OPINIóN

¿Qué ocurre en el capitalismo mundial?

El sistema que aseguraba la acumulación de riquezas está en problemas: necesitan innovaciones tecnológicas para combatir la baja productividad del trabajo, la renta bajó y no disminuyeron los históricos reclamos de conquistas sociales. Y ya no son sólo 4 las monedas para las transaccione globales.

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yenes. | shutterstock

La crisis en el capitalismo tiene manifestaciones múltiples y se expresan como desaceleración de la economía, obstaculización del comercio exterior y cambios en la situación financiera y monetaria, junto a mutaciones estructurales en las esferas de los negocios, con creciente protagonismo de la criminalidad, sea en el mercado de drogas, de personas, de armas y todo lo relativo a la especulación financiera, los bancos en las sombras, como expresión del creciente poder de los grandes Fondos de Inversión. 

La militarización y la guerra explícita, el autoritarismo y el impacto del modelo productivo sobre la naturaleza y el clima son manifestaciones del momento actual de la acumulación capitalista, que intenta innovaciones tecnológicas para combatir la baja productividad del trabajo, la tendencia decreciente de la rentabilidad y claro, especialmente desarmar las históricas conquistas sociales, laborales y previsionales de décadas de lucha del movimiento obrero y popular, especialmente concentradas en reaccionarias reformas laborales, previsionales y de la seguridad social.

El FMI viene siguiendo la situación cambiante del predominio monetario en el mundo y señala que, a pesar de la “apreciación” del dólar, “la fragmentación económica y la posible reorganización de la actividad económica y financiera mundial en bloques separados y no superpuestos podrían incentivar a algunos países a recurrir a otras monedas internacionales y de reserva.” 

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Destaca el artículo que difunde el Blog del Fondo que en “…la encuesta sobre la composición de las reservas oficiales de divisas (COFER), se está produciendo una reducción gradual de la proporción del dólar en las reservas de divisas de bancos centrales y gobiernos. 

Sorprendentemente, la reducción del papel del dólar de EE.UU. en las dos últimas décadas no se ha visto acompañada de un aumento de la proporción de las otras tres de las “cuatro grandes” monedas, a saber, el euro, el yen y la libra esterlina. Más bien ha ido acompañado de “un aumento de la proporción de lo que hemos denominado monedas de reserva no tradicionales, entre las que se incluyen el dólar australiano, el dólar canadiense, el renminbi chino, el won surcoreano, el dólar singapurense y las monedas nórdicas. Los datos más recientes amplían esa tendencia, que ya habíamos señalado…”

La gráfica que ilustra el informe del organismo internacional es elocuente en ese sentido y confirma un aspecto de la coyuntura global del capitalismo, que derivado de las sanciones unilaterales de EEUU y principalmente avaladas por sus socios europeos, la tendencia a la fragmentación de la producción y circulación global se manifiesta en la ampliación de monedas nacionales que intervienen en la actividad global del sistema capitalista. 

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El dolar cede su lugar a otras monedas en las transacciones globales. 

Aludimos a un fenómeno creciente en este Siglo XXI que, como señala el artículo mencionado, un conjunto de monedas no tradicionales, pasaron de representar menos del 3% de las reservas internacionales de la banca central, a un 12%, tal como lo muestra la gráfica abajo, ofrecida por los autores para llamar la atención en desmedro, no solo del papel del dólar, sino también del euro, el yen japonés y la libra esterlina, antigua moneda de referencia mundial hasta el desplazamiento por la moneda estadounidense en el Siglo XX.

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Al mismo tiempo, la nota resalta el creciente papel del oro en las reservas de divisas. Es un tema interesante en el análisis monetario mundial, que manifiesta tendencias contrarias a una conclusión que se generalizó desde el fin de la segunda guerra mundial, con el establecimiento del patrón “dólar” y especialmente desde agosto de 1971, cuando el gobierno Nixon de EEUU decretó la inconvertibilidad de la moneda estadounidense. 

