No hay duda de que José (Pepe) Mujica es un personaje singular que atrae la atención de los más diversos sectores, estén de acuerdo con sus ideas o no. Hoy vuelve nuevamente a escena por ser el mentor de Yamandú Orsi, recientemente elegido presidente del Uruguay representando al Frente Amplio. A pesar de haber sido parte del movimiento subversivo Tupamaro y de haber estado quince años preso, con la vuelta de la democracia, Mujica se incorporó al nuevo diseño institucional, ocupó diversos cargos y llegó a ser presidente de su país.
Tan singular es que puede resultar disruptivo y hasta pintoresco, dicho con todo respeto. Puede quedarse dormido en un acto público, como ocurrió en la Plaza de Mayo mientras hablaba el ex presidente Alberto Fernández, no usar nunca corbata, ni siquiera cuando habló como presidente ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, concurrir con sandalias y pantalones cortos a la jura de su ministro de economía a causa del calor, seguir viviendo en su pequeña chacra - dedicada a la producción de flores - durante su presidencia e inclusive seguir trabajando en ella, usar un Wolkswagen - el famoso escarabajo - de 1987 , rechazar una oferta de una jeque árabe para comprárselo por un millón de dólares, donar el 90 % de su sueldo de presidente y mantener una vida completamente austera que no da el perfil de la clase política tradicional y no tanto.
Tampoco tiene pelos en la lengua para decir lo que piensa, cómo ocurrió recientemente cuando se pronunció con severas palabras contra Nicolas Maduro, Daniel Ortega, Cristina Kirchner y Evo Morales, a pesar de los vínculos que ha tenido (y todavía tiene?) con cada uno de ellos, para afirmar además que “tengo una íntima discrepancia con todos los regímenes autoritarios” y que “el autoritarismo en América Latina es un retroceso”. No podemos nosotros hacer lo mismo que antes condenábamos.
Contra los intervencionistas y los que creen en una economía cerrada, su pesimismo respecto del éxito que pueda tener el acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea, no se vincula con el temor al supuesto impacto negativo en la Región, sinofundamentalmente con la resistencia de los productores rurales de Francia y Polonia, que no pueden enfrentarse a la producción agropecuaria local, mucho más competitiva. O sea, su pesimismo tiene que ver con nuestras fortalezas y no con nuestras debilidades.
Hay otras cosas que también lo diferencian de quienes que hacen un culto de “las verdades reveladas” y los “libros sagrados”. En un discurso pronunciado ante Intelectuales uruguayos en febrero de 2012 afirmó “A mi me gusta pensarme como alguien que le gusta darse baños en piscinas llenas de inteligencia ajena, de cultura ajena, de sabiduría ajena. Cuanto más ajena mejor. Cuanto menos coincidan con mis pequeños saberes mejor … Solo los ignorantes creen que la verdad es definitiva y maciza, cuando es provisoria y gelatinosa, hay que buscarla porque anda corriendo de escondite en escondite.
Este concepto, si lo trasladamos a nuestra realidad, donde como dijera Juan José Sebreli, “ya no quedan intelectuales críticos en la Argentina” y donde la discusión gira predominantemente alrededor del eje “amigo/enemigo”, “buenos y malos” “patriotas y vendepatrias” adquiere particular significado dicho por alguien al que, con la misma lógica “amigo/enemigo” unos denigran y otros idolatran. Por eso el autoritarismo, con todo lo que representa, genera en un Mujica, al que le gusta bañarse en piscinas llenas de inteligencia ajena, un íntimo rechazo.
"Si Pepe Mujica hubiera nacido en la Argentina, habría sido un desaparecido"
Contra el elitismo intelectual, tan común en los ambientes universitarios, Mujica reivindica una visión práctica de la inteligencia. No sólo un saber para saber, sino un saber para hacer. En el mismo discurso afirmaba: “La inteligencia que le sirve al país es la inteligencia distribuida. Es la que no sólo se guarda en los laboratorios y en las universidades, sino la que anda por la calle. La inteligencia que se usa para sembrar, para tornear, para manejar un autoelevador o para programar una computadora. Para cocinar, para atender bien a un turista es la misma inteligencia. Unos subieron más escalones que otros, pero es la misma escalera y los peldaños de abajo son los mismos para la física nuclear que para el manejo de un campo… Hoy diríamos, no le des un dato a un niño, enséñale a pensar”.
Remite, sin saberlo, a alguien tan distante de Mujica como AlvinToffler que se preguntaba "¿Por qué no sumar a las aulas a quienes sin ser maestros pueden ofrecerles otras perspectivas de aprendizaje a los chicos? ¿Por qué no sentarlos durante media hora, una hora o lo que fuere con un piloto de avión? ¿O con un cocinero, un empleado de oficina o un empresario? Que se genere un ida y vuelta. ¿Qué hacés? ¿Cómo es tu vida diaria? También insta a ser inconformista, no en el sentido de la “visión crítica”, sino en el de una “cultura del inconformismo (que) es la que no nos deja parar hasta conseguir más kilos de trigo por hectárea o más litros por vaca lechera” Escucharemos alguna vez a nuestros intelectuales asociar el inconformismo con producir más kilos de trigo o más litros de leche?
Estas palabras, incluyendo las de Toffler, interpelan a una universidad que sigue siendo en gran medida endogámica y que no logra tender puentes efectivos con el mundo exterior En qué medida se le asigna a la formación práctica la misma importancia que a la formación teórica? Por qué tenemos tantos egresados, aún de carreras con un claro perfil profesional, que terminan sus estudios pero no están en condiciones de hacer frente a la demandalaboral?. ¿Por qué hoy se privilegia la capacidad de adaptarse a situaciones cambiantes, de pensar y de resolver problemas concretos, la actitud innovadora, la empatía, la responsabilidad, el trabajar en equipo y no tanto los conocimientos que se traen de la universidad, demasiado teóricos, cuando no desactualizados?
No hay dudas de que Mujica es un personaje muy especial. A pesar de que se declara ateo, su austeridad, su sencillez, su rechazo al consumismo y a los bienes materiales lo acercan más a un monje que a un hombre común. Cuando dice que la verdad es provisoria y gelatinosa, está mas cerca de Bunge, que afirma metafóricamente que “el conocimiento científico tiene la mala costumbre de fenecer” que de la “visión crítica” predominante en las ciencias sociales. No es relativista sin embargo, ya que al considerar que a la verdad hay que buscarla porque anda corriendo de escondite en escondite, está afirmando su existencia. No es un científico, pero parece serlo cuando sostiene que en la capacidad de formular preguntas está la clave para desarrollar “nuevos esfuerzos de aprendizaje e investigación” y sobre todo cuando considera que en la tecnología van a estar todas las respuesta, pero no van a estar todas las preguntas.
Puede ser considerado un “rey filosofo”, como lo calificó una revista internacional cuando era presidente, pero su filosofía está más asociada al mundo de larealidad constante y sonante, que al mundo de las ideas. Puede ser considerado un inconformista, pero de un inconformismo práctico, asociado a producir más cosas concretas, como trigo y leche. Puede ser considerado un hombre de izquierda como el mismo se reconoce, pero sus ideas hoy no tienen nada que ver con el autoritarismo que practican los gobernantes, con los que se identifica el pseudo progresismo, con su catecismo, sus slogans y sus prácticas antidemocráticas como lo ha dejado bien en claro en sus recientes declaraciones.
* Mg. Facultad de Ciencias Sociales, Universidad del Salvador.