Neuquén, la capital que nació en el corazón de la Patagonia hace más de un siglo, no solo es un testimonio vivo de la historia y la tenacidad de sus fundadores, sino que hoy se erige como uno de los motores económicos más vibrantes de la región. Desde su humilde origen en 1904, esta ciudad ha evolucionado hasta convertirse en un poderoso centro del desarrollo patagónico, destacándose por su crecimiento acelerado y su papel estratégico en la economía argentina.
El 12 de septiembre de 1904 la ciudad de Neuquén se convirtió en capital del entonces Territorio Nacional de Neuquén, coronando así un activo proceso fundacional concretado por Carlos Bouquet Roldán y el colombiano Eduardo Talero.
Durante la primera presidencia del general Julio A. Roca (1880-1886), ante la incorporación de la Pampa y Patagonia al patrimonio nacional, por Ley del 16 de octubre de 1884 se creó el Territorio Nacional de Neuquén.
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Su primer gobernador fue el coronel Manuel José Olascoaga, intelectual de la Generación del Ochenta y destacado explorador, geógrafo, cartógrafo y escritor. Experto en cuestiones de fronteras y del aborigen, sus planos y estudios topográficos fueron muy valorados por nuestros gobiernos y círculos científicos del exterior.
Su gestión (1885-1891), condicionada por la tensión limítrofe y el riesgo de guerra con Chile, impulsó la infraestructura, las comunicaciones y los servicios a la comunidad y propuso un ferrocarril estratégico paralelo a la cordillera. Tras ensayar distintas capitales, fundó Chos Malal (1887) por razones estratégicas y favorable geografía.
El 12 de septiembre de 1904 el ministro del interior Joaquín V. González inauguró la ciudad de Neuquén y la declaró nueva capital del Territorio Nacional de Neuquén"
En 1903 asumió como gobernador Carlos Bouquet Roldán, un oficial de Guardias Nacionales con antecedentes como diputado provincial en Tucumán y diputado nacional por Córdoba. Como gobernador (1903-1906) se destacó por su lucidez y gran dedicación a la gestión.
Su secretario fue el abogado y escritor colombiano Eduardo Talero, quien abandonó su país por problemas políticos y, tras deambular por distintos países americanos (donde alternó con escritores como Rubén Darío y José Martí), llegó a Argentina y fue nombrado secretario de la gobernación del Territorio Nacional de Neuquén.
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Carlos Bouquet Roldán fue consciente de los nuevos tiempos. Chos Malal ya no se adecuaba a la nueva realidad, pues su existencia respondía especialmente a defender la frontera cordillerana en caso de guerra, situación que cambió desde los Pactos de Mayo entre Argentina y Chile (1902).
Por otra parte, la confluencia de los ríos Neuquén y Limay aumentaba su importancia económica, comercial y social por la llegada del ferrocarril (1902). Es por ello que decidió trasladar la capital desde Chos Malal a Paraje Confluencia, donde ya existía Pueblo Neuquén. Los intereses de propietarios locales para valorizar sus tierras pudieron sumar también a la iniciativa.
Para concretar su proyecto, Bouquet Roldán desplegó una intensa actividad política. El doctor Joaquín V. González, ministro del interior en la segunda presidencia del general Roca (1898-1904), aceptó la propuesta, resistida por los chosmalenses y el coronel Olascoaga. Chos Malal permaneció como capital hasta la instalación de las autoridades en Paraje Confluencia, donde habría de erigirse la nueva capital.
Hubo fuegos artificiales, “los primeros que se quemaron en estas regiones y que causaron pánico a algunos que, sin ser indígenas, jamás imaginaron ver estos fuegos”, comentó 'La Argentina' "
El diseño de la futura capital fue pensado por Carlos Bouquet Roldán, eficazmente acompañado por Eduardo Talero. Si bien Pueblo Neuquén sirvió de base, el gobernador desplegó una auténtica labor fundacional al adaptar una zona despoblada y con médanos para ubicar el edificio gubernamental (el Chateaux Gris) y definir calles, plazas, avenidas, diagonales, parques, jardines, comercios y bancos.
Mientras se esperaba al ministro del interior para inaugurar la flamante población, La Nación anunciaba: “las nuevas calles, plazas y avenidas de esta capital están tomando un aspecto muy bonito. Por doquiera flamean banderas y gallardetes ostentando los colores nacionales”.
El 12 de septiembre de 1904 el ministro del interior Joaquín V. González inauguró la ciudad de Neuquén y la declaró nueva capital del Territorio Nacional de Neuquén. Se labró el acta y colocó la piedra fundamental del monolito que recordaría el acontecimiento para la posteridad.
Caras y Caretas destacó que “se hicieron votos por la prosperidad y adelanto de la nueva capital”. Hubo fuegos artificiales, “los primeros que se quemaron en estas regiones y que causaron pánico a algunos que, sin ser indígenas, jamás imaginaron ver estos fuegos”, comentó La Argentina.
La ciudad de Neuquén, la más joven de las capitales provinciales argentinas, es hoy una ciudad rica, pujante y la más poblada de nuestra Patagonia, lo que hace honor a todos aquellos que contribuyeron a su fundación y al desarrollo integral del territorio neuquino.
