Aunque los criterios epistemológicos neopositivistas han sido hoy marginados, es recomendable acompañar toda aseveración con pretensión científica (como la de este título), con elementos empíricos que ayuden a sustentarla (con datos relevantes y no los abundantes, habituales e imaginativos relatos que a veces pueden observarse). El objetivo es fundamentar analíticamente estos conclusionales, no dando lugar a especulaciones interpretativas ambiguas y carentes de todo sentido.
Salud: enormes diferencias en resultados sanitarios
- Expectativa de Vida al Nacer (2021 ambos sexos): Japón 84,5 años; Argentina 74,6 años = vivimos 9,9 años menos.
- Expectativa de Vida Saludable (2021 ambos sexos): Japón 73,4 años; Argentina 64,8 años = vivimos 8,6 años saludables menos.
- Mortalidad Materna (2021 por 100.000 nacimientos vivos): Japón 4; Argentina 45 = se mueren 41 madres más, una diferencia de 1025%.
- Mortalidad neonatal (2022 por 1.000 nacidos vivos): Japón 1; Argentina 6 = se mueren 5 chicos más una diferencia de 500 % más.
- Probabilidad de morir por ECV (cardiovasculares), cáncer, diabetes o ERC (respiratorias crónicas) entre los 30 años y los 70 años exactos (2019): Japón 8,3%; Argentina 15,6 % = tenemos un 88% más de probabilidad a morir en ese rango etario debido a estas patologías.
- Incidencia de tuberculosis (por 100.000 habitantes 2022): Japón 9,5; Argentina 29 = nos infectamos 3 veces más.
Salud, recursos y prevención
Cantidad de médicos por cada 10.000 habitantes (2022): Japón 26,1; Argentina 40,8= un 56 % más de médicos en Argentina que en Japón.
- Cantidad de odontólogos por cada 10.000 habitantes (2022): Japón 8,3; Argentina 9,7.
- Cantidad de farmacéuticos por cada 10.000 habitantes (2022): Japón 20; Argentina 4,9 = diferencia casi cuatro veces más en Japón.
- Cantidad de enfermeras y parteras por cada 10.000 habitantes (2022): Japón 124,5; Argentina 43,5 = diferencia de 186 % más
- Gasto público en Salud como % del Gasto Público total (2021): Japón 21,5%; Argentina 16,2% = 5,3 % más del Gasto público es asignado a Salud.
Salud: Resultados analíticos
La comparación de resultados en Salud resulta desastrosa, todos los evidentes indicadores presentados muestran que los argentinos debemos vivir muchos menos años y mucho más enfermos. El reiteradamente denunciado caso de la mortalidad materna, alcanza inimaginables diferencias siderales; también la diferencia en mortalidad infantil es muy pero muy elevada.
¿Escasez de recursos? Obviamente no es la respuesta apropiada, vemos que Japón tiene bastante menos médicos que Argentina, aunque muchas mas enfermeras y parteras. Curiosamente también bastantes más farmacéuticos (que en algunos países cumplen un rol de atención primaria). Las diferencias del Gasto Público en Salud como % del Gasto Público total no son tan importantes. Si bien no incorporamos ese indicador, el gasto en Salud de los hogares como % del ingreso de los hogares tampoco es significativo.
¿Entonces por qué las diferencias de Salud poblacional son tan estratosféricas? Aunque algunos argumentarán respecto a los hábitos alimenticios y los ejercicios (lo que seguramente alguna incidencia tiene), la respuesta más apropiada es sistémica: es decir el modo en que funciona el Sistema de Salud, sus normas y cultura junto con la eficiencia sanitaria y económica emergente de todo ese gasto.
Japón y Argentina diferencias fundamentales
En Japón la Ley de Seguridad y Salud escolar, estipula que cada año se realizará un control obligatorio de salud para todos los estudiantes desde el jardín de infantes hasta finalizar la universidad. Las escuelas son responsables, de proporcionar estos chequeos médicos anuales a todos sus estudiantes.
Entonces, aquellos que han crecido en el sistema escolar japonés, esperan siempre cumplir con este chequeo médico anual. Los empleadores están obligados a realizar controles médicos anuales a sus empleados. Los empleados que trabajan en turnos nocturnos o en otros trabajos que puedan ser perjudiciales para su Salud, pueden necesitar controles semestrales.
Los empleados pueden negarse a someterse a un control médico; pero las empresas pueden tomar medidas disciplinarias si lo consideran necesario ante esa negativa. Las empresas con 50 empleados o más, deben presentar obligatoriamente los resultados del control médico a la Oficina de Inspección de Normas Laborales. No realizar el control médico a un empleado puede suponer una multa de ¥500.000 (3.339 U$D) para la empresa.
Los trabajadores autónomos o desempleados, pueden concertar sus propias citas a través del programa del Seguro Nacional de Salud. El costo del chequeo puede variar según la ciudad y algunas pruebas pueden ser gratuitas según la edad.
Los chequeos anuales de salud, llamados Ippan Kenko Shindan o Ippan Kenshin, suelen incluir según las edades las siguientes practicas: control físico, control de presión arterial, pruebas de visión y audición, pruebas de orina, radiografía de tórax, ECG y análisis de sangre.
Comparemos estas normas y prácticas con lo local, dificultad de acceso a turnos en hospitales para atención fragmentada ante cuadros agudos o ya lamentablemente crónicos, profesionales distintos y carencia de historia clínica y sin un conocimiento cabal de la fisiología o fisiopatología particular de cada paciente.
Como mero ejercicio intelectual, efectuamos varias veces el costo probable de brindar un más efectivo servicio de Atención Primaria con similitud al modelo japonés; llegamos siempre a la conclusión de que se gastaría mucho menos y seguramente los resultados podrían acercarse al ejemplo citado.
Pero no nos equivoquemos, nadie quiere acercarse a estos modelos eficientes para cumplir con estos obvios objetivos esenciales para todo país económica y socialmente desarrollado. Ni el gobierno actual con su mala praxis sanitaria, y su muy tonto argumento de que los “mercados competitivos” conducirán a una población más educada y sana. Pero tampoco los gobiernos anteriores, sacando ceros a las estadísticas para no mostrar el real desastre de la mortalidad materna.
Menos aun los cientos de actores en este total desastre sistémico de servicios y productos para la Salud, que se ha especializado en todos estos años en sacar las mayores ganancias posibles, aun a costa de la muy baja productividad sanitaria que estas contraprestaciones poseen.
El lema imperante continúa siendo: cambiemos todo para que nada importante cambie…