (40,1%).Si se analizan los datos por trimestres,un informedel Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (ODSA-UCA) muestra que la pobreza aumentó del 45,2% en el cuarto trimestre de 2023 al 54,8% en el primer trimestre de 2024.
El Estimado Mensual de la Actividad Económica que elabora el INDEC señaló que en agosto la actividad cayó 0,6% con respecto a noviembre de 2023. El desarrollo de la actividad en 2024 fue dispar. La industria, la construcción y el comercio (3 de las actividades de mayor peso en el estimado) cayeron con respecto a 2023.
El consumo privado (uno de los principales componentes del PBI) cayó en el primer semestre un 8,2% interanual. Las ventas en supermercados, según el INDEC, se encontraban en septiembre de 2024 un 10% por debajo de los niveles de noviembre de 2023. Las ventas minoristas informadas por la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME) aún acumulan una pérdida del 13,2% en lo que va de 2024.
El 20% de los jóvenes del mundo no estudia ni trabaja
Sin embargo, en vez de afrontar estos datos, las ministras de Seguridad, Patricia Bullrich, y de Capital Humano, Sandra Pettovello, anunciaron el regreso del servicio cívico voluntario de la mano de la Gendarmería en 11 ciudades, dirigido a jóvenes de 18 a 24 años que no estudian ni trabajan (los llamados “ni-ni”), con el objetivo de “sacar a los jóvenes de las calles y alejarlos del delito y la droga”. Y ya salieron algunos peronistas de derecha, como es el caso de Sergio Berni, a pedir el regreso del servicio militar, redoblándole la apuesta.
No es la primera vez que Bullrich implementa el servicio cívico: ya lo hizo en 2019 durante su gestión como ministra del entonces presidente Mauricio Macri, donde participaron alrededor de 1.200 jóvenes. La mayoría de los jóvenes que “no estudiaban ni trabajaban” de ese entonces eran mujeres que realizaban tareas de cuidado, cuestión desvalorizada y no considerada en la estrategia.
“De los 1.080.682 jóvenes que están catalogados como ni-ni, el 67% son madres adolescentes que cuidan de sus hijos, hermanos o adultos mayores”, según el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC).
Si bien es cierto que el porcentaje de jóvenes “ni-ni” aumentó en el segundo trimestre de 2024 con respecto al mismo periodo de 2023 (12,09% vs. 11,65%), se debe considerar que existen distintas metodologías para medir la evolución de los que no estudian ni trabajan. Varía el rango de edad de una persona que se considera como “joven”, y además se debería considerar como trabajo el de las personas, especialmente mujeres, que se encargan del cuidado del hogar o qué hacer con quienes no trabajan, pero que están activamente buscando empleo.
Los jóvenes pertenecientes a hogares pobres vienen mejorando su inserción educativa a lo largo de los años, logrando aumentar casi 9 puntos porcentuales entre el 2017 y el 2021. Esto significó una reducción en los indicadores de los que solo trabajan y de los que no estudian ni trabajan.
El porcentaje de mujeres que se encuentran doblemente excluidas, es decir que no trabajan ni estudian, es 10 puntos porcentuales mayor que sus pares varones, pero realizan tareas de cuidados. Para ellas no parecería una política muy efectiva.
Los jóvenes que ni estudian ni trabajan no lo hacen por elección, y especialmente a los más humildes los están estigmatizando y asociándolos a “la calle” y “la droga”. Por otro lado, según estudios recientes, la IA y la retención de talento están generando una nueva categoría de desempleo juvenil, afectando principalmente a las nuevas generaciones que buscan ingresar al mercado laboral. Los están convirtiendo en los “nuevos desempleables”. Convertirse en un NEET (en inglés: “ni en empleo, educación o formación”) es una de las opciones más populares para la Generación Z en estos momentos.
Según la OIT, aproximadamente una quinta parte de las personas entre 15 y 24 años de todo el mundo en 2023 son actualmente NEETs. Solo en España, más de medio millón de jóvenes de entre 15 y 24 años ni estudian ni trabajan. Y en el Reino Unido, casi 3 millones.
El aumento de jóvenes "ninis" pone sobre la mesa problemas educativos y del mercado laboral. Y se vio potenciado tras la pandemia, cuando encuestas y trabajos de campo revelaron que cerca del 50% de los jóvenes en el país se sentían estancados emocional, económica y laboralmente.
Cuatro años después, el número de “ninis” ha aumentado en más de 200.000 jóvenes, reflejando una crisis multifacética y evidenciando problemas estructurales en el sistema educativo y el mercado laboral.
El Servicio Cívico no es solución. Es una manera de precarizar el trabajo de jóvenes en lugar de crear empleo digno. Sería bueno articular estrategias para atraerlos al ámbito educativo sin recurrir a viejas doctrinas, y especialmente apoyar a las chicas que realizan tareas de cuidados, valorizándolas como trabajo, como proponía el proyecto de ley que oportunamente impulsamos desde el feminismo.
Además, militamos durante años para la eliminación del Servicio Militar Obligatorio, incluso antes de la muerte del soldado Omar Carrasco en 1994, para sacar a los jóvenes de esta modalidad de institucionalización.
Ese no es el camino. Todos los jóvenes tienen que poder integrarse en el sistema educativo formal. Hay que crear condiciones que los apoyen para hacerlo y los beneficien de manera integral. Entre ellas: subsidios para que puedan permanecer allí cuando no tengan recursos para pagarse el transporte o comprar un libro.
Cuando fui Directora de Juventud en la Ciudad de Buenos Aires en 1987, creamos el primer programa de empleo joven con grandes resultados. Ese es el camino y la salida colectiva: gestionar espacios donde los jóvenes puedan estar incluidos con otros, ya sea en la escuela, los clubes de barrio y espacios donde el sentido de pertenencia les sea asegurado. Lamentablemente, hoy se eliminan las áreas y políticas de juventud, se reducen los presupuestos educativos y no hay políticas activas de generación de empleo y transición justa, y menos para el primer empleo.
*Doctora en derecho, Presidenta de la Asociacion ciudadana por los derechos humanos