La experiencia Luna Park es obra de dos hombres que se hallaban lejos de poseer recursos para acometer tamaña empresa. Por tal, ha ido creciendo y desarrollándose a la manera de un organismo viviente, desde su despojada apariencia inicial hasta la refinada fisonomía actual. En 1912 surgió como circo, festivales y bailes de carnaval. Siguió su recorrido en 1931 como templo del boxeo y, finalmente, desde 1987 funciona como sala de teatro y espectáculos.
Domingo Pace, nacido en Italia en 1870, fue el incursor en Buenos Aires en 1912, del nombre Luna Park. Pace se inició como administrador en la célebre Plaza Euskara en 1882, veinte años más tarde logró arrendar los campos de la Sociedad Sportiva, de la Sociedad Rural de Palermo y del Velódromo Municipal. En 1910 trasladó su parque de diversiones a la calle Corrientes 1065,un par de años después se ubicó en el local de Rivera 641 -donde introdujo el nombre por vez primera-; y en el ‘16 obtuvo la concesión de los terrenos de Corrientes 1066 (frente al anterior) para ofrecer espectáculos de teatro al aire libre.
Cuando en diciembre de 1923 el Concejo Deliberante de la Ciudad de Buenos Aires sancionó una ordenanza levantando la prohibición de espectáculos de boxeo y legalizando la práctica profesional en el ámbito de su jurisdicción; Domingo Pace, asociado con Della Volta y Luis Bordigone, encararon inmediatamente la presentación de espectáculos pugilísticos en el Luna Park de Corrientes 1066.
Financieramente, la sociedad fracasó y se disolvió. Acto seguido, recurrió a su hijo -Ismael- para la reorganización de la empresa, quien sumó a su amigo de la infancia, José Lectoure, quien ya había sido campeón argentino de boxeo amateur.
El emblemático estadio Luna Park cambia de dueños
En 1925 sorprendió el fallecimiento de Domingo, y dejó solos a Ismael Pace y José Lectoure trabajando en verano al aire libre en “el Luna” de Corrientes, y en invierno en el vecino Circo Hippodrome, de Carlos Pellegrini y Corrientes; que había sido arrendado para afrontar el receso invernal. Y en 1926, la inminente apertura de la avenida Diagonal Norte y el ensanche de la calle Corrientes, los forzaba a desalojar los locales para su demolición.
Este acontecimiento abrió paso a un nuevo deambular por escenarios diferentes: el Teatro Romano del Parque Japonés, el Teatro Coliseo, el Teatro Nuevo, los estadios de Boca Juniors, San Lorenzo de Almagro y River Plate, entre otros.
El gran galpón del Bajo: 1931-1951
Pace y Lectoure buscaban incansablemente un sitio donde instalarse hasta que en 1931 dieron con el solar ubicado entre las calles Corrientes, Bouchard, Lavalle y Madero. Superados algunos inconvenientes, se alquiló el baldío al Ferrocarril Buenos Aires al Pacífico, y rápidamente las obras se pusieron en marcha. Audaces y emprendedores, construyendo un estadio en un predio arrendado.
Con una pequeña cantidad de dinero comenzaron los trabajos; pero el monto previsto para toda la obra alcanzó sólo para los cimientos, dado que era terreno ganado al río y fue necesario armar una estructura de pilotes extremadamente compleja.
Lentamente, con estructura combinada de hormigón, hierro y madera, se fue levantando la tribuna y el ring. Totalmente desprovistos, al aire libre, en febrero de 1932, con los bailes de carnaval, se dio por inaugurado el estadio. En la medida en que se recaudaba se avanzaba en la obra.
La tribuna sobre Madero, el techo y la compra del terreno fueron afrontados entre los cuatro años posteriores. El Luna sin techo -señalaba “Tito” Lectoure- era como una simple cancha de futbol, expuesta a las inclemencias del tiempo -frío, calor, lluvias- y con una precaria iluminación sobre el ring. En 1951 se encaró una profunda remodelación que le otorgó a fachada una imagen similar a la que conocemos hoy.
