OPINIóN
Relaciones

¿Obediencia o desobediencia debida?

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Órdenes. Federico el Grande y el general francés Lázaro. | cedoc

La relación mando-obediencia es impersonal y ambas constituyen virtudes militares. La obediencia debe ser valorada en su esencia y en su complejidad; todo militar debe dar y recibir órdenes en la medida en que cumple un rol en la estructura castrense, pero debe hacerlo como un ser moral individual. Nunca debe ordenar hacer algo ilegal o inmoral, y si alguien cumple una orden de esas características deja el terreno de la virtud para entrar en la inconducta o el delito.

Cuando una orden entraña la ejecución de actos manifiestamente contrarios a las leyes y usos de la guerra o constituyen delitos, en particular contra la Constitución, ningún militar estará obligado a obedecerla; en todo caso asumirá la grave responsabilidad de su acción: “… Delinque quien imparte y quien cumple órdenes ilegales o inmorales, y quien para cumplir un fin que cree justo emplea medios ilegales” (Mensaje institucional del Ejército - 1995).

El general francés Lázaro Carnot –descubridor de Napoleón–, en 1792, expresó: “Aseguro que el soldado solo debe obedecer cuando reciba órdenes en nombre de la ley y con la fuerza de la ley” (general Franz Halder, Reflexiones de un jefe de Estado Mayor, Círculo Militar, pág. 30). El superior es responsable no solo de las órdenes que imparte sino de la forma en que estas se cumplen. Una orden tiene características compulsivas: no es una pregunta, una sugerencia, una insinuación o una invitación. Los que conocemos la vida militar, y más aún la guerra, sabemos que los planteos morales ante el acto de impartir o cumplir una orden solo surgen de circunstancias realmente excepcionales. Nuestras órdenes deben ser justas, pueden ser estrictas pero nunca antojadizas. La obediencia es sin lugar a dudas una virtud militar, pero muchas veces –en el pasado– fue sobrevalorada. Cuando incursionamos en la vida de los grandes conductores, encontramos ejemplos de desobediencias que privilegiaban un fin superior.

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Parada militar y Fuerzas Armadas

Federico el Grande (1772-1786), rey de Prusia, militar, filósofo y músico, libró en 1750 la batalla de Zorndorf contra el ejército ruso, que inicialmente parecía vencedor, pero varias cargas de la caballería al mando del general Friedrich von Seldlistz, evitarían la victoria rusa. En un momento dado, a través de estafeta, Federico le ordenó a Seldlistz un contraataque, hecho que no fue acatado por apreciar que no era oportuno. El rey mandó nuevamente al estafeta reiterando la orden, pero Seldlistz mantuvo su negativa, porque apreció que los rusos no ofrecían el flanco a la caballería prusiana. Federico, impaciente, le ordenó atacar por tercera vez, pero lo alertó acerca de que si perdía la batalla respondería con su cabeza. Seldlistz contestó: “Dígale al rey que después de la batalla podrá disponer de mi cabeza. Sin embargo, mientras la batalla continúe prefiero usarla yo mismo para beneficio de su Majestad”. Tuvo las agallas para demorar el ataque hasta que los rusos ofrecieron el flanco adecuado. Luego atacó y venció al enemigo. Salvó la batalla para su rey… y también su cabeza.

En 1944, el general alemán Dietrich von Choltitz desobedeció la orden de Hitler de incendiar y destruir los principales monumentos de París. La guerra estaba perdida, y la liberación de la ciudad estaba ad portas. Salvó esa joya cultural de la humanidad. En 1966, a su entierro en Baden-Baden (Alemania) concurrieron altos oficiales del ejército francés. En 1942, el mariscal Erwin Rommel desobedeció en África órdenes de Hitler: “Victoria o muerte”, y la Kommandobefehl, que imponía ejecutar a cualquier miembro de tropas especiales (comandos y paracaidistas aliados) a pesar de que se rindieran. Se negó a cometer crímenes de guerra. Fue inducido por Hitler al suicidio en 1944. El mariscal ruso Gueorghí Zhúkov –verdadero hacedor de la victoria–: “Podía contradecir a Stalin con máxima autoridad, algo que nadie más se atrevía hacer” (Preston Chaney, O. Zhúkov: mariscal de la Unión Soviética, pág. 7). Fue respetado por los aliados y odiado por Stalin.

Belgrano desobedeció órdenes del Primer Triunvirato al negarse a retirar sus tropas hasta Córdoba. Permaneció en Tucumán y derrotó a los españoles en la primera batalla de la guerra de la independencia (24 sep. 1812), y posteriormente en Salta (20 feb. 1813). Al respecto, el historiador Pacho O’Donnell escribió: “Si hubiese obedecido, hoy probablemente la frontera norte de nuestro país estaría en Córdoba”. Sufrió prisión y murió olvidado y en la máxima pobreza.

Relato, historia y posverdad

En 1819, San Martín no dudó en desobedecer al Directorio cuando le ordenó regresar con su ejército, desde Chile, para luchar contra las provincias que hacían la guerra a Buenos Aires. Al respecto, dijo: “Yo había visto cómo las mejores tropas se habían desmoralizado y perdido en la guerra del desorden que era necesario hacer en el desquicio general en que las cosas estaban. (…) Obré en el interés de la revolución de América, y de que, si hubiese ido a Buenos Aires, la campaña del Perú no habría tenido lugar, ni la guerra de la independencia hubiera terminado tan pronto. (…) La Logia nunca me lo perdonó”. Decisión sublime y genial desobediencia. Algunos compatriotas lo acusaron de ambicioso, cobarde, corrupto y espía inglés. Murió en su voluntario ostracismo de veinticinco años, en Francia.

La historia muestra que en muchos casos la desobediencia es un curso de acción acertado y ético, compatible con la protesta moral, pero para que esta tenga valor es necesario exponerse y afrontar consecuencias personales.

Las FF.AA. forman una institución unida, jerarquizada y disciplinada, características indispensables para lograr la máxima eficacia en su accionar. La disciplina es un factor de cohesión que obliga a todos por igual y tiene su máxima expresión en el acatamiento a la Constitución Nacional y a la esencia de los valores republicanos. La relación superior-subordinado debe privilegiar una obediencia inteligente y desechar la inadmisible obediencia ciega de un pasado superado, característica del totalitarismo, de su formación, de su cultura y de su educación.

*Exjefe del Ejército Argentino. Veterano de la Guerra de Malvinas. Exembajador en Colombia y Costa Rica.