OPINIóN
Economía

La crisis de educación financiera en Argentina

¿Cuántos estamos familiarizados con las distintas fuentes de ahorro e inversión que existen para cuidar nuestro patrimonio?

Dólares
Dólares. | Brett Hondow / Pixabay.

Solo un 24% de los argentinos sabe que puede invertir en bonos. Esa cifra, contundente, la esbozó el Banco Central en 2018, en un documento elaborado en conjunto con el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF).

Los números por lo general reflejan una vertiente cuantitativa de la realidad, pero aquí, además, exponen una crisis esencial: la falta de educación financiera.

Buena parte de los argentinos conocemos conceptos como PBI, reservas, inflación o cotización del dólar, por ejemplo. ¿Pero cuántos estamos familiarizados con las distintas fuentes de ahorro e inversión que existen para cuidar nuestro patrimonio? Si no sabemos de la existencia de esos instrumentos, ¿en qué medida podemos generar una cultura del ahorro?

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La falta de dolares y cómo remediarla

Esto es preocupante, claro, ya que si un 76 % de los argentinos no conoce un medio tan tradicional como es la inversión en bonos, menos estará al tanto de otros métodos alternativos, rentables y seguros. En ese sentido, vale decir que los plazos fijos y el dólar abajo del colchón no son las únicas opciones disponibles.

Por ejemplo, el crowfunding inmboliario, un método por el cual se pueden invertir desde USD 1000 en un activo de Real Estate en cualquier parte del mundo, aquí es muy innovador, vanguardista, y desconocido,pero en los países más desarrollados como Inglaterra o Estados Unidos o, incluso en la región, como Uruguay, es un término que está mucho más naturalizado.

La educación es un eje transversal para gestar ciudadanos libres, y en pos de ese objetivo, la educación financiera debería ser un cimiento básico para que los jóvenes tomen decisiones idóneas en el futuro.

Caída social, hay que poner un freno urgente

Ayudar a niños y adolescentes a aprender sobre el mercado, el crédito, el gasto, el ahorro y la inversión debería constituir uno de los temas esenciales para la educación de los jóvenes, aunque a menudo sea relegado de los planes de estudios. 

En un país de tantos vaivenes económicos y, donde las crisis más fuertes se produjeron en los últimos 50 años, establecer la educación financiera en las escuelas es, al menos, una herramienta para que las futuras generaciones puedan mitigar los efectos de los coletazos macroeconómicos.

Estableciendo este camino, y potenciado con la afinidad que las nuevas generaciones tienen con la tecnología, se constituirán ciudadanos con mayor capacidad de ahorro y, aún más importante, ciudadanos con mejor economía y calidad de vida.