Una gran movilización popular confrontó con el discurso de Javier Milei en el Foro Económico Mundial de Davos, cónclave que se reúne anualmente desde 1971 para una lectura de los poderosos sobre los problemas del capitalismo.
La provocación presidencial en sus dichos generó una masiva respuesta de repudio, que oculta los temas que allí se trataron. La reunión fue convocada bajo el grandilocuente título de “Colaboración para la era de la inteligencia”.
Entre los principales ejes se sustentaba el debate sobre como “reconstruir confianza”, claro, de los inversores capitalistas y su lógica de la ganancia.
También, “repensar el crecimiento”, ante la desaceleración de la economía mundial y por ende, recomponer negocios alicaídos en el capitalismo contemporáneo.
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Otro asunto aludía a “salvar al planeta” ante la crisis climática, negada por Trump o Milei y muchos negacionistas de la contaminación ambiental derivada del modelo productivo destructor de la Naturaleza.
Se planteó cómo abordar la “economía en la era de la inteligencia”, especialmente en lo relativo a generar cambios en las relaciones laborales para adaptar el empleo a la innovación tecnológica y la digitalización, todo en la lógica de mayor productividad y ganancias empresarias.
Finalmente, “invertir en las personas”, una concesión para pensar en esa mayoría social excluida del avance tecnológico y que puebla la ampliación de una inmensa base empobrecida en el mundo.
Argentina en Davos
El que habló sobre estos temas en un debate relativo a América Latina y el caribe, fue Damián Reider, el asesor en jefe que Milei postulara junto a él como futuros premiados por el banco de Suecia.
Reider destacó el ajuste económico y fiscal como premisa para asumir los desafíos del país, de la región y del mundo.
Con soberbia señaló que el mundo debe hacer lo que hace con “éxito” la Argentina. Destacó que no es ningún milagro, sino que es producto de “ideas” claras, liberales y de “coraje”. Claro, para disciplinar a la sociedad en la regresiva reestructuración en curso.
Si el temario estaba elaborado con el lenguaje diplomático de los conclaves globales, la respuesta fue directa, ajuste y reestructuración para la recomposición del orden capitalista.
A la hora de los desafíos sostuvo que el presente y el futuro es la inteligencia artificial, demandante de enormes masas de energía y que el país está en el camino de producir y exportar en magnitudes importantes la energía.
En particular se refirió a la “energía nuclear” y anticipó que estará al frente del ente nuclear nacional para impulsar en plan que se difundirá en febrero de 2025.
Al respecto señaló que la Argentina irá a contramano del cierre nuclear propiciado por Alemania y estar a la vanguardia de la transformación y transición energética.
El país es rico en bienes comunes, en agua y tierra, que abundan en la Patagonia, y claro, la Argentina abre sus puertas a inversores externos para el uso mercantil de bienes comunes muy preciados en el mundo.
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La receta de Reider y Milei, destacada por el funcionario es “achicar el gobierno”, el ajuste con “disciplina fiscal y monetaria”, más fuerte “intervención del sector privado”.
Es una propuesta que sostuvo Álvaro Alsogaray a mediados del siglo pasado y que retomaron los gobiernos de la restauración conservadora con la genocida dictadura, en los 90 del siglo pasado y retomado con entusiasmo por le macrismo y ahora por el gobierno de la ultraderecha, con más audacia, complicidades institucionales y consenso electoral.
La marcha de repudio del 1 de febrero deberá asumir el programa de crítica al plan completo que se ejecuta diariamente y que también estuvo en Davos, como modelo a seguir en otras latitudes.
Hay reservas democráticas en el país contra la discriminación y el racismo, las que deberán asumir la perspectiva de confrontación al ajuste y a la regresiva reestructuración de la economía, del Estado y de la sociedad.
Resulta ello imprescindible si se pretende dar una respuesta alternativa a los propios problemas que define el capital concentrado y el poder local y mundial.