OPINIóN
Relaciones internacionales

Los errores en la política de Defensa de Javier Milei

La estrategia internacional del Presidente se basa en una apreciación del mundo que resulta anacrónica, dogmática y con sesgos de improvisación y dependencia.

Milei
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Hay elementos sustanciales en toda administración pública que se deben sostener a rajatabla: cuando un gobierno asume debe hacerlo con la premisa de corregir lo que hizo mal el gobierno anterior y sostener o mejorar lo que funciona bien, y toda política pública debe contar con una estrategia para su diseño y ejecución. Para un país como la Argentina, la política de Defensa debe ser central por el interés nacional, la vinculación regional y una apreciación internacional sobre el mundo. 

Es sabido que el contexto global se caracteriza por las tensiones en una época de cambios, de transición del poder, que conlleva convivir en escenarios de incertidumbre, inestabilidad e inseguridad. Según el Informe Alerta23 de la Universidad autónoma de Barcelona durante el año 2023 se contabilizaron 33 conflictos armados interestatales e intraestatales en diversas regiones del planeta. A la vez, el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos del Reino Unido señaló que el año pasado fue el que más gasto registró en Defensa, superando los USD 2,2 billones.

En este escenario el rumbo de la política de Defensa de Milei exhibe rasgos que generan preocupación y abren interrogantes. Al igual que la política exterior, su estrategia se basa en una apreciación del mundo que resulta anacrónica, dogmática y con sesgos de improvisación y dependencia. 

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Transitamos un mundo que no es estático, donde se reformulan bloques y alianzas militares, por ello un aspecto crucial de la política de Defensa es trabajar por la integración regional y generar medidas de confianza mutua, para lo cual los ejercicios combinados con otras fuerzas armadas cumplen un rol vital. El gobierno actual envió al Congreso de la Nación un proyecto de ley para la entrada y salida de tropas (2024- 2025), que con la excepción de los ejercicios “Guinex” y “Vinciguerra”, es idéntico al que nuestra gestión había dejado preparado, hasta incluso copiaron el mensaje del presidente que entre otras cosas marca la diferenciación entre las leyes de seguridad y Defensa, y el plexo normativo de las facultades del instrumento militar, que ahora pretenden cambiar. Contradicciones que en el gobierno actual no van a faltar.

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Pero a estos ejercicios, necesarios para el adiestramiento del personal militar y fundamentales para la integración regional, hay que sumarles más vínculos y trabajos concretos, muchos de los cuales ya cuentan con estados de avance y estudios multidisciplinarios detrás por parte de las diversas agencias del Ministerio de Defensa que contribuyen al fortalecimiento regional y a la autonomía. Por ejemplo, para fortalecer el vínculo con Brasil se propuso la creación de un Estado Mayor Conjunto Binacional, iniciativa que se empezó a trabajar con la administración de Jair Bolsonaro, con el fin de llevar adelante la planificación estratégica militar de las actividades conjuntas, ampliar la doctrina combinaba y mayor interoperabilidad, bajo la guía de la conducción política de la Defensa. Con respecto a la integración productiva quedaron todos los estudios de prefactibilidad, pruebas de evaluación y análisis de financiamiento hechas sobre el Vehículo Blindado a Rueda “Guaraní 6x6” para el Ejército Argentino que fabrica IVECO, cuyo motor y chasis se producen en nuestro país. A su vez, para la Armada Argentina en relación a la recuperación de la capacidad submarina, había instancias concretas para avanzar con el sistema Scorpene de origen francés y que opera la Marina de Brasil, o el sistema de origen alemán de Thyssenkrupp en su modelo de última generación tipo 209 NG, con miras a que gran parte del desarrollo de los mismos se podía fabricar en el astillero Tandanor S.A, que hoy buscan privatizar. No hace falta explicar lo estratégico que es para un país poder fabricar submarinos. 

Argentina y toda nación en desarrollo debe procurar alcanzar la autonomía y evitar la dependencia. Para eso, la estrategia de diversificar relaciones en lo internacional permite expandir las propias capacidades de la industria de la Defensa nacional a partir de la transferencia de tecnología y la cooperación.

