En la política, como en la vida en general, se aplica a la perfección un viejo adagio popular: “no hagas cosas buenas que parezcan malas”. Es un consejo útil para conservar la reputación y la credibilidad. De forma contraria, “si haces cosas malas, procura que sean vistas como buenas”. Que sería la recomendación favorita, entre otros, de Maquiavelo. Parece que el presidente quedó, en lo que respecta a esos consejos, en terreno inhóspito.
Con respecto al suceso referido como “token $LIBRA”, el presidente Milei sabe —así lo reconoció el lunes— que recibió un mazazo. Sea cual sea el desenlace final tanto en la esfera política, en la judicial como en la imagen pública del presidente, el evento $LIBRA es una herida considerable en la reputación de líder libertario. Puede suceder que hasta gane las elecciones de mitad de mandato, pero él sabe que entre los anarcocapitalistas, minarquistas y libertarios su reputación se ha visto severamente dañada. Me explicaré.
Es bien sabido que entre los liberales y la izquierda que emergió después de la Revolución Francesa hay muchos lazos de unión, son como primos que se pelean en las reuniones familiares, pero, al cobijo de sus abuelos, comparten la misma mesa política. Estos vínculos son más estrechos entre los libertarios y los anarquistas, aun entre aquellos partidarios de incendiarlo todo para barajar y dar de nuevo. Lo que los une es la idea/concepto de la amistad.
La amistad siempre requiere un insumo valioso: la confianza. Pero la confianza es una apuesta. Algo puesto a circular. La confianza es un don: desaparece si no se usa; sin embargo, en su uso siempre hay un riesgo de destrucción. Nadie sabe más de este asunto que los miembros de la comunidad cripto, entre otras cosas, porque se identifican con parte de los postulados éticos del anarcocapitalismo. Ellos, si nos remitimos a los comienzos de este movimiento, buscaban asegurar el affectio societatis sin necesidad de caer bajo la espada del insaciable Leviatán.
El desarrollo del mercado de las criptomonedas, Blockchain y, en general, los algoritmos de consenso en redes distribuidas (p. ej. Paxos y Raft) pueden verse como grandes logros de la visión anarcocapitalista y libertaria en la era de la cibernética. La cara más famosa y amable de estas redes ha sido Satoshi Nakamoto, el nombre ficticio o anónimo bajo el cual se publicó el famoso libro blanco de Bitcoin en 2008 y se lanzó el software en 2009.
Estas comunidades han logrado resolver un problema crucial en la historia de la cooperación humana: el llamado “problema de los generales bizantinos”, formulado por primera vez en 1982 por Leslie Lamport, Robert Shostak y Marshall Pease en su artículo que lleva dicho nombre (en inglés, The Byzantine Generals Problem). El problema, que es un modelo sin raíces históricas, se puede resumir así:
- un conjunto de generales bizantinos comanda diferentes ejércitos que rodean a una ciudad enemiga,
- para ganar la batalla, los generales deben coordinarse y atacar simultáneamente (si no lo hacen al mismo tiempo, perderán),
- los generales solo pueden comunicarse mediante mensajeros, lo que introduce la posibilidad de que haya mensajes retrasados, alterados o falsificados, y, finalmente,
- algunos generales pueden ser traidores e intentar sabotear el consenso enviando información contradictoria.
La pregunta clave que resolvió la comunidad cripto y Blockchain es la siguiente: ¿cómo pueden los generales leales asegurarse de llegar a un acuerdo confiable a pesar de la presencia de traidores o fallas en la comunicación?
La arquitectura descentralizada utilizada por la comunidad cripto no ignora el mal (es decir, no es una apuesta naïve por la amistad) es, todo lo contrario, una apuesta que, reconociendo el “fuste torcido de la humanidad” (Kant), se las ingenia para crear valor a través de la vida en sociedad.
Por todo lo anterior, la comunidad libertaria que sostiene al mundo cripto no ignora el mal; sin embargo, sabe que la única manera de que el juego del valor se mantenga es cuidando la red que lo soporta. Solo la participación crea la red, la red produce valor, el valor permite mantener la comunidad. ¡Un ejemplo descentralizado de cooperación y creación de valor!
Por esta razón elemental, desconfían de aquellos generales bizantinos que emplean su influencia y poder para socavar lo más preciado: la comunidad misma, el affectio societatis, protegido del alcance del Leviatán.
Para muchos libertarios, para no decir de los liberales a secas, este asunto de $LIBRA expone a Milei como un populista que tiene un lenguaje y discurso libertario, dejando atrás la imagen de un libertario que tuvo la inteligencia y capacidad de volverse popular. Quizá esto no le importe al presidente, quizá hasta tenga la fortuna de sortear exitosamente este temporal. Sin embargo, este asunto de la desconfianza ya está ahí: entre él y lo que los libertarios esperan de un verdadero libertario.
*Investigador del CONICET, Doctor en Filosofía, Licenciado en Economía