No es una novedad: vivimos en un mundo hiperconectado donde la información nos bombardea constantemente a través de correos electrónicos, redes sociales, mensajes instantáneos y más. Lo que sí es una novedad son los efectos que está causando esta sobreexposición, sobre todo, el fenómeno que se dio en llamar como FOMO (“Fear Of Missing Out”) o, en castellano, el miedo a perderse algo, que influye también en nuestros hábitos de consumo y puede llevarnos a compras impulsivas.
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¿Qué es el FOMO y cómo afecta nuestras decisiones?
El Cambridge Dictionary describe el FOMO como la sensación de ansiedad que aparece cuando sentimos que otros están aprovechando oportunidades de las que estamos quedando afuera. Nos impulsa a mantenernos conectados y, en muchos casos, a comprar sin pensar demasiado. Según estudios de OptimMonster y FortuneLords, aproximadamente el 60% de los consumidores millennials han realizado compras impulsivas después de experimentar FOMO, a menudo en las 24 horas siguientes. Además, el 41% realiza transacciones rápidas desde dispositivos móviles a causa de este fenómeno.
Las empresas han identificado este fenómeno como una herramienta poderosa para influir en el comportamiento del consumidor. Estrategias de marketing que generan una sensación de urgencia o exclusividad, como ofertas por tiempo limitado o productos de edición especial, buscan explotar este miedo. De hecho, según Ahrefs (herramienta de SEO que ayuda a analizar y mejorar el rendimiento en los buscadores), las tácticas basadas en el FOMO pueden incrementar las tasas de conversión hasta en un 332%.
El problema es que esta dinámica también puede fomentar hábitos de consumo poco saludables. La necesidad de estar siempre al día y de no perderse ninguna oferta puede llevarnos a compras innecesarias y, en algunos casos, a una adicción al consumo. Se estima que entre el 8% y el 16% de la población general presenta problemas de compras incontroladas o excesivas.
Cómo evitar caer en el consumismo impulsivo
Es fundamental que los consumidores desarrollen una mayor conciencia sobre sus hábitos de compra para evitar caer en el consumismo impulsivo. A continuación, algunos consejos:
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Reflexionar antes de comprar: antes de realizar una compra, especialmente si es impulsiva, tomate un tiempo para considerar si realmente necesita el producto.
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Hacer listas de necesidades: mantené una lista de los artículos que realmente necesitás y tratá de ajustarte a ella, evitando desviarse por promociones tentadoras.
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Establecer un presupuesto: definí un monto mensual destinado a compras y respetalo.
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Desactivar notificaciones: las constantes alertas de ofertas y promociones pueden incentivar compras impulsivas. Desactivá las notificaciones de aplicaciones de compras.
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Practicar el desapego digital: dedicá tiempo a actividades offline que te den satisfacción y reduzcan la dependencia de las redes sociales.
¿Cuándo una oferta es realmente conveniente?
Ahora bien, no todas las promociones son tan buenas como parecen. Por eso, antes de caer en la tentación, investigá el precio original y comparalo con el de otras tiendas para asegurarte de que el descuento sea real. Leé reseñas y opiniones de otros compradores para saber si el producto vale la pena. Preguntate si realmente lo necesitás o si solo lo querés por la sensación de urgencia que generó la oferta.
En una era donde el FOMO y las estrategias de marketing buscan captar nuestra atención y nuestro dinero, es clave adoptar una postura más consciente y crítica. Aprender a manejar estos impulsos no solo nos ayuda a cuidar nuestras finanzas, sino también nuestro bienestar emocional. Y recordá que consumir con inteligencia es una herramienta de empoderamiento que nos permite decidir qué queremos y qué necesitamos sin dejarnos llevar por la ansiedad de quedarnos afuera de algo.
* especialista en e-commerce y logística, CEO de Fixy