Los cuerpos de los cuatro menores desaparecidos fueron encontrados el 24 de diciembre de 2024, cerca de la base de la Fuerza Aérea Ecuatoriana (FAE) en la localidad de Taura, parroquia de Naranjal, Guayas, a unos 30 kilómetros hacia el sur de Guayaquil.
Ismael, de 15 años, su hermano Josué, de 14, Saúl, de 15, y Steven, de 11, estaban muertos, con sus cuerpos calcinados y fangosos, en una zona de manglares. El operativo militar que los privó de su libertad en el barrio popular Las Malvinas ascendía a 16 uniformados vestidos con trajes de campaña. Faltaban desde el 8 de diciembre.
Desde el cáliz campanulado de los Andes, suena Violeta Parra con guitarra criolla y bombo arrullador. “Maldigo la primavera con sus jardines en flor / Y del otoño el color yo lo maldigo de veras / A la nube pasajera la maldigo tanto y tanto / Porque me aqueja un quebranto maldigo el invierno entero / Con el verano embustero maldigo profano y santo / Cuánto será mi dolor”.
Carbonizados y cercenados, con señales de tortura, fueron identificados mediante pruebas genéticas. Habían ido a patear una pelota entre el déficit de calles asfaltadas, la superabundancia de polvo, y las necesidades del sector popular Las Malvinas, que empezó a amontonar sus veinte mil habitantes cuando Argentina combatió contra Gran Bretaña. El 1 de enero de 2025, fueron enterrados en el cementerio Ángel María Canals.
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En febrero de 2025, Ecuador protagonizará una elección presidencial. Habla el cálculo, entre los sufragios y la muerte. Se dijo que quienes cuestionaban a las Fuerzas Armadas buscaban desprestigiar el trabajo de la institución y hacerle el juego al crimen organizado.
Luego, en un giro copernicano, que se había sugerido a una comisión que los cuatro chicos fueran considerados “como héroes nacionales”, y que se estaba del lado de la justicia: “Haya sido un civil, un cura, un policía, un militar involucrado, al final del día, la gente necesita respuestas. No vamos a encubrir a nadie". La Asamblea Nacional declaró tres días de luto institucional, reflejando la gravedad del caso y su impacto en la sociedad ecuatoriana.
Habla la aflicción, entre la tragedia y la indignación. Los sufrientes expresan que los chicos no eran terroristas, que “eran futbolistas”; “niños, no delincuentes”.
Familiares, vecinos de Las Malvinas, y organizaciones sociales expresaron durante una marcha que no habrá “ni perdón ni olvido”, que “queremos justicia” y que “con racismo como política de Estado no podemos ser un país”. En la esquina donde fueron detenidos los menores, se ofició un chigualo, ritual mortuorio de la cultura afroecuatoriana para velar a un niño: unas manitos infantiles pintadas sobre papel de color verde, velas blancas y rosas húmedas.
El fecundo cántaro cautivo se escurre hacia abajo, absorbido por la roca de la serpiente ancestral. Canta Violeta, pezuñas de cabra secas y soplidos de zampoñas. “Cogollo de toronjil / Cuando me aumenten las penas / Las flores de mi jardín / Han de ser mis enfermeras”.
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El 9 de enero del 2000 la economía ecuatoriana se dolarizó. Esa medida evitó la hiperinflación que afectaba al sucre, facilitó las transacciones internacionales, y permitió planificar a largo plazo. Según muchos expertos, al dotar a la actividad de un corsé, limitó la capacidad para responder a las crisis, convirtió al país en económicamente dependiente del precio del petróleo, y no ayudó a mejorar ni la educación ni la salud.
El crimen organizado pudo recibir ingresos más altos que los de un sector empresario débil y de baja productividad, por lo que creció, lo que fundamenta la ola de violencia y el narcotráfico. Fue precisamente por dicha inseguridad que el gobierno aplicó en 2024 el “Plan Fénix” de riesgo interno. Esta decisión supuso reducir la violencia y el crimen organizado, mediante los estados de excepción y la militarización de la seguridad ciudadana.
Desde el inicio, se llevaron a cabo operativos que detuvieron miles de personas, incluyendo terroristas y miembros de organizaciones criminales; se incautaron armas y drogas; se redujeron muertes violentas; y se recibió la colaboración del Servicio Secreto de los EEUU para la formación en el área.
También desde el inicio se reportaron casos de abusos por parte de las fuerzas de seguridad, incluyendo violaciones a los derechos humanos y falta de transparencia en las operaciones. Los casos de desmanes policial y militar y la discriminación a la raza afroecuatoriana no son hechos aislados. La detención ilegal se convierte en desaparición forzada, y se ha dicho que algunos de los asesinatos “tienen cada vez más el perfil de un crimen de Estado”. Más allá de las medidas punitivas y militarizadas, son necesarias adicionales para abordar las causas profundas del problema, entre las que está la desigualdad, la pobreza y la falta de oportunidades. Agravamientos y deudas que vibran en Los Cuatro de Guayaquil.
Canta Violeta Parra, viola de chicha y palta, cuenca del espanto. “Tanto que me decía la gente / Gavilán, gavilán, tiene garras / Y yo sorda seguí monte arriba / Gavilán me sacó las entrañas”.