OPINIóN
Confunde y reinarás

Salud: realidades y confusión de conceptos

Varias leyes están totalmente “desarmadas” y el autor se pregunta si es por impericia o para beneficiar a determinados actores y sectores. Todo empieza por las malas definiciones tanto de Salud como de bienes y servicios para conservarla o recuperarla ¿Hacia dónde vamos?

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Sólo los médicos de cartilla de cada plan podrán prescribir recetas y estudios. | CEDOC

Percibo conceptos… luego existo… apoderarse y cambiar la frase original de Descartes, parecería ser una buena idea para iluminar mejor, las grises penumbras en las cuales la contemporaneidad nos subsume.

Una cultura de lo rápido, contradictorio y suficientemente confuso, parece ser el lema imperante aplicado a todas las Normas y Leyes; tambien a las que suponen regir los servicios para la Salud, (con un término inventado se pueden describir como “decretantes” correcciones y “resolutivas” instrumentaciones y aclaraciones, hasta que finalmente nada se entienda o pueda ser aplicado a partir de ellas. Particularmente han quedado así totalmente desarmadas las Leyes 23660, 23661 y especialmente, la 26682 de Medicina Prepaga.

¿Es impericia del Ministerio de Salud y la Superintendencia de Servicios de Salud, o contrariamente su propósito esencial es mejorar beneficios para ciertos interesados? Dejamos la respuesta abierta a los lectores, para que cada uno trate de evaluar esto objetivamente.

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La Salud es un bien no transable y no adquirible (...), los diversos servicios y productos para la salud, son siempre bienes económicos, que responden a algún tipo de mercado"

Tampoco es explicable la inexistencia de reacciones formales de Asociaciones de Defensa al Consumidor, de la Comisiones de Salud del Congreso, ni de jueces antes tan proclives a la “judicialización de los servicios para la Salud. ¿Quo imus cum hoc?


Salud, realidades y conceptos

La distorsión de todo concepto, es un componente central para alimentar el ya descripto analfabetismo vocacional (negarse a aprender aquello que contradiga lo que suponemos saber), y también el analfabetismo ocasional (oportunista distorsión y sesgo de conceptos para generar beneficios particulares). 

Otra moda muy marketinera es mezclar la noción de Salud (con mayúscula,) con los miles de productos y servicios que suponen ayudar a conservarla o recuperarla. En todo medio que esto resulta posible, reiteramos una vez más el significado de estos conceptos: 

  • La Salud es un bien no transable y no adquirible (sería bueno ir y comprar varios kilos de este bien, pero lamentablemente no podemos). 

Como mencionamos en otra oportunidad, este bien fundamental es genéticamente heredado y trabajosamente descuidado o mejorado

  • Todos los diversos servicios y productos para la salud, son siempre bienes económicos, que responden a algún tipo de mercado (aun los que se reciben gratuitamente en un Hospital público). Aunque también aclaramos, que todas las reglas flexnerianas impiden que se asemeje a un mercado de bienes transables en “libre competencia”.


Obviamente, los países serios invierten en estos bienes y servicios, con el objeto de cuidar y mejorar la salud de la población (como precondición generadora de la productividad individual y social), pero también para reducir con mejor atención, el potencial gasto esperable por el cuidado de personas en una peor condición. 

La precondición es que, al igual que cualquier otro gasto e inversión, también en este campo se deben monitorear los retornos esperables (beneficios) de esta inversión. La clave es solo invertir bien (eficientemente), brindando lo que la gente más necesita y le sirve.

Por estas claras definiciones, nos parece impropio toda referencia a “Mercados de la Salud", “Empresas de Salud” y también hablar epistemológicamente de Ciencias de la Salud (existen varias carreras con esa inadecuada denominación aprobadas por la CONEAU). Podria hablarse quizás de múltiples Ciencias para la Salud, o quizás como nos parece más acertado: Ciencias Biomédicas.

Este problema conceptual emerge de las propias definiciones de Salud, ya sea en su antigua forma negativa (ausencia de enfermedad); pero también con la más extensiva adoptada por la OMS. Se describe a la Salud con una concepción marcadamente metafísica, en términos de:  estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades. 

Es impropia toda referencia a “Mercados de la Salud", “Empresas de Salud” y también hablar epistemológicamente de Ciencias de la Salud"

Con categorizaciones instrumentales, podemos quizás medir aspectos empíricos de nuestras patologías: pero resulta extremadamente difícil, contrastar, gradar o aun describir, con algún mecanismo empírico, los estados de supuesta plena Salud. Esta definición debe entenderse como una categorización multidimensional, ambicionando un funcionamiento “óptimo” de cuatro diferentes dominios: físicos, psicológicos, sociales, y obviamente también ocupacionales (como consecuencia de los anteriores, lo que representa de por sí todo un problema). 

De ese modo y como aspecto por demás risueño, prácticamente todas las Ciencias y disciplinas, podrían quedar catalogadas como “para” la Salud y no solo las Ciencias Biomédicas que así lógicamente lo pretenden.

Mejoremos pues nuestros “conceptos” y consecuentemente, quizás tambien lo hagan nuestras “realidades”…