OPINIóN
Vacunatorio VIP

Robo para la Vacuna

Si un ciudadano es respetuoso y espera su turno ¿debería soportar que otro ciudadano elija tomar ventaja y llamar a un súper amigo ministro de Salud, para aplicarse la vacuna que no le corresponde aún recibir?

Verbitsky
Verbitsky | Cedoc

Detenernos a escribir sobre un personaje del periodismo que dio que hablar un sinfín de veces por sus dichos contradictorios, actitudes contradictorias, y gestos repudiables sería una gran pérdida de tiempo. El señor Horacio Verbitsky no necesita que se cite la cantidad de malas operaciones y acciones que tuvo; el mismo alude sobre sus desmadres con mucha frecuencia. Verbitsky se consagró literariamente escribiendo como se robaba para la Corona, y hoy él nos “roba” la vacuna del coronavirus. Y nos cuenta como la “robó” con lujo de detalles y hasta con orgullo.

La corrupción es un flagelo espantoso que vivimos los argentinos, y por eso padecemos de un sistema de malestar, a partir de lo cual cantidad de ciudadanos sufren terribles penurias. Si a la corrupción le sumamos ese individualismo cruel, que le importa nada el malestar ajeno, nos transformamos en un país corrupto y mezquino. Si un ciudadano elige ser respetuoso y esperar su turno para vacunarse según el organigrama establecido por el gobierno, ¿debería soportar que otro ciudadano elija tomar ventaja y llamar a un súper amigo ministro de Salud, para aplicarse la vacuna que no le corresponde aún recibir?

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Tal vez lo más desalentador lo pudo señalar muy acertada y tristemente el senador Martín Lousteau cuando manifestó respecto al tema en cuestión “si uno les pregunta a los ciudadanos de a pie si les sorprende lo que pasa en la Argentina, dicen que no”. Según el jefe del bloque de diputados de la UCR, Mario Negri, este escándalo “no termina hoy con el cambio de ministro, es una bofetada en la cara… a la sociedad, a los que descreen de la política, a los que creen que la trampa es el camino más rápido para llegar a lo que uno necesita”.

El presidente Alberto Fernández le pidió la renuncia al ministro de Salud, Ginés González García por haber permitido que un “periodista amigo” nos robe una vacuna (o dos porque falta la segunda dosis) y vale dedicarle un elogio por una determinación esperable frente a una acción miserablemente corrupta. En su lugar nombró como nueva ministra de Salud a la ex viceministra, Carla Vizzotti. Igualmente, muchos nos preguntamos qué hubiese ocurrido con González García si el caso “Verbitsky robando vacuna” no se hubiese hecho público. También nos preguntamos quiénes habrán acompañado al recientemente apartado ministro de Salud, en esta cruzada para el “robo de vacunas para algunos y algunas”. El presidente del Comité Nacional de la UCR, Alfredo Cornejo, se expresó al respecto: “más allá de la renuncia del ministro de Salud, solicitada por el presidente de la Nación, es imperioso que se investigue la distribución privilegiada de la vacuna entre dirigentes y adherentes al oficialismo nacional, que son quienes tienen a cargo la distribución del medicamento”.

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Que el Ministerio de Salud se haya transformado en un centro clandestino de vacunas es realmente repugnante. Si nos cuentan que fueron tres, cinco o cientos de personas las que recibieron ese trato vip para vacunarse fuera de tiempo y forma, da igual; cuando la corrupción es parte de un sistema tan bien orquestado, nunca sabremos cuántas personas se vacunaron “robando” la vacuna del otro, y si esto ocurrió solo en el Ministerio de Salud o en cientos de otros lugares, públicos y privados.

La diputada de Confianza Pública, Graciela Ocaña, hizo especial hincapié en que “Carla Vizzotti no podía desconocer lo que estaba pasando en el Ministerio de Salud ni ninguno de los secretarios que estaban con el ministro González García, que debieron haberlo denunciado”. Alfredo Cornejo, también se pronunció manifestando“ si Carla Vizzotti era la responsable de la vacunación, es raro que no se haya enterado que estaba sucediendo algo así en el Ministerio de Salud”.

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Falta, una vez más, la rendición de cuentas, desde el presidente hasta el último dirigente político y administrativo del sector público, sean estos oficialistas u opositores. Cruzando la cordillera, en el país chileno, informan sobre cada vacuna que ingresa y se inyecta, cuentan con un cronograma estricto, el personal de salud tiene prioridad absoluta de ser vacunado, existe un inventario de las vacunas, y hoy Chile es el país latinoamericano que lidera el ranking de mayor número de vacunados. En Argentina el 10 de diciembre de 2020 a través de un anuncio y conferencia de prensa, el presidente de la Nación y el ministro de Salud nos comunicaron desde la Casa Rosada “hemos subscripto el contrato con el Fondo Soberano de la Federación Rusa, que nos garantiza la provisión de vacunas para la Argentina, y ese contrato dice que vamos a poder contar con las dosis suficientes para vacunar entre enero y febrero a diez millones de argentinos y argentinas”. Al día 15 de febrero de 2021, según los datos publicados por el Ministerio de Salud de la Nación Argentina, solo 237.483 personas se han aplicado ambas dosis de la vacuna. Y nos siguen informando que esta semana, o la que viene, o la que vendrá ingresarán millones de dosis más, pero no llegan, o llegan, pero cursan algún otro destino, porque lo concreto es que, cantidad de médicos, personal de la salud y población de riesgo no fueron vacunados. Mientras tanto, sí lo fueron, y en tiempo récord, los amigos nacionales y populares. El politólogo Santiago Leiras ha manifestado “en Chile hay profesionalismo sin épica, en Argentina hay épica sin profesionalismo”. Tal vez no es época de épica y necesitamos urgente y sanitariamente de un profesionalismo y honestidad que no llegan, nunca.


*Sandra Choroszczucha. Politóloga y Profesora (UBA). www.sandrach.com.ar.