OPINIóN

Milei en Chile: No hay por qué quererse, pero sí respetarse

El presidente argentino fue a Chile invitado por la empresa Gas Andes, para celebrar el transporte de gas natural desde Argentina a Chile. El presidente Boric no lo recibió -sí a Lula da Silva-, a pesar de que la Cancillería argentina había pedido una audiencia. Una oportunidad perdida para abordar temas cruciales en la agenda bilateral.

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Ministra. Fue a Chile con Milei, pero quedó afuera de muchos viajes oficiales este año. | NA

La visita no oficial a Chile del Presidente Javier Milei para participar en un encuentro privado no pasó desapercibida y obligó a las autoridades chilenas a salir a dar explicaciones.

La fugaz estancia del presidente argentino en Santiago de Chile, de apenas seis horas, el jueves pasado, se limitó a un encuentro organizado por la empresa Gas Andes para celebrar el transporte de gas natural desde Argentina a Chile, a través de un gasoducto que cruza los Andes, construido en 1997, en el marco de un acuerdo de integración energética.

El hecho de que Milei no se haya reunido con el Presidente Gabriel Boric en su primera visita al país, a ocho meses de asumir el cargo, genera sorpresa y abre una serie de preguntas respecto de las relaciones bilaterales actuales entre Chile y Argentina. 

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La participación del canciller chileno Alberto van Klaveren en el evento y los elogios del presidente argentino sobre la política económica chilena, junto a su promesa de cumplir con los compromisos de suministro de gas, no fueron suficientes para aplacar el revuelo que generó su visita no oficial.

Cuando Sebastián Piñera inició su segundo mandato su primer destino fue Argentina, para reunirse con Mauricio Macri, quien había hecho lo mismo, tras ser electo en 2015; al igual que la presidenta Cristina Fernández, en su segundo mandato"

Al punto que la vocera de Gobierno, Camila Vallejo, tuvo que salir a poner paños fríos y a restarle importancia al hecho de que no se haya coordinado una reunión bilateral entre los mandatarios, apelando a si se coordinó un encuentro con los cancilleres de ambos países, y a afirmar que ya habrá otras oportunidades y que, aunque no haya habido una visita oficial, lo importante es que las relaciones diplomáticas se mantienen.

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Si bien hubo una petición de audiencia con el Presidente Boric por parte del gobierno argentino, fue con apenas 8 días de antelación, dejando prácticamente sin margen de acción al gobierno chileno, que justo la semana pasada había recibido la visita oficial del Presidente de la República Federativa de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva.

En contraste con la visita de Milei, su homólogo brasileño participó en una serie de actividades con mandatario chileno, incluida una reunión en La Moneda y un encuentro en la casa del embajador de Brasil en Chile, Paulo Pacheco Soares, donde también estuvieron las figuras presidenciables del oficialismo: la expresidenta Michelle Bachelet y las ministras Carolina Tohá (PPD) y Camila Vallejo (PC).

Es crucial que, a medida que Chile y Argentina se preparan para conmemorar los 40 años del Tratado de Paz y Amistad, se envíen señales claras de compromiso y respeto mutuo"

También contrasta con la prioridad que los anteriores mandatarios chilenos o argentinos le dieron en su minuto a las relaciones entre ambos países. Cuando Sebastián Piñera inició su segundo mandato eligió como primer destino a Argentina y se reunió con el presidente de la época, Mauricio Macri, quien también había escogido a Chile como uno de sus primeros países a visitar, tras ser electo en 2015; al igual que la presidenta Cristina Fernández, en su segundo mandato. 

 

Esta no reunión, además de ser una suerte de desaire al mandatario chileno, también es una oportunidad perdida para abordar temas cruciales en la agenda bilateral. Por ejemplo, la situación en Venezuela, que preocupa a ambos países y que podría haber sido aprovechada para discutir y explorar soluciones conjuntas a la crisis migratoria y política en la región. 

Con todo, es importante cuidar las buenas relaciones entre Chile y Argentina, a pesar de las diferencias políticas e ideológicas de ambos mandatarios. Es crucial que, a medida que ambos países se preparan para conmemorar los 40 años del Tratado de Paz y Amistad, se envíen señales claras de compromiso y respeto mutuo. Es clave que se cuiden y fortalezcan las relaciones entre ambos países y que nuestros líderes busquen espacios de colaboración a los complejos desafíos políticos, económicos y sociales que enfrenta cada país y la región. No es necesario quererse, pero hay que aprender a respetarse y a buscar espacios de colaboración conjunta en los temas de Estado.

* Analista chileno. Director Consulting