Luna Park: excelencia 1951-1987
Dado que las disposiciones municipales exigían la construcción de recovas sobre la última avenida de la ciudad, se ejecutó tal recova sobre Madero, y con ella se obtuvieron11 escalones más como prolongación de la tribuna, incrementando su capacidad en 23700 espectadores.
Hacia 1953 quedó completado el frente actual. Pero los desafíos continuaban. El edificio se calefaccionaba con 4 braseros a leña y entre frío, chispas y humareda se presenciaba el espectáculo. Tiempo después se instalaron 180 pantallas infrarrojas en todo el perímetro.
Asimismo, el siguiente gran paso fue la ejecución del cielorraso, que se concretó recién en 1961. Si bien hasta entonces era uno de los estadios cubiertos más grande, su aspecto era de gran galpón.
Para ello se diseñó una estructura compuesta por chapas de aluminio y perfiles de hierro, que se llevó a cabo por etapas, tribuna por tribuna, para no tener que detener el espectáculo. A fines de los ´80 se decidió el distanciamiento de la actividad pugilística y se inició la transformación del Luna de estadio deportivo a sala de teatro, con capacidad para 5 mil espectadores.
Luna Park arquitectura mutante: 1987 en adelante
El paso de estadio a teatro implicó la remodelación de hall, recepción, oficinas y privado, salas VIP, boleterías y accesos, entre otros. Así, se colocaron butacas y se diseñó un escenario de 27 metros de embocadura y 18 de profundidad. Se generó el acondicionamiento térmico, un desnivel para alojar a la orquesta y un gran foyer, tal como el de los mejores teatros del mundo, para la recepción y la tertulia.
Debido a la renovación urbana producida en torno a Puerto Madero y la consecuente ampliación de las visuales desde esa perspectiva, se reformuló la fachada sobre la avenida Madero, principalmente, reemplazando la carpintería y colocación de dobles cristales espejados, con cámara de aire. Se desalojaron depósitos en planta baja sobre Corrientes y Lavalle para permitir abrir locales comerciales y consolidar la nueva imagen que lo presente renovado y pujante.
El futuro del Luna Park: la "partecita" que pide la hija de Martín Karadagian para preservarla
El Luna Park fue declarado en 2007 como Monumento Histórico Nacional y ha sido catalogado con protección estructural por el gobierno local, por encontrarse en un Área de Protección Histórica de la Ciudad de Buenos Aires. Actualmente, se encuentra administrado por el Arzobispado de Buenos Aires y la Congregación Salesiana, quienes acaban de concesionarlo por veinte años (con opción de prórroga) a una de las mayores productoras internacionales de espectáculos en vivo, con acuerdo para duplicar su capacidad.
De concretarse, implicaría importantes obras de demolición del edificio y el asecho a su supervivencia como tal.
Luna Park cuando Corrientes se cae al rio
Este recorrido por la historia del Palacio expresa los rasgos de una arquitectura orillera, marginada, que no se condice con el grado de incidencia que ha tenido -y hoy mismo tiene - en vivencias y actividades de la ciudad.
Se trata de una experiencia de borde, construida a empujones de audacia e imaginación, que zigzagueó la ortodoxia de la arquitectura profesional y los carriles de la reglamentación municipal. Audacia-necesaria para sortear obstáculos apriori insalvables- e imaginación-capaz de generar una respuesta austera pero esencialmente flexible y maleable.
El Luna Park de Buenos Aires es la expresión manifiesta de una arquitectura que supo generar espacios de comunicación, de integración y de representación para una sociedad pujante, carente y acalorada. Una obra signada por el esfuerzo, la persistencia y la tenacidad, con una propuesta formal contundente, lista para recibir con éxito todo tipo de espectáculo. Como parte medular de la identidad porteña, da cuenta de una arquitectura que convive austeramente en la imagen de ciudad, que persiste victoriosa ante el paso del tiempo, y que implora reconocimiento frente a expresiones eruditas.