“Creo que todos buscamos lo mismo, no sabemos muy bien qué es ni dónde está”. Con esta frase comienza la canción La Libertad de Andrés Calamaro, publicada hace más de 20 años. Estas palabras me parecieron especialmente relevantes en nuestra era, en donde la tecnología cambió tanto nuestras vidas y nuestras nociones de independencia.
Por un lado, es obvio que vivimos en una era donde la tecnología nos permite empoderarnos de una manera que ninguna generación anterior pudo haber imaginado. Pero por otro lado, esta misma tecnología, que ofrece tantas oportunidades, también cuestiona nuestras libertades. ¿Realmente somos más libres gracias a la tecnología, o estamos más controlados por ella y necesitamos más de ella que antes?
La prueba de Alan Turing: fin de la barrera entre humanos y máquinas
Calamaro canta una canción sobre la constante búsqueda de algo inalcanzable. Ahí un poco el concepto de sedentarismo cognitivo viene a la mente, donde la tecnología facilita tantas tareas cotidianas que nos volvemos intelectualmente un poco -o un poco mucho mejor dicho- sedentarios, confiando en dispositivos y algoritmos para pensar y decidir, muchas veces, por nosotros.
¿Realmente somos más libres gracias a la tecnología, o estamos más controlados por ella y necesitamos más de ella que antes? "
Byung-Chul Han, en su best seller La sociedad del cansancio, publicado en 2010, explora cómo la sobrecarga de información y la constante conexión digital nos agotan y nos privan de una libertad genuina. Según Han, en lugar de ser más libres, estamos atrapados en una red de exigencias y expectativas autoimpuestas, donde la autenticidad y la reflexión profunda son cada vez más dificiles de conseguir.
¿Qué significa ser auténtico en un mundo donde cada movimiento es monitoreado y analizado?"
La dependencia tecnológica también nos lleva a cuestionar si nuestras decisiones y pensamientos son realmente nuestros. ¿Estamos eligiendo libremente o estamos siendo guiados por algoritmos que nos conocen mejor que nosotros mismos? Esta es una pregunta crucial en el debate sobre la libertad en la era digital.
¿Cómo podemos establecer límites saludables con la tecnología para preservar nuestra libertad? ¿Qué significa ser auténtico en un mundo donde cada movimiento es monitoreado y analizado? ¿Podemos encontrar un equilibrio entre el uso de la tecnología y la preservación de nuestra autonomía personal?
Quizás, como dice Calamaro, la libertad es algo que siempre buscamos y rara vez encontramos. Pero en esta búsqueda constante, es fundamental que la tecnología nos sirva y no nos esclavice. Que nuestras elecciones sean nuestras y no dictadas por un algoritmo. Que podamos vivir con la certeza de que, aunque la libertad sea difícil de alcanzar, nunca dejaremos de buscarla, y en esa búsqueda, encontraremos nuestro verdadero ser.
