Si los números de 2024 no indicaran la brutal caída en los consumos culturales mi análisis sería el mismo. Nunca un balance puede dar positivo cuando se desprecia lo que se hace, o directamente no se hace nada. Por supuesto, de un gobierno que agrede permanentemente a quienes trabajan por el arte en nuestro país no se podía esperar otra cosa. Nos odian, lo dicen cuando declaran y cuando complotan contra el sector. A la palabra cultura solo se la usa para dar una batalla donde, veremos a continuación, perdemos todas y todos.
Según posteó el productor teatral y autoridad de la Asociación Argentina de Empresarios Teatrales y Musicales, Sebastián Blutrach, en 2024 se llegó a un total de 2,5 millones de espectadores en la Ciudad de Buenos Aires, un 12% menos que en 2023, con el agravante de que subieron la cantidad de funciones un 6%, alcanzando la oferta más elevada de los últimos 7 años. En cuanto a la música, advierte una baja anual del 22% en cuanto a asistencia y 29% de caída en cantidad de funciones. Con los números para el interior del país acompañando la tendencia negativa. ¿La crisis económica, la falta de políticas que promocionen estas actividades y la persecución discursiva podrían arrojar mejores números?
Omar Genovese publicó en PERFIL el estado de situación del sector editorial comercial. Falta ver qué pasó en el último trimestre, pero pudo comparar el total de publicaciones en los tres primeros: 2022, 5.960; 2023, 6.174; 2024, 5.460. Pero no solo se produjo menos, sino que también bajó la tirada. Mientras que en 2022 se alcanzó los 9,34 millones de ejemplares; en 2023 los 9,07 y en 2024 los 7,59. Las PyMEs independientes en 2024 imprimieron casi un millón menos de libros en un año y los grupos editoriales mostraron una reducción de más de medio millón. Como vemos, al igual que en el resto de la economía, toda la industria sufre, pero las víctimas estelares son las pequeñas y medianas empresas.
Pero el desplome no termina ahí. La gente fue menos al teatro y a ver shows musicales, dejó de comprar libros y, para seguir la tendencia, se alejó de los cines: según el Incaa en 2023 se vendieron 44.447.957 entradas y en 2024 36.089.853. Hace menos de dos meses el Instituto celebraba un superávit de cuatro millones de dólares, a base de despidos, reducción de subsidios y cierre de edificios. Veremos qué reflexión le merece los más de ocho millones de tickets que se perdieron de un año a otro y esta carnicería contra el sector que lleva más de doce meses de acumular pésimas decisiones, malos tratos y vaciamiento. Dudo que apliquen la lógica que utilizaron con Cecilia Roth, agredida y reducida a una falsa semana de taquilla, para evaluar su primer año de gestión.
Si la cultura promueve el encuentro en las diferencias, el pensamiento crítico y fortalece vínculos, en este contexto se espera que pase exactamente lo contrario, y está sucediendo. Quienes estamos en la vereda de enfrente, afortunadamente somos muchos, debemos fortalecer nuestra red, sostener un mensaje y promover ideas para mejorar los presupuestos y las políticas. No solo nos toca alzar la voz, debemos ser quienes lleven ante la gente, los gobiernos locales y los legisladores las ideas para que 2024 sea un mal recuerdo.
* Ex-director del Centro Cultural San Martín.