En su relato, y en los hechos, el Gobierno impuso una suerte de “aparatocracia” para definir líneas de acción. El más saliente de esos instrumentos es la motosierra, de cuya versión 2.0 se ufanan por estas horas Javier Milei y su ministro desregulador, Federico Sturzenegger, para avanzar con un nuevo ajuste del Estado.
Guardada en alguna alacena oficial quedó la licuadora, que se usó a más no poder el año pasado, cuando la gestión mileísta evitó actualizar las jubilaciones y otros egresos estatales al ritmo inflacionario. Así, a toda velocidad y con alta inflación, logró equilibrar las cuentas públicas.
Esta semana el Presidente incorporó al léxico oficialista un nuevo objeto, la guillotina, símbolo histórico de decapitaciones durante la Revolución Francesa. La tétrica metáfora apuntó a detallar cómo y por qué se expulsó del espacio libertario a uno de sus impulsores, el legislador Ramiro Marra.
Álvarez Rivero elogió a Andrés Fassi y a Diana Mondino como posibles candidatos
Según Milei, la guillotina es manejada por su hermana Karina. Se ve que se la van pasando: horas después de enunciar el uso político de esa figura lóbrega, se anunció que el jefe de Estado echaba al director de la Anses, Mariano de los Heros (por dichos indebidos sobre una futura reforma previsional), y a la representante ante la OEA, Sonia Cavallo (por portación de un apellido ahora sulfuroso en el cambiante ánimo presidencial).
Sin necesidad de bautizarla, la guillotina para los propios ha sido una curiosa constante en los catorce meses de mandato mileísta. En especial dentro del Poder Ejecutivo, que lo ha encaramado al récord de despidos de altos funcionarios nombrados por ellos mismos, a razón de dos por semana en promedio.
La lista promete ampliarse en el prólogo de la campaña electoral, justo cuando hay que empezar a definir las candidaturas. La hermanísima Karina -junto a Eduardo “Lule” Menem, su primo Martín y Sebastián Pareja- ejecuta el disciplinamiento aleccionador, por ejemplo, para intentar evitar el inicial caos legislativo en los bloques libertarios. El cadalso incluyó a la vicepresidenta Victoria Villarruel, aunque por razones constitucionales fue impracticable la ejecución en su cargo.
A tono con la aproximación a los tiempos electorales, el Gobierno comienza a darle más potencia a otro aparato menos visible pero también bastante activo: la aspiradora, que atrae a dialoguistas y opositores.
Se puso en práctica en el primer año de gestión con la fórmula presidencial de JxC, Patricia Bullrich y Luis Petri, incorporada al Gabinete. También se usó con gobernadores, intendentes y legisladores, para conseguir leyes claves ante la fragilidad libertaria cuantitativa y cualitativa en el Congreso. En la seducción también cayó parte del peronismo.
Ahora asistiremos a llamativos (o no tanto) cambios de camiseta, a caballo de las encuestas que reflejan el posible poderío electoral de LLA. Pese a los esfuerzos de los primos Macri -Jorge y Mauricio- para esquivar fugas en el PRO, connotados dirigentes amarillos ejercen ostensibles presiones en pos de alcanzar acuerdos electorales bajo el paraguas oficialista. Más pronto que tarde habrá novedades.