En un artículo anterior (“Soberanía o Dependencia, el dilema de la política de Defensa” publicado el 27/4/2024 en el portal de Ámbito Financiero) planteé que la adquisición del sistema Lockheed Martin F-16 bloque 15 MLU de más de 40 años para la Fuerza Aérea Argentina, abre una serie de interrogantes, y que si bien se trata de un sistema usado por 26 países y comprobado en combate, no estaba clara su capacidad de disuasión y estímulo para una negociación diplomática y pacífica amparada en el derecho internacional frente a una amenaza concreta sobre la cual la Argentina viene siendo víctima: la ocupación militar y colonial de nuestras Islas Malvinas. ¿Van a llegar la totalidad de las unidades comprometidas? ¿Se va a robustecer la política exterior argentina a tal punto que obligue a los británicos a sentarse a negociar por el reclamo argentino? ¿Esta incorporación encarece el presupuesto de las Islas al gobierno británico? Vale aclarar que se trata de una compra que supera los USD $600 millones de inversión y que no cuenta con financiamiento. No obstante, es dable destacar que esta adquisición ha sido posible producto de un trabajo previo de acuerdos entre la Argentina y los Estados Unidos de América realizados por la gestión anterior que le permitieron al Estado nacional adquirir material de origen norteamericano que fuera utilizado previamente por un tercer país, como es el caso de los aviones P3 Orión, que llegarán de Noruega para realizar las tareas de vigilancia y el control del litoral marítimo.  

Leí que el ministro de Defensa Luis Petri publicó en su cuenta de la red social X que la Defensa estaba más activa que nunca, por lo tanto pregunto: si tan activa está ¿por qué no se avanzó con la jerarquización salarial para el personal militar que se inició en la gestión del ex ministro Jorge Taiana? ¿Está activa porque continuaron con la modernización de los Tanques TAM 2 C que se iniciaron con el ex ministro Agustín Rossi? ¿Es porque este gobierno intenta involucrar a la Argentina en el conflicto de Rusia y Ucrania? ¿Será porque van a gastar USD 589.499 en el alquiler del Hotel Hilton de Mendoza en la Conferencia de Ministros de Defensa de las Américas?

Por último, es sabido que la ciberdefensa tiene cada vez mayor relevancia para los intereses de la Defensa nacional. Es uno de los asuntos del trabajo de cooperación  internacional que se realizan con otros ministerios de Defensa, y parte de la agenda de trabajo con las fuerzas armadas. Por ejemplo, es uno de los puntos en la actual conferencia sudamericana de Defensa “Southdec” que esta semana reúne en Santiago de Chile a los jefes de Estados Mayores Conjunto de la región con el Comando Sur de los Estados Unidos. No obstante, y en relación a una cooperación de los Estados Unidos de América sobre este tema, en estos últimos días algunos medios se hicieron eco de una información falsa que sostiene que solicité designar a un asesor extranjero para la ciberdefensa argentina. En este punto me gustaría ser claro: la propuesta de cooperación para ofrecer un recurso humano por parte de los Estados Unidos fue recibida e inmediatamente girada y enviada a la Secretaría de Estrategia y Asuntos Militares, de donde depende orgánica y funcionalmente la subsecretaría de Ciberdefensa. En ningún momento, ni quien suscribe, ni el ex ministro de Defensa Jorge Taiana, solicitamos la incorporación de personal extranjero al área de CiberDefensa. Más aún, las áreas mencionadas tampoco solicitaron la evaluación política sobre esa posibilidad. Finalmente, si hubiera sido consultado, habría manifestado el desacuerdo con la designación de personal extranjero de cualquier país en un área crítica y sensible. El Memorándum de Entendimiento firmado en marzo del 2024 entre el gobierno de Milei y el gobierno de los Estados Unidos, expone de manera brutal la dependencia de la Argentina y favorece la intromisión de terceros actores en temas cruciales para la Defensa Nacional.

Para terminar, este hecho como tantos otros expresan la necesidad de la autocrítica: los peronistas tenemos que aprender de nuestros errores para no volver a cometerlos. Tenemos valores, historia y una larga tradición en cuanto al compromiso con el derecho internacional, el respeto por la integridad territorial, la integración regional y en no inmiscuirnos en los intereses o asuntos internos de terceros países. Nos toca empezar a recuperar la confianza perdida que le permita a nuestro pueblo lograr su desarrollo y felicidad.   

* Ex Secretario de Asuntos Internacionales para la Defensa