La tendencia a la fragmentación de la producción y circulación global se manifiesta en la ampliación de monedas nacionales que intervienen en la actividad global del sistema capitalista"

Desde entonces, la moneda fiduciaria (FIAT) emitida desde los Estados, puso en consideración conceptualizaciones esenciales relativas al “dinero” y críticas a la “ley del valor marxista”, ya que los intercambios ya no remitían a la relación mercantil sustentadora de la concepción de Marx. 

En este esquema de pensamiento se potenciaron las críticas sobre El Capital, explicitada en los “problemas de la transformación de los valores en precios”, tanto como el aliento a la Teoría Monetaria Moderna. En rigor, la crítica a Marx (1818/1883) proviene tempranamente de la escuela austríaca, con las críticas de Ladislaus Bortkiewicz (1868/1931), quien sistematizó una crítica a la obra de Marx, sustentando incongruencias entre las publicaciones luego de la muerte de Marx, del Tomo II y III por Federico Engels (1820/1895). 

En el relato del austríaco, la no publicación en vida de esos textos era prueba de la contradicción. Es un debate sostenido hasta el presente y que visibilizó aún más en los 60 del siglo pasado Piero Sraffa (1898/1983). Es un debate que se sostiene al interior del “marxismo”, aun cuando el fundador renegó de esa categoría y, por ende, el debate sobre la crítica al capitalismo remite en el presente a retomar la lectura completa de la producción del revolucionario nacido en Tréveris.


Disputas en la dominación del sistema

Estos datos acontecen en un momento de desaceleración de la economía mundial luego de la crisis del 2007/09, tal como puede leerse en todos los informes de organismos internacionales y especialistas sobre la situación de la economía mundial. 

El Banco Central ofrece yuanes ante la escasez de dólares

Con una mirada benévola de la futura evolución, el Banco Mundial (BM) imagina una lenta salida desde el 2025, pero a un ritmo menor del presentado por la economía mundial hacia el 2010/9, antes de la pandemia y recesión del 2020. En efecto, según el BM, analizando la “contribución al crecimiento mundial” destaca que entre 2010 y 2019, para un conjunto seleccionado de países, alcanzó el 3,1%, desglosando la incidencia con una participación de EEUU con el 0,6%, la zona del euro con el 0,2%, otras economías desarrolladas con el 0,5%, China con el 1% y otras economías emergentes con el 0,9%. China y los emergentes suman 1,9% y EEUU, la zona del euro y otros países capitalistas desarrollados suman 1,3%. (ver gráfica abajo).

Los pronósticos de contribución al crecimiento de la economía mundial del 2,6% para el 2024 y al 2,7% para el 2025 y 2026, China y otros emergentes contribuirían al 2,6% del crecimiento mundial, con un 1,8% en 2025 y con un 1,7% en 2025 y 2026; mientras que EEUU, la zona euro y otros países capitalistas avanzados lo harían con un 0,8% en 2025 y un 0,9% en 2025 y 2026.

Queda claro el nuevo papel de China y otros países emergentes en el presente y el futuro cercano, más allá de que se verifiquen las tendencias avizoradas por el BM. Es una situación que se explica en el nuevo papel de articulaciones como las de los BRICS, ahora ampliado a otros países, e incluso otros ámbitos de articulación global, que renuevan el mapa del orden global prevalente durante décadas luego de 1945 o incluso desde 1991.

Es parte de la disputa por la hegemonía del orden capitalista, que es productiva, comercial, monetaria y con manifestaciones visibles en la escalada bélica y un creciente gasto improductivo: el militar, en desmedro de una orientación a satisfacer múltiples necesidades sociales, entre otras, de alimentación, educación o salud.

El orden capitalista mundial está mutando tras la gran crisis del 2007/09 y su base es la innovación tecnológica y una mayor ofensiva del capital transnacional en contra del trabajo, de la naturaleza y de la sociedad. El interrogante pasa por las alternativas al capitalismo, lo que convoca a recrear con la crítica al capitalismo contemporáneo, una estrategia para un rumbo en contra y más allá del régimen del capital, lo que supone una gran asignatura pendiente en este tiempo histórico de ofensiva de la ultraderecha en el mundo.