OPINIóN
Nepotismo

Ningún pibe nace judicial

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Poder judicial. Hay tres estímulos para pertenecer. | shutterstock

Existe una consigna difundida en los últimos años que sostiene lo siguiente: “Ningún pibe nace chorro”. Simplificando un poco, esta consigna busca enfatizar que son las condiciones sociales las que debemos tener en cuenta para explicar las razones que llevan a determinados jóvenes a cometer ciertos ilícitos por los que luego son selectivamente perseguidos desde el Estado.

Ahora bien, no es tan frecuente utilizar este mismo razonamiento para pensar en las posibilidades que tiene una persona para acceder a un cargo en el ámbito judicial. Esto implica que nadie salta a la existencia con un empleo dentro de la administración de justicia, sin embargo, existen personas que tienen más posibilidades que otras de transformarse en actores judiciales. Buena parte de esas posibilidades parecen estar cifradas en si se tiene algún familiar trabajando allí, en particular si ese familiar detenta un cargo importante.

Esto es lo que confirma un trabajo recientemente publicado en la plataforma Connectas titulado “La familia judicial argentina”, en el que se afirma que “al menos 46 de 114 jueces federales de 14 provincias tienen familiares designados en el Poder Judicial”. Este fenómeno, que suele definirse como nepotismo, supone que una parte considerable de las designaciones derivan de los vínculos parentales antes que de la idoneidad verificada de quienes acceden a los cargos.  

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Vale la pena hacer algunas aclaraciones: ¿el nepotismo es solo patrimonio del ámbito judicial? No ¿Cabe indignarse porque existe nepotismo en el Poder Judicial? Probablemente sí ¿Cabe solo quedarse en la indignación? Seguramente no. Entonces, para no quedarnos solo en la indignación, sería importante analizar cuáles son las motivaciones que puede tener una persona que, junto a la inestimable ventaja de contar con algún familiar en la Justicia, se interesa por ingresar al Poder Judicial. O lo que es lo mismo, ¿cuáles son los atractivos de transformarse en un judicial?

Según los propios integrantes de tribunales, hay tres grandes estímulos para formar parte de esa institución. Uno de ellos está ligado al sueldo que perciben, lo que es lógico: se trata de ingresos considerablemente altos si se los compara con otras dependencias del Estado. Incluso en la Justicia federal los salarios son muy superiores a los que se cobran en la Justicia nacional. Otro incentivo tiene que ver con la estabilidad, y junto a esta última, la previsibilidad en el ámbito laboral. Esto conlleva que los actores judiciales destacan positivamente el hecho de contar con algunas certezas y garantías que, si bien pueden tener un vínculo específico con el dinero, difícilmente pueda entendérselas solo a partir de este último. El tercer estímulo ponderado por algunos operadores jurídicos se apoya en la posibilidad de ejercer con autonomía las tareas del ámbito laboral. Si bien este concepto tiene diferentes acepciones, en estos casos la autonomía estaría asociada a la libertad con la que se toman las decisiones, e incluso a la posibilidad de generar cambios en las lógicas propiamente judiciales.

Resumiendo, sabemos que ningún pibe nace judicial pero sí que hay algunos pibes que tienen más posibilidades de volverse judiciales que otros, fundamentalmente asociadas al nepotismo. Ahora bien, el nepotismo es necesario, pero no es suficiente, para explicar por qué alguien querría transformarse en judicial. El sueldo, la estabilidad y la autonomía podrían ser tres elementos que ayudaran a explicarlo.

*Investigador del Conicet / UNLP / Instituto de Cultura Jurídica.