OPINIóN
Consumo

Lo que se esconde detrás de la pelea de MODO y Mercado Libre

La verdadera causa de la disputa es el manejo del dinero digital y de la big data. Con llegada a millones de usuarios, cuando los billetes papel no circulen más –algún día sucederá- serán líderes escapando al control del Estado y controlarán la billetera de los usuarios.

Mercado Libre vs Modo
Mercado Libre vs Modo | Cedoc

Cualquiera pensaría que detrás de las denuncias cruzadas entre Mercado Libre y los 36 Bancos nucleados en la plataforma MODO, es una disputa por quién cobra más comisiones, o quién vende más licuadoras o calefones financiados. Pero esa es una minúscula, digamos microscópica, visión del conflicto.

Lo que se esconde detrás de estos dos gigantes del mercado argentino es ni más ni menos que el manejo del dinero digital y de la big-data. Ambas plataformas, con llegada a millones y millones de usuarios, son las encargadas de generar créditos y débitos y de hacerlos circular. Es decir: ambas son emisoras de dinero. 

En la era de la dolarización, de la lenta pero inexorable desaparición del dinero físico, y de la más veloz pero igualmente inexorable desaparición de las monedas débiles (como el peso argentino), quien domine la transacción financiera digital dominará, ni más ni menos, que la masa de dinero de la economía.

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Mercado Libre que pretende convertirse en un banco global, o de alcance multinacional, pero escapando del control de los Bancos Centrales, encarna ni más ni menos que el mismo espíritu rebelde que anima a las cripto monedas. Un sistema de dinero absolutamente en manos de los particulares, dejando afuera al Estado como gran protagonista del mercado financiero relegado al rol de ocasional auditor externo.

Por el otro lado los jugadores tradicionales, los Bancos, que respetaron y obedecieron históricamente las reglas del Estado para ser socios de éste en el manejo de toda la masa monetaria, se ven jaqueados ante la alternativa de cerrar aún más las puertas del sistema que opera como un zoológico donde cazan con comodidad, o permitirles la entrada al juego a otros jugadores, esta vez, tecnológicos; y competir con ellos o verse en la cruda disyuntiva de sucumbir. 

Quien domine la transacción financiera digital dominará, ni más ni menos, que la masa de dinero de la economía"

Los Bancos serán empresas tecnológicas o dejarán de existir. 

El conflicto se disfraza de muchas formas: regulaciones de la autoridad monetaria, denuncias en Defensa de la Competencia, agresividad en “promociones”, monopolios de representación de sistemas de tarjetas de crédito (que en realidad son propiedad de los propios Bancos), etc.

Todos ellos saben que el dinero digital llegó hace rato, pero ahora está empezando a ocupar el lugar previsto, y quieren ser sus operadores exclusivos. La “torta” es enorme: ni más ni menos que el reemplazo del Estado como emisor monetario.

Los bancos denunciaron a Mercado Libre por abuso de posición dominante

En nuestro país ello va de la mano con la intención gubernamental de demoler al BCRA, prohibir la emisión espuria y finalmente sacar de circulación al peso. Renunciar al señoreaje, y permitir que los particulares sean en definitiva los principales actores, los verdaderos “soberanos”. Es decir que Mercado Libre y los Bancos juegan un juego al cual los particulares no están aún invitados sino como consumidores o contribuyentes.

El Estado mientras tanto saca un rédito enorme: todo el juego digital le facilita, aparentemente, la recaudación impositiva.

La reactivación de la firma digital implementada a instancias del Sr. Ministro Sturzenegger va en el sentido correcto para eliminar totalmente el papel en la economía. Despapelización que alcanza, lógicamente, al papel moneda. Porque el quid de la cuestión digital pasará inexorablemente por la seguridad transaccional y la disminución del fraude. 

El mundo de los negocios del dinero digital incluye lógicamente al sistema de tarjetas de crédito y débito, las “billeteras digitales”, la compra y venta digital de bienes y servicios, y toda otra transacción que pueda imaginarse; porque una economía digital no puede existir sin dinero digital, y este ámbito implica el traslado de toda la economía tradicional al ámbito virtual, pero con consecuencias muy reales y tangibles para todos nosotros.

Si Ud. desea comprar un perro de raza o una acción de una empresa extranjera, basta la red digital. El que maneje su dinero manejará quién le vende, qué le vende, cuándo se lo vende"

De la mano del comercio digital  en forma inescindible, el negocio de la big data, es decir: quién es quién en el mundo. Empleados, jefes, terratenientes, jubilados, titulares de planes sociales, empresarios, cuentapropistas, artistas y prestamistas: todos se encontrarán perfectamente identificados a fin de ser “abordados” desde diferentes aspectos de la actividad humana.

Y quien controle eso, controlará el mundo.

Si Ud. desea comprar un perro de raza o una acción de una empresa extranjera, basta la red digital. El que maneje su dinero manejará quién le vende, qué le vende, cuándo se lo vende, qué propaganda le hará, qué servicio le ofrecerá, qué repuesto de automóvil necesita, cómo se entretiene,  qué tiene en su heladera y qué le falta.

“La empresa que no crece se muere” es un viejo y certero adagio entre quienes nos dedicamos al mundo empresario. El crecimiento de las empresas financieras y comerciales pasanecesariamente por su inserción exitosa en del mundo digital. 

En nuestro país ello va de la mano con la intención gubernamental de demoler al BCRA, prohibir la emisión espuria y finalmente sacar de circulación al peso"

En éste esquema, los actores pesados del mercado sostienen que “es mejor pedir perdón que pedir permiso”, y si tienen que pagar multas de la CNDC, del BCRA, o de cualquier otra entidad administrativa o judicial, pues no será problema para quienes manejan todo el dinero. Pero lo que nunca negociarán es su posición dominante, porque de ello depende su supervivencia. Y si aparentemente se “abren” hacia otros actores, lo harán de tal forma que el tercero que pretenda entrar sea siempre un subalterno, tecnológico o económico. Lo indispensable para cumplir aparentemente con la norma, pero dejar en el fondo intacta la supremacía de sus empresas.

John Rockefeller, el ejemplo más acabado de empresario exitoso, y ejemplo del trust y de la actividad monopólica, condenado a partir su petrolera en EEUU en 1909 en 34 empresas por efecto de la aplicación de la Sherman Act (una de las primeras leyes antitrust del mundo), dijo que lo mejor que le podría haber pasado era la condena, porque las partes de su empresa convertidas en nuevas empresas, sumadas valían más que la empresa originaria. 

Y por supuesto, continuó cartelizando a sus subsidiarias, sin sufrir el embate del Estado y disimulando su actividad detrás de muchas fachadas.

El cambio de paradigma económico mundial llegó para quedarse, y las estrategias de las empresas para crecer y ser más rentables y poderosas se vestirán muchas veces de ropajes tan inocentes como el de la promoción para comprar una licuadora. 

*Abogado, especialista en asesoramiento de empresas, ex profesor de derecho